Estimados amigos:
Aún guardo en la retina las imágenes que por la televisión vi de pequeño, a comienzos de mayo de 1962. En ellas aparecía Antonio Cabrera Pérez- Camacho, un niño procedente de las islas Canarias, mostrando a una audiencia asombrada el pie sobre el cual el entonces beato fray Martín de Porres había operado el milagro requerido por la Iglesia para proceder a su canonización.
En 1956, Antonio tenía cuatro años de edad y un bloque de concreto de treinta kilos cayó accidentalmente sobre su pie izquierdo. Ante el surgimiento de la gangrena, cuatro médicos consultados prescribieron la inmediata amputación del miembro inferior. Los familiares le aplicaron con fe al pie deshecho una imagen del santo, y la noche del 1º de setiembre desaparece la gangrena y se inicia normalmente el proceso de cicatrización, por lo que se volvió innecesaria la tenaz cirugía.
Luego de la aprobación del milagro por la Congregación para la Causa de los Santos, el Papa Juan XXIII convocó a un Consistorio; y, oídas las opiniones de los cardenales, fijó para el día 6 de mayo la ceremonia de canonización del santo peruano.
En la actualidad, el Dr. Cabrera tiene 60 años, es médico odontoestomatólogo y regenta una clínica de su especialidad en Santa Cruz de Tenerife. Guarda una gran fe por su celestial patrono. Curiosidades de la vida: fray Martín como barbero, ejerció el oficio de sacamuelas en el convento dominico.
En Lima, los actos y celebraciones de 1962 fueron grandiosos. Pocos hechos han dejado una huella tan indeleble en nuestra historia religiosa contemporánea.
El próximo 6 de mayo se conmemoran 50 años de la canonización de San Martín de Porres. ¿Seremos testigos de un nueva aurora para nuestra fe católica? —Confiemos en que nuestros recuerdos y reflexiones contribuyan a ello, cual granito de arena, a la espera del cumplimiento de la gran promesa hecha por la Santísima Virgen en Fátima, hace 95 años: “¡Por fin, mi Inmaculado Corazón triunfará!”
En Jesús y María,
El Director