Eugène Burnand, 1898, Museo d´Orsay, París Felipe Barandiarán Despuntan las primeras luces sobre el Monte de los Olivos. Dos discípulos corren hacia el sepulcro en la mañana de la Resurrección. San Pedro, el más veterano de los doce, profundamente arrepentido ya de haber negado a Cristo días antes, y el más joven, san Juan, el único que tuvo el valor de permanecer junto a la Cruz y en consecuencia no sufriría el martirio. Eugène Burnand, pintor suizo de gran mérito, pero poco conocido, ha plasmado con dinamismo casi cinematográfico la prisa que les embarga: los cuerpos están inclinados hacia delante, en actitud casi de carrera, y los cabellos y túnicas ondulan al viento. San Juan con las manos en actitud de oración y san Pedro sobre el pecho. Corren hacia el lugar donde se produjo el acontecimiento que cambió para siempre la historia de la humanidad. En el brillo de los ojos bien abiertos de san Pedro y en la intensa mirada de san Juan se mezclan la ansiedad y la esperanza. Van al encuentro de un misterio que transciende de la comprensión humana. En el movimiento y en la inmediatez de la escena se escucha el eco del mensaje que María Magdalena les ha transmitido minutos antes. San Juan, dice el Evangelio, corría más deprisa y llegó primero y, agachándose, “vio los lienzos tendidos; pero no entró” (Jn 20, 5). Esperó a que llegara Simón Pedro, y que entrara primero, para hacerlo él después. El amor es ágil, vuela, le hace correr más rápido. Pero ese mismo amor le lleva a dar preferencia a aquel a quien el Señor había elegido como su sucesor y cabeza de la Iglesia. Un pequeño detalle, elocuente, que muestra el espíritu jerárquico y anti-igualitario de la Iglesia, desde sus orígenes. Perdidos en sus miradas, descubrimos nosotros también, con viva emoción, el sepulcro vacío de Cristo, fundamento de nuestra esperanza, signo de la victoria sobre la muerte, que nos abre las puertas de la otra vida.
|
La Resurrección Magno suceso ante el cual toda rodilla se dobla |
|
Origen de la Salve Algunos atribuyen esta maravillosa oración a Ademar de Monteil (+1098), obispo de Le Puy. Pero su verdadero autor es Hermann Contractus (+1054), un monje benedictino del convento de Reichenau en el lago de Constanza... |
|
El Pont Neuf de París Estas fotos muestran el Pont Neuf, el famoso puente construido de 1578 a 1606 en la capital francesa... |
|
Una pátina celestial cubre Lourdes En aquel 2 de marzo de 1858, en la gruta de Massabielle, la Santísima Virgen le dijo a la joven Bernadette Soubirous, arrodillada a sus pies: “deben venir aquí en procesión”... |
|
Hungría festeja el 120º aniversario del nacimiento del heroico Cardenal Mindszenty Además del justo homenaje, los húngaros promovieron la total rehabilitación legal, moral y política del eminente purpurado, cruelmente perseguido por el régimen comunista. El día 31 de marzo pasado, en la catedral de Szombathely, en Hungría, a muy corta distancia de... |
|
Sobre el futuro de Polonia, el flagelo de Rusia y su conversión En las apariciones de La Salette, la Santísima Virgen habló explícitamente de ciertos países que sufrirían un particular y espantoso castigo correctivo... |
Promovido por la Asociación Santo Tomás de Aquino