Especiales Calendario del Bicentenario Enero 2021

1 Santa María Madre de Dios

Siervo de Dios Fr. Diego Ruiz Ortiz OSA (1532-1571), religioso agustino protomártir del Perú en las montañas de Vilcabamba (ver Crueles tormentos que infligieron al insigne Siervo de Dios fray Diego Ortiz, Tesoros de la Fe, nº 213, setiembre de 2019).

2 P. Fr. Benito de Jarandilla OP (1501-1585), religioso dominico. Fundó el convento de la Asunción de Nuestra Señora del valle de Chicama. Durante 40 años evangelizó aquella región y compuso un catecismo con oraciones en la lengua de los indios pescadores. “Por la ocupación de cura, se ofrecía muchas veces andar de una tierra a otra a predicar, decir misa o administrar sacramentos, y siendo ya muy viejo, y que no podía hacer estos caminos a pie, se valía por su debilidad, de una mulilla, que llamaba Marina; que no consintiendo, que aun la tocase otro, vivía tan obediente al imperio del padre fray Benito, que por no poder subir en ella sin mucha comodidad, ella misma se arrimaba a un poyo, si le había, para que con más facilidad pudiese subir, y sino lo había, se arrodillaba la bestia, hasta que el buen padre subía y se acomodaba a toda su voluntad”.1

3 Epifanía del Señor. Sor Melchora de Jesús OdeM (1706-1781), religiosa mercedaria descalza, del Monasterio de Nuestra Señora de la Merced de Lima, escritora devota y célebre por su santidad.

4 Sor María de Jesús OIC (1525-1617), monja agustina de la Encarnación, de conocida virtud y vida ejemplar. Designada para acompañar la fundación del Monasterio de Nuestra Señora de la Limpia Concepción de Lima en 1573. Fue gobernadora de la casa mientras estuvo sin profesar la fundadora, doña Inés Muñoz de Ribera, y después su vicaria.

5 P. Alonso Messía Bedoya SJ (1655-1732), jesuita peruano, nacido en Pacaraos, en la actual provincia de Huaral. Discípulo del padre Francisco del Castillo, continuó con su obra de la Escuela de Cristo en la capilla de Nuestra Señora de los Desamparados. Su escrito más célebre y póstumo, Devoción a las tres horas de la Agonía de Nuestro Redentor Jesucristo,traducido al italiano, francés, inglés, alemán, polaco y vasco, tuvo una extraordinaria difusión. Admirado en vida y venerado después de su muerte “no solo por haber practicado heroicamente las virtudes cristianas, sino por los dones singulares de milagros y profecías, con que había honrado sus ministerios apostólicos”.2

6 D. José Antonio Manso de Velasco (1688-1767), 30º Virrey del Perú, Emprendió la reconstrucción de Lima tras el terremoto del 28 de octubre de 1746. Hizo tan magna obra que mereció el reconocimiento de sus habitantes y del propio rey que lo premió en 1748 con un título nobiliario que lo dice todo y que él mismo eligió: Conde de Superunda, que quiere decir “sobre las olas”.

7 Sor Juliana de Santo Domingo de la Vega OP (+1654), religiosa limeña del Monasterio de Santa Catalina de Siena de la capital, “dejó nombre y opinión de santa, con la experiencia de sus muchas y grandes virtudes”.3

8 Hno. Gonzalo Báez SJ (1604-1677), coadjutor jesuita de origen portugués, radicó en Arequipa y fue portero del colegio de Santiago. Se empeñó en la conversión de pecadores y gozó del aprecio de la beata Ana de los Ángeles Monteagudo.

9 Feliciana de San Ignacio Mariaca (+1733), terciaria franciscana, natural de La Paz. Un alma más para admirar, que para imitar. Fue rigurosísima en sus penitencias y ayunos. En la oración fúnebre por sus exequias, el padre guardián (superior) del Convento Grande de Jesús, dijo: “Sin culpa, pues, la más leve advertida, ¿por qué razón penitencia tan consumada? ¿Fue por ventura rigor tan repetido, por las muchas ofensas, que le hacen a Dios en el mundo? Bien puede ser: que una vez, viniendo de la iglesia, se llegó a su hermana muy asustada, pidiéndole licencia para encerrarse por ocho días a pedir por Lima. Grave sería la causa: y qué sabemos, si se libró la ciudad de alguna amagada ruina, por la penitencia y ruegos de nuestra Feliciana. Oh alma bendita y pura, que hoy conoces con más claridad en el cielo (como de tu Esposo lo confío) cuánto más necesita Lima de tu ruego y socorro, subsistiendo en ella el mismo motivo de tanto y tan repetido pecado: o interponte con Dios, para que no se le permitan los insultos, o alcanza que se le moderen los castigos. Y si este fue el incentivo de tu rigor, aún subsiste cada día más urgente la necesidad”.4

10 Bautismo del Señor. 

Beata Ana de los Ángeles Monteagudo OP (1602-1686), religiosa del Monasterio de Santa Catalina de Arequipa, al que reformó siendo priora. Fue devotísima de san Nicolás de Tolentino y de las ánimas del Purgatorio. Ejemplo de abnegación, observancia y paciencia. Su fama de santidad y don de profecía traspasaron los muros del convento. Fue beatificada en la Ciudad Blanca por Juan Pablo II el 2 de febrero de 1985.

