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Devociones marianas en el mundo |
Adoración de los Reyes Magos, Peter Paul Rubens, 1616 - Iglesia de San Juan en Malinas, Bélgica |
Artículo de portada
El pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz El nacimiento del Niño Dios pone de manifiesto ante nuestros ojos el hecho de la Encarnación... |
La vida del Divino Salvador comenzó en medio de afrentas
La prodigiosa inspiración del Espíritu Santo
El censo en Belén
Navidad en Pisco
La reina Isabel la Católica podría ser beatificada
El pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz
Santa Adelaida
El árbol de Navidad
Sublime diálogo de almas
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Palabras del Director V
Estimados amigos:
“El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande; habitaba en tierra y sombras de muerte, y una luz les brilló” (Is 9, 1). Así, de un modo poético y con más de 600 años de antelación, el profeta Isaías previó el nacimiento de Jesús.
Las Sagradas Escrituras recogen otros tantos anuncios de la venida del Hijo de Dios, como el que nacería de una Virgen (cf. Is 7, 14).
Los justos del Antiguo Testamento esperaban que el mundo saliera de las tinieblas cuando se cumplieran las profecías sobre la venida del Mesías. Ellas se realizaron con el advenimiento del Sol de Justicia, que vino “para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz” (Lc 1, 79).
En la oscuridad de una noche fría, en una gruta a las afueras de Belén —que este año padecerá los flagelos de la guerra— , nació el Sol prometido, Aquel que dijo: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (Jn 8, 12).
De ahí provienen los símbolos que utilizamos en Navidad para decorar nuestros hogares, como la vela que ilumina, la estrella que guía, el sol que calienta suavemente y el gallo que canta anunciando la salida o nacimiento del astro rey.
En diciembre de 1951, Plinio Corrêa de Oliveira escribió para la revista Catolicismo su primer artículo navideño, cuyo texto ofrecemos como Tema del Mes en la presente edición.
Como complemento, publicamos diversas materias sobre panetones y dulces navideños, meditaciones para la Nochebuena y los orígenes del árbol de Navidad, entre otros artículos.
Por fin, deseamos a nuestros queridos lectores y colaboradores una santa y feliz Navidad, así como un Año Nuevo lleno de gracias y bendiciones del Niño Dios y de su Santísima Madre, para que el “poder de las tinieblas” sufra una colosal derrota.
En Jesús, María y José,
El Director
Estimados amigos:
“El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande; habitaba en tierra y sombras de muerte, y una luz les brilló” (Is 9, 1). Así, de un modo poético y con más de 600 años de antelación, el profeta Isaías previó el nacimiento de Jesús.
Las Sagradas Escrituras recogen otros tantos anuncios de la venida del Hijo de Dios, como el que nacería de una Virgen (cf. Is 7, 14).
Los justos del Antiguo Testamento esperaban que el mundo saliera de las tinieblas cuando se cumplieran las profecías sobre la venida del Mesías. Ellas se realizaron con el advenimiento del Sol de Justicia, que vino “para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz” (Lc 1, 79).
En la oscuridad de una noche fría, en una gruta a las afueras de Belén —que este año padecerá los flagelos de la guerra— , nació el Sol prometido, Aquel que dijo: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (Jn 8, 12).
De ahí provienen los símbolos que utilizamos en Navidad para decorar nuestros hogares, como la vela que ilumina, la estrella que guía, el sol que calienta suavemente y el gallo que canta anunciando la salida o nacimiento del astro rey.
En diciembre de 1951, Plinio Corrêa de Oliveira escribió para la revista Catolicismo su primer artículo navideño, cuyo texto ofrecemos como Tema del Mes en la presente edición.
Como complemento, publicamos diversas materias sobre panetones y dulces navideños, meditaciones para la Nochebuena y los orígenes del árbol de Navidad, entre otros artículos.
Por fin, deseamos a nuestros queridos lectores y colaboradores una santa y feliz Navidad, así como un Año Nuevo lleno de gracias y bendiciones del Niño Dios y de su Santísima Madre, para que el “poder de las tinieblas” sufra una colosal derrota.
En Jesús, María y José,
El Director
Promovido por la Asociación Santo Tomás de Aquino