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Abad y confesor Firme defensor de la indisolubilidad del vínculo matrimonial y de la veneración de las imágenes. Fue el último representante en Oriente de la independencia de la Iglesia frente al Imperio, y de la unidad con Roma antes del trágico cisma. Plinio María Solimeo
En el Martirologio Romano Monástico encontramos el siguiente registro “en Constantinopla, en el año 826, el nacimiento en el cielo de san Teodoro el Estudita, abad y admirador de la tradición patrística. Para él, las órdenes monásticas eran como ‘los nervios de la Iglesia’. Convirtió el monasterio bizantino de Studion en un cenobio de sabios y santos mártires, víctimas de la persecución iconoclasta. Sufrió el exilio en tres ocasiones por defender la santidad del matrimonio cristiano frente al adulterio del emperador Constantino VI y por apoyar el culto a los santos iconos”. Miembro de una de las familias más influyentes de Constantinopla Teodoro nació en Constantinopla, entonces capital del Imperio Romano de Oriente, el año 759. Era el hijo mayor de Photeinos, un importante funcionario de la burocracia financiera del palacio. Su madre, Teoctisa, procedía de una distinguida familia de la capital imperial. Un hermano suyo, Platón, también era un importante funcionario de la misma administración. De este modo, la familia controlaba una parte significativa Según sus hagiógrafos, Teodoro recibió una educación acorde con la posición de su familia, estudiando en su casa antes de entregarse a la teología. Fundador del monasterio de Sakkudion El año 759, el tío materno de Teodoro, Platón, dejó su cargo en el palacio, se hizo sacerdote y fue admitido en el monasterio de Symbola, en Bitinia. Al morir el emperador León IV (775-780), convenció a Teodoro, a su padre y hermanos, a emitir también los votos monásticos. La familia se trasladó entonces a Bitinia, donde transformaron en monasterio una propiedad que poseían en la orilla asiática del Bósforo, cerca de Constantinopla. Este monasterio pasó a ser conocido como Sakkudion. Platón se convirtió en el abad de la nueva fundación, y Teodoro en su mano derecha. Ambos trataron de organizar el monasterio siguiendo los escritos de san Basilio de Cesarea, considerado el patriarca de los monjes de Oriente. El patriarca Tarasio (730-806) confirió el sacerdocio a Teodoro, quien en el año 794 se había convertido en abad del monasterio de Sakkudion, debido a que su tío se había retirado para dedicarse al silencio. Platón fue igualmente elevado a la honra de los altares. El caso del “Sínodo del Adulterio” En aquel mismo año 794 tuvo lugar el llamado Sínodo del Adulterio. El emperador Constantino VI (776-797) decidió separarse de su esposa María de Amnia para casarse adulterinamente con una dama de compañía de su madre, la emperatriz Irene, que era prima de Teodoro. Él y su tío condenaron esta unión sacrílega.