11 P. Fr. Antonio Lozano OSA (+1584), religioso agustino, nacido en Salamanca. Pequeño de cuerpo pero grande de alma, vino a América con deseos de martirio.“Ganó para Dios tantas almas, que solo el que las redimió las podrá contar […]. Estando ya para expirar, hizo abrir una ventana, y entrando por ella el sol claro y hermoso, arrebatado en la contemplación de su Creador, lleno de amor y ferviente caridad, comenzó a decir aquellas palabras del cap. 13 de la Sabiduría. Pulchrior, etc., y diciendo estos requiebros al Creador del Sol… pasó a la patria celestial”.5

12 † D. Bartolomé Lobo Guerrero (1546-1622), natural de Ronda, sucedió a santo Toribio de Mogrovejo en el arzobispado de Lima. Con la ínclita colaboración de misioneros jesuitas, emprendió en su vasta diócesis la extirpación de las idolatrías; a raíz de ello, surgieron importantes iniciativas para enraizar el cristianismo en el Perú, como por ejemplo los colegios para hijos de caciques.

13 Sor María Joaquina de la Santísima Trinidad (+1736), cuyo nombre de seglar era María Sancha de Rivadeneira Villalobos y Castro. Al enviudar, tomó a su cargo viejas iniciativas para dotar de un beaterio a la ciudad de los Caballeros de León de Huánuco. El 10 de enero de 1716, funda en aquella localidad la Congregación de Religiosas Franciscanas de la Purísima Concepción de María.

14 Sor Felipa María de la Encarnación Vega OP (+1658), natural de Lisboa, religiosa del Monasterio de Santa Catalina de Siena en Lima.

15 † Mons. José María Masiá y Vidiella OFM (1815-1902), misionero franciscano, natural de Tarragona (España). Durante más de diez años predicó en los Estados Pontificios, “ganando la conversión de obstinados pecadores”. Destinado al Perú, arribó al Callao en 1853. “En el Convento de los Descalzos de Lima se hizo célebre por sus profundos conocimientos y fácil palabra”. Pío IX lo nombró en 1875 primer obispo de Loja. Perseguido por la revolución liberal, en 1897 fue desterrado del Ecuador. En Piura lanzó su última pastoral condenando al radicalismo como enemigo de la religión. En Lima,“una humilde celda de los Descalzos le recibió acogedora y fue testigo de sus virtudes, oración, penitencia y ejemplaridad”.

16 Madre Mariana de Jesús Torres Berriochoa 6 OIC (1563-1635), religiosa del Monasterio de la Limpia Concepción de Quito. Abadesa y privilegiada vidente de la Santísima Virgen del Buen Suceso (ver María del Buen Suceso, Tesoros de la Fe, nº 86, febrero de 2009).

17 P. Diego Álvarez de Paz SJ (1560-1620), provincial jesuita, natural de Toledo, “vivo espejo de perfecto religioso, apostólico sacerdote y sapientísimo maestro”. Inauguró el Colegio del Príncipe para hijos de caciques en el Cercado de Lima. Hizo voto de no cometer pecado venial deliberado. Murió con fama de santidad en la villa imperial del Potosí “después de haber ilustrado su siglo con sus obras, palabras y escritos, con los cuales dejó a los venideros incomparables tesoros espirituales. […] Honró Dios a su siervo con la incorrupción de su cuerpo en señal de su virginidad y limpieza; y de sus reliquias sale un licor como de aceite celestial, que se siente en la suavidad del olor”.

18 P. Fr. Miguel de OrenesOdeM7 (1515-1625), religioso mercedario, llamado El Apóstol del Perú. Arribó con los primeros conquistadores y se halló en la fundación de San Miguel de Tangarará (Piura). Se trasladó luego al valle del Rímac en donde ofició la primera misa y fundó el convento de Nuestra Señora de la Merced de Lima. Como provincial representó a su Orden en los dos primeros Concilios Limenses convocados por el arzobispo Jerónimo de Loayza. Desde la  Ciudad de los Reyes, impulsó la evangelización de los indios y la fundación de una veintena de conventos, desde Cali hasta Santa, en igual número de ciudades. 

