Estimados amigos:
El año 1163, en el apogeo de la civilización
medieval, se inició la construcción de la fabulosa
catedral de
Notre Dame en París, cuyo 850
aniversario está siendo conmemorado.
Francia posee numerosas y magníficas
catedrales góticas, como las de Saint-Denis,
Reims, Chartres, Amiens, Bourges, etc. Sin
embargo, ninguna de ellas inspiró tanto a
literatos y artistas como Notre Dame de París.
Al analizar algunos detalles de su portentosa
construcción, debemos resaltar la armonía de los
colores de sus vitrales y rosetones; la majestuosa
imagen de Nuestra Señora de París en el
transepto; los altorrelieves policromados que
circundan el coro, ilustrando episodios de la
Historia Sagrada; la imaginería externa con toda
su riqueza simbólica; las tétricas gárgolas que
recuerdan la acción maléfica del demonio que
ambiciona la condenación eterna de las almas.
En Notre Dame no apenas ocurrieron hechos
gloriosos, sino que se practicaron ignominiosas
infamias, como su transformación en templo de
la “diosa razón”, representada por una mujer
impúdica durante la Revolución Francesa.
Es digna de mención la restauración
realizada en el siglo XIX por Viollet-le-Duc. Este
célebre arquitecto estaba convencido de que el
gótico medieval era el estilo que mejor se
adecuaba al genio francés.
Ahora asistimos a la flamante restauración
de las campanas de Notre Dame; destruidas hace
dos siglos por los revolucionarios franceses,
como manifestación de odio a la Iglesia. Ello ha
concitado la atención general, como se podrá
apreciar en la crónica que presentamos como
Tema del Mes. Se calcula que más de un millón y
medio de personas ya han asistido a
los festejos
por los 850 años de la “Iglesia de una belleza
perfecta, alegría del mundo entero”.
En Jesús y María,
El Director