Pocos meses después, el emperador proclamó augusta a su concubina. Como el patriarca Tarasio no quiso celebrar el matrimonio ilegal, Constantino encontró un ministro complaciente, José, que el año 795 bendijo oficialmente la unión adúltera. San Teodoro, en aquella época, escribió en una epístola que el divorcio del emperador había causado una profunda perturbación en el mundo cristiano (concussus est mundus) y, junto con san Platón, protestó enérgicamente en nombre de la indisolubilidad del vínculo matrimonial. “Coronando el adulterio”, afirma Teodoro, el sacerdote José se opuso a las enseñanzas de Cristo y violó la ley divina. Para nuestro santo, asimismo era condenable el patriarca Tarasio, quien, aunque no aprobaba el nuevo matrimonio, se mostró tolerante al evitar excomulgar al emperador y castigar al sacerdote José. Basándose en la autoridad de san Basilio, Teodoro reivindicó la facultad concedida a los súbditos de denunciar los errores de su propio superior, y los monjes de Sakkudion rompieron la comunión con el patriarca por su complicidad en el divorcio del emperador.* Exilio y retorno La respuesta del emperador no se hizo esperar. En setiembre de 796 mandó arrestar a Platón, a Teodoro y a varios otros monjes de Sakkudion, y los exilió a Tesalónica. Mientras tanto, en Constantinopla, la oposición a Constantino, considerado un pecador público, crecía día a día. Ocurrió entonces que, durante una revuelta en palacio, el emperador fue cegado por orden de su madre Irene, quien asumió entonces el mando del Imperio. El año 799 ella llamó de vuelta a los exiliados y le ofreció a san Teodoro el monasterio de Studion, adonde se trasladó con gran parte de la comunidad de Sakkudion, que estaba siendo amenazada por los árabes. Durante el período de regencia de la emperatriz Irene, el abad Platón y Teodoro se habían reconciliado con el patriarca Tarasio, quien en el Segundo Concilio de Nicea había aprobado el culto a las imágenes. San Platón asumió temporalmente el mando del nuevo monasterio de Studion, pero luego volvió a su silencio, dejando a su sobrino en el cargo. San Teodoro compuso una regla para su gobierno y le dio tan excelente organización que luego fue tomada como modelo por todo el mundo monástico bizantino de la época. Todavía hoy ella perdura en el Monte Athos y en el monacato ruso. Ejemplo de administración Es sorprendente el sistema del santo en la dirección de su monasterio. Complementó las reglas algo teóricas de san Basilio con reglamentos específicos relativos a la clausura, la pobreza, la disciplina, el estudio, los servicios religiosos, los ayunos y el trabajo manual. Y lo más curioso: especificó los deberes de los distintos miembros de la comunidad en versos compuestos por él mismo. Hizo construir varios talleres para los distintos oficios, una biblioteca y una sala para la elaboración de manuscritos (scriptorium), actividad tan importante en una época en la que aún no existía la imprenta. San Teodoro mantenía contacto con varios otros monasterios que giraban alrededor de Studion a través de su prodigiosa producción literaria, sobre todo cartas y catecismos, desarrollando para este contacto un sistema tan elaborado de mensajeros, que se asemejaba a un verdadero servicio postal privado. Nuevamente exiliado
Sucedió, sin embargo, que uno de los ministros imperiales, Nicéforo, dio un golpe de Estado y se proclamó emperador. Este, para sustituir al entonces fallecido Tarasio en el Patriarcado, eligió a un laico, homónimo suyo, que trabajaba en la burocracia de palacio. San Teodoro y sus monjes protestaron contra el ascenso de un laico al trono patriarcal, por lo que fueron encarcelados durante 24 días, tras los cuales regresaron a su monasterio. El nuevo patriarca restableció en su cargo al sacerdote José, que había sido destituido por Tarasio. Teodoro, que era superior de la comunidad monástica de Studion, protestó enérgicamente contra la rehabilitación del padre José y, cuando este retomó su ministerio sacerdotal, rompió la comunión con el patriarca Nicéforo. Su monasterio fue ocupado militarmente, y él, su tío y su hermano José, arzobispo de Tesalónica, fueron arrestados, condenados y nuevamente exiliados. Un sínodo convocado por el emperador reconoció —con el beneplácito de sus partidarios— la legitimidad del segundo matrimonio de Constantino, confirmó la rehabilitación del