19 Sor Ana María de Jesús Zavaleta (+1705), natural del Callao, fundadora del beaterío —después monasterio— de las mercedarias. “Fue gran sierva de Dios, heroica en la práctica de todas las virtudes y de extraordinario espíritu profético. Pasó de esta vida a la otra, en opinión de santidad”.

20 Virgen de Belén (Mamacha Belen). Reina y Patrona del Cusco (ver Nuestra Señora de Belén, Tesoros de la Fe, nº 24, diciembre de 2003).

21 P. Pablo Menor MenorSJ8 (1899-1992), preclaro sacerdote jesuita, apóstol del Sagrado Corazón de Jesús y fundador de Pro Ecclesia Sancta.

22 P. Juan Pérez de Menacho SJ (1565-1626), teólogo jesuita limeño. “Fue oráculo de la sabiduría e idea de la santidad. Hoy se veneran los pareceres que dio de palabra y por escrito en materias escolásticas y morales. Tenía de memoria las partes del Angélico Doctor Santo Tomás, cuyo texto contempló siempre de rodillas, logrando su inteligencia en la veneración. De esta suerte, siendo el más humilde de su escuela, fue el más docto de aquellos tiempos”.9

23 Sor Juana de Cristo OSC (+1648), religiosa del Monasterio de Nuestra Señora de la Peña de Francia y Santa Clara de Lima, natural de Ayamonte. Prodigio de humildad y mortificación. Practicaba sus estaciones de rodillas y con una pesada cruz al hombro; tuvo don de lágrimas. “Sus obras fueron siempre comentario glorioso de su apellido, porque todas se encaminaron a la explicación muda del libro sellado, que solo es digno de abrir el cordero, y de interpretar el justo”.10

24 † D. Fernando de Mendoza González SJ (1562-1617), inquieto jesuita de La Rioja. En 1607 el Papa Paulo V lo nombró obispo del Cusco, como medida conciliatoria. “Las Indias provocaron el cambio, pues allí se preocupó como prelado, lejos ya de las intrigas cortesanas”. Un ambiente tan diferente al que estaba acostumbrado facilitó la transformación de su personalidad y su manera de comportarse. “Aquella reconciliación con la Compañía se escenificó con limosnas, la donación de parte de su librería y el deseo de ser enterrado en la iglesia de los jesuitas”.11

25 D. Pablo de Olavide y Jaúregui (1725-1803), jurista y escritor limeño de renombre universal. Llevó una vida rocambolesca, perseguido por la Inquisición y seducido por la Ilustración; adhirió a las ideas de la Revolución Francesa, de las cuales después se retractó en su obra El Evangelio en triunfo (1797): “Un destino tan triste como inestable, me condujo a Francia, mejor hubiera dicho me arrastró. Yo me hallaba en París el año de 1789; y vi nacer la espantosa revolución que en poco tiempo ha devorado uno de los más hermosos y opulentos reinos de Europa. [...] Cuanto más pienso en este inesperado suceso de Francia, tanto más me sorprendo y me confundo. Nada podrá anunciar tan repentino y absoluto trastorno. Porque, señores no nos engañemos, esta revolución no ha sido como ninguna de las otras (pues) ataca al mismo tiempo el trono y el altar”.12

26 Sor María Rosa de Ayala Castro OFMCap (1660-1716), hermana clarisa capuchina, natural de Madrid. Junto a otras cuatro religiosas, partió de Cádiz para fundar en Lima el Monasterio de Jesús, María y José, del cual fue su primera abadesa “El viaje fue azaroso, ya que corsarios holandeses asaltaron la embarcación en la que viajaban y dejaron a las monjas en Lisboa, donde fueron retenidas antes de ser trasladadas a Sevilla, allí esperaron casi dos años para embarcarse de nuevo”. Una de las monjas murió en Buenos Aires, siendo enterrada en la iglesia de San Francisco. Las demás siguieron por tierra hasta Mendoza, cruzaron los Andes y desde Valparaíso navegaron al Callao. “Luego que en Lima se supo nuestra llegada, no hay ponderación ni palabras que puedan explicar el regocijo tan general que todos tuvieron”, escribe ella misma.13

27 Fr. Gonzalo Díaz de Amarante OdeM (1540-1618), hermano lego mercedario de origen portugués. Marinero de profesión, se hizo mercedario en Lima. Destacado como limosnero al convento del Callao, fue favorecido por apariciones de la Virgen y muchos milagros. “Acostumbraba repartir viandas entre los pobres y curar y consolar dolientes mediante la oración”.14 A su muerte, fueron hechas informaciones con vistas a su beatificación.

