Maravillosa historia de las apariciones de la Santísima Virgen a una pastorcita francesa en el siglo XVII, que transformó una aldea pacata en un centro de peregrinaciones Gabriel J. Wilson
Para ubicar a Bretaña en el mapa de Francia, basta con distinguir la inmensa península que más se introduce en el Océano Atlántico. Esta península se encuentra enfrente de Inglaterra, en una vecindad geográfica que explica la relación de Bretaña con las islas británicas, incluida Irlanda, que también estuvieron habitadas por población celta. Esto también explica el hilo conductor de una hermosa historia que llega hasta nuestros días con la advocación de Notre-Dame de Toute Aide (Nuestra Señora de Todos los Auxilios) en Querrien, una pequeña aldea de Bretaña. Un gran milagro: la fuente de san Galo En 574, el monje irlandés san Columbano desembarcó en Bretaña con doce compañeros. Los monjes fueron los grandes apóstoles de aquella remota época, que se adentraron en la península evangelizando a sus habitantes, erigiendo capillas y fundando monasterios. Hacia el año 610, san Galo construyó una ermita en Montrel-en-Langast, antigua Langal. Luego fue a Querrien, donde hizo brotar una fuente “para que la gente pueda hacer pan”, la conocida fuente de san Galo. También mandó hacer un pequeño oratorio y esculpió con sus propias manos una imagen de la Santísima Virgen con el Niño Jesús, para ser venerada allí. Más tarde el oratorio se convirtió en capilla, que lamentablemente se derrumbó, desapareciendo la imagen. Esta simple narración es todo lo que se conoce de los siglos VI y VII. Más de mil años transcurrieron en las brumas del olvido, como sucede con las nubes provenientes del océano, que atraviesan continuamente los cielos de Bretaña. Diálogo de la Santísima Virgen con una humilde pastorcita
Es jueves, 15 de agosto de 1652 (Luis XIV tenía solo 14 años), alrededor de las 6 de la tarde. Esa tarde de verano, a unos veinte metros de la Mare de Saint Gall (pequeña laguna o estanque de agua embalsada), donde las ovejas van a calmar su sed, Jeanne Courtel, una pastorcita de once años y medio de edad, sordomuda de nacimiento, cuida el rebaño de su padre en el prado de Fontenelles. De repente se le aparece una joven y hermosa dama vestida de satén blanco y dice: —“¡Pastora encantadora, dame una de tus ovejas!”. —“Estas ovejas no son mías, son de mi padre”, respondió la niña, que nunca antes había pronunciado una sola palabra. —“Entonces ve a buscar a tus padres… y pide un cordero para mí”. —“Pero... ¿quién cuidará de mi rebaño?”. —“Yo misma cuidaré de tus ovejas”.
La niña fue corriendo hasta la casa de sus padres, donde todos quedaron atónitos al escucharla: —“¡Padre! ¡Padre! Una señora vino a verme y me pidió uno de tus corderos”. —“¡Ah, hija mía! Si esa Señora te ha dado el habla, ¡le daremos todo el rebaño!”. —“También dijo que hay que buscar en el estanque, para encontrar su imagen enterrada y perdida hace siglos”. —“¿Y qué más te pidió?”. —“Dice que es la Virgen María y que se le debe construir una capilla en medio del pueblo, para que los peregrinos puedan venir masivamente a honrarla”. —“Si dices la verdad, le pediremos al obispo que nos permita construir un santuario para Ella”, respondió su padre, visiblemente conmovido por el milagro. El prodigioso reencuentro de la imagen
El milagro acaecido con la pequeña Jeanne dejó asombrado al pueblo, como fácilmente se puede imaginar. El párroco de Prénessaye, Olivier Audrian, a cuya jurisdicción pertenecía Querrien, fue advertido y envió a personas de su confianza para verificar lo sucedido. Todo pasó muy rápidamente. La Madre de Dios se apareció por segunda vez e insistió: —“Yo soy la Virgen María. He escogido este lugar para ser honrada, quiero que me hagan una capilla en medio del pueblo”. La pastorcita, sus padres y vecinos acudieron al párroco a confiarle el mensaje de la belle demoiselle (hermosa doncella). Messire (mi señor) Audrian, perplejo y confundido, aunque constataba la curación de la niña sordomuda, se mantuvo escéptico aunque tenía la intención de hablar con el obispo.
En otra aparición, la pequeña Jeanne le contó a la hermosa doncella las reticencias del párroco. Como prueba de la credibilidad de su pedido, la Virgen ordenó que peinaran el estanque de san Galo, donde se encontraría su imagen que otrora había sido venerada en el pueblo. Así, más de mil años después de su desaparición, el 20 de agosto de 1652, se encontró la imagen esculpida por san Galo, en perfecto estado, sin humedad ni mayores daños. A partir de ese momento, empezaron a operarse milagros y curaciones. Fortalecida por el milagroso hallazgo de la imagen, la pastorcita volvió a la carga: —“Es necesario construir la capilla”. Pero el párroco se resistía. Nuestra Señora apareció una vez más y transmitió otra orden: —“Dado que el párroco no quiere hacerse cargo de la construcción, busquen al obispo, que prestará oídos al mensaje y tomará las resoluciones necesarias”. El pueblo se convierte en un centro de peregrinación En efecto, monseñor Denis de La Barde, obispo de Saint-Brieuc, amigo de san Francisco de Sales, después de las debidas investigaciones, se convenció de la veracidad de las apariciones y el 8 de setiembre de ese mismo año de 1652, fiesta de la Natividad de la Virgen María, anunció que iría a Querrien el próximo día 11. A la semana siguiente se colocó la primera piedra y cuatro años después se abrió la capilla al culto. La invocación de Nuestra Señora de todos los Auxilios proviene de la imagen de la Virgen que san Francisco de Sales, entonces obispo de Ginebra, entronizó en París en enero de 1618, bajo la misma advocación. Fue monseñor La Barde quien, por veneración a san Francisco de Sales, quiso atribuir esta advocación a la Virgen de Querrien.
La simbólica imagen esculpida por san Galo, sin embargo, ¡fue destruida criminalmente por los partidarios de la Revolución Francesa! Hoy en día se venera en Querrien una inocente y graciosa escultura de comienzos del siglo XVIII. Situado a unos 70 km al oeste de Rennes y a más de 400 km de París, Querrien se ha convertido en un importante centro de peregrinación. Actualmente cuenta con alrededor de 1700 habitantes. En el momento de las apariciones había entre 200 y 300. En agosto y setiembre tienen lugar los “perdones”, una forma tradicional de celebrar la fiesta de la Santísima Virgen o de algún santo, con procesiones, festejos y gran afluencia de fieles a los sacramentos.
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