sacerdote José y anatematizó a Teodoro, Platón y José, que fue destituido de su cargo como arzobispo. El santo protestó contra las decisiones de este sínodo faccioso y, por ello, él, su tío y José fueron desterrados a las Islas de los Príncipes. Sin embargo, durante su exilio, Teodoro mantuvo una intensa actividad literaria, escribiendo numerosas cartas a su hermano, a varios monjes estuditas, a miembros influyentes de su familia e incluso al Papa León III. También siguió componiendo catecismos para la congregación estudita y escribiendo una serie de poemas. Paladín en la defensa del culto a las sagradas imágenes A raíz de la muerte del emperador Nicéforo en 811, ascendió al trono León V el Armenio (775-820). Este destituyó al patriarca Nicéforo y condenó el culto a las imágenes. San Teodoro asumió entonces el liderazgo de la resistencia contra la iconoclasia y fue uno de los grandes defensores de las imágenes sagradas durante esta segunda fase de la herejía. Asimismo, negó valientemente el derecho del emperador a interferir en los asuntos eclesiásticos. El 4 de abril del 814, el tío de Teodoro, san Platón, murió en el monasterio de Studion después de una larga enfermedad. El santo compuso una larga oración fúnebre, la Laudatio Platonis, que sigue siendo una de las fuentes más importantes para la historia familiar. El Martirologio Romano consigna: “En Constantinopla, el año 814, san Platón, abad, que luchó durante muchos años con valentía invencible contra los destructores de las santas imágenes y, junto con su sobrino san Teodoro, fundó el famoso monasterio estudita”. Sin embargo, el santo no se mantuvo totalmente pasivo en su resistencia a la iconoclasia. Por el contrario, el Domingo de Ramos de 815, promovió una solemne procesión, dentro de los muros del monasterio, con mil monjes de Studion que, a la vista de los que estaban fuera, llevaban los iconos sagrados, entonando solemnes aclamaciones en su honor. Esta procesión provocó la reacción de la policía. Debido a su audacia en la defensa de las sagradas imágenes, Teodoro fue, en varias ocasiones entre los años 815 y 821, arrestado y tratado con gran crueldad, azotado y exiliado a diversos lugares de Asia Menor, y su monasterio entregado a los monjes iconoclastas. Incluso en el exilio, el santo siguió siendo el punto central de la oposición al cesaropapismo y a la iconoclasia. Pero el santo no permaneció inactivo. Al igual que la vez anterior, ejerció una gran influencia durante el primer año de su exilio mediante una campaña masiva de envío de cartas. Por ello, en 816 fue trasladado a Boneta, una fortaleza en el extremo más remoto de Anatolia, con el fin de aislarlo por completo. Sin embargo, allí conseguía mantenerse al tanto de los acontecimientos en la capital mediante una correspondencia regular. Por ello, una orden imperial mandó que Teodoro fuera azotado duramente. Pero sus carceleros se negaron a cumplir tan infame orden.
El santo escribió dos cartas al Papa Pascual I, que fueron firmadas conjuntamente por varios abades antiiconoclastas, solicitando que se convocara un sínodo para defender el culto a las imágenes, y también escribió cartas a los patriarcas de Alejandría y Jerusalén, entre otros, en este sentido. Como resultado, el emperador ordenó nuevamente que Teodoro fuera azotado, orden que esta vez se ejecutó con tal rigor que el santo cayó gravemente enfermo. Tras su recuperación, el santo fue trasladado a Esmirna. Regreso definitivo del exilio y muerte A principios del año 821, León V fue víctima de un terrible asesinato en el altar de la iglesia de San Esteban, en el palacio imperial, y un nuevo emperador, Miguel II (810-829), permitió el regreso de los exiliados, no obstante, sin anular las leyes de su predecesor. Así, Teodoro pudo regresar a Constantinopla, pero no a su monasterio. Se estableció entonces con sus monjes al otro lado del Bósforo, en la isla de Prinkipos, donde murió probablemente en el monasterio de San Trifón, el día 11 de noviembre de 826, mientras celebraba la santa misa. Dieciocho años después, sus restos mortales, así como los de su hermano José, fueron trasladados al monasterio de Studion, donde fueron enterrados junto a los de su tío, san Platón.
Nota.- * Cf. Roberto de Mattei, San Teodoro Studita, in http://www.santiebeati.it/dettaglio/93382.
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