28 P. Fr. Francisco Martínez de Biedma OSA (1535-1576), religioso agustino natural de Granada, llegó al Perú en 1560. Evangelizó a los pueblos de la costa norte de Lima. Contra una diversidad de demonios, “libró singular batalla, convirtió innumerable cantidad de gente y puso cruces por todos los médanos y caminos”.15 Huyendo de aplausos y honores, se embarcó hacia Filipinas con deseos de martirio, naufragando en las costas de Manila.

29 Hno. Mateo de Jumilla OFM (+1578), hermano lego franciscano, apóstol de Cajamarca, que llegó al Perú a fines de 1545. Sacaba milagrosamente de la manga regalos de comida para los enfermos. Falleció en Chachapoyas con fama de santidad.

30 † Fr. Luis Jerónimo de Oré y Rojas OFM (1554-1630), natural de Huamanga; misionero franciscano, escritor y obispo de La Imperial (Chile). Participó como perito en el III Concilio Limense, por su conocimiento de los idiomas nativos. “Introdujo en muchas provincias la frecuencia de los santos sacramentos. Fue el primero que enseñó a los indios a rezar el oficio de Nuestra Señora”.16 Escritor proficuo, su obra maestra Symbolo Catholico Indiano fue escrita en castellano, latín, quechua y aimara. Redactó también la primera biografía de san Francisco Solano y una obra sobre la Virgen de Copacabana.

31 Sor Micaela de la Concepción OSA (1649-1719), natural de Ica, religiosa del Monasterio del Prado. Un día, Nuestro Señor se le apareció y le dijo: “asimílate a mí y búscame en el Prado”.17 Su humildad fue singular, su penitencia admirable y su pureza angelical. Sufrió terribles persecuciones del demonio, pero fue consolada por los ángeles, la Virgen y Jesucristo.

“Considerando que los indios como verdaderos hombres, no solo son capaces de la fe cristiana, pero según estamos informados la apetecen con mucho deseo … Determinamos y declaramos … Que los dichos indios y todas las demás gentes que de aquí en adelante vinieren a noticia de los cristianos, aunque más estén fuera de la fe de Jesucristo, que en ninguna manera han de ser privados de su libertad, y del dominio de sus bienes, y que libre y lícitamente pueden y deben usar, y gozar de la dicha su libertad y dominio de sus bienes, y en ningún modo se deben hacer esclavos; y si lo contrario sucediere, sea de ningún valor ni fuerza”

(Paulo III, Veritas Ipsa, 2 de junio de 1537).

 
 


Notas.-

1. Fr. Juan Meléndez, Tesoros verdaderos de las Indias, Imp. de Nicolás Ángel Tinassio, Roma, 1681-82, t. II, p. 44.

2. Pedro García y Sanz, Apuntes para la Historia Eclesiástica del Perú (Segunda parte), Tipografía de “La Sociedad”, Lima, 1876, p. 360.

3. Meléndez, op. cit., t. III, p. 71.

4. José del Castillo y Bolívar, Ramillete sagrado compuesto de flores, que cultivó en heroicas virtudes la venerable sierva de Dios Feliciana de San Ignacio Mariaca, Imp. Calle de Palacio, Lima, 1733.

5. Fr. Antonio de la Calancha, Crónica moralizada del orden de San Agustín, Pedro Lacavallería, Barcelona, 1638, t. I, p. 770 y 781.

6. Cf. http://dbe.rah.es/biografias/86559/jose-maria-masia-y-vidiella.

7. Alonso Messia, Catálogo de algunos varones insignes en santidad de la Provincia del Perú de la Compañía de Jesús, Lyra Barreto, Sevilla, 1633 apud Rafael Vargas-Hidalgo, Revista Andina 28, Cusco, diciembre de 1996, p. 385-412.

8. García y Sanz, op. cit., p. 403.

9. Manuel Tovar, Apuntes para la Historia Eclesiástica del Perú (Primera parte), Tipografía de “La Sociedad”, Lima, 1873, p. 72-73.

10. Idem., p. 88.

11. Cf. http://dbe.rah.es/biografias/20671/fernando-mendoza-gonzalez.

12. Cf. https://es.wikipedia.org/wiki/Pablo_de_Olavide.

13. Sor María Rosa, Fundación del Monasterio de Capuchinas de Jesús, María y José de Lima, 1722.

14. Rafael Sánchez-Concha B., Santos y Santidad en el Perú Virreinal, V&E, Lima, 2003, p. 173.

15. Avencio Villarejo, Los agustinos en el Perú y Bolivia, Ed. Ausonia, Lima, 1965, p. 135.

16. Diego de Córdova y Salinas, Crónica franciscana de las provincias del Perú (1651), Academy of American Franciscan History, México, 1957, p. 346.

17. García y Sanz, op. cit., p. 398-399.

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Tesoros de la Fe N°229 enero 2021


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