Símbolo de la estabilidad Plinio Corrêa de Oliveira Si la catedral de Notre Dame pudiera pensar y sentir por sí misma, sentiría que posee una correspondencia adecuada con el estado de ánimo de un alma moldeada por la sabiduría, que tiene una elevación y una seriedad que se opera en ella y que, cuanto más elevada, más fuerte se hace y también afable, accesible, benigna y alegre. El hombre alegre no es un hombre que ríe, sino el hombre que tiene una forma de grandeza y de bienestar dentro del alma, que puede coexistir con los mayores tormentos y con las mayores angustias. Es un estado de elevación, de sublimidad, de afabilidad y de benignidad que hace que sea capaz de todas las grandezas, desde las mayores hasta las menores. Capaz de todas las impetuosidades y de todas las intransigencias, de las mayores a las más menudas. Capaz también de todas las paciencias, de todas las bondades, de todas las flexibilidades, de todas las adaptabilidades a lo que no sea el mal. Al mal se le resiste siempre, se le combate siempre, sin tregua ni cuartel. Pero es capaz de todas las formas de afabilidad, de transigencia y de bondad con aquel que no es malo. Hay algo en la catedral de Notre Dame que está hecho de seriedad, de gravedad, de afabilidad y de serenidad. Que sonríe, pero sonríe poco; que llora, pero llora poco. Y tiene una especie de estabilidad y serenidad en sí misma, que corresponde al fondo del alma verdaderamente católica, porque posee un estado de espíritu eminentemente capaz de sufrir, que solo proporciona la visión sobrenatural, y que transforma el alma en un verdadero sagrario. Un estado de ánimo digno de atraer la veneración y la ternura, que debería extasiar a los hombres, pero que el hombre contemporáneo aborrece. Este odia y evita la compañía de los que son así y le desagrada mirar a los que poseen un estado de espíritu serio y sacral.
Así es la catedral de Notre Dame. El estado interior de su ambiente todo recogido, sobrenatural, con aquella luz tamizada por los vitrales, con aquella sacralidad entre las diferentes naves que suben, con aquella rectitud, aquella esbelta ligereza que va hacia arriba, con la fuerza de aquellas columnas, con la resistencia de aquel granito. La catedral como que siente en sí un bienestar que ninguna otra cosa da. Es algo indefinible, que ninguna otra forma de estado de espíritu representa.
* Extractos de una conferencia del 20-06-1967, sin revisión del autor.
|
Notre-Dame de París |
|
Todos somos un poco ateos Como Dios nos hizo grandes y quiso que dominásemos la creación entera, sigue halagándonos la más vieja de las tentaciones: ser como Dios... |
|
La India y su pueblo soñador De la India tradicional tenemos una muestra en este templo todo él dorado y medio puesto dentro del agua. Indica bien uno de los aspectos más atrayentes de los indios, que son un pueblo soñador... |
|
Súplica a los pies del Pesebre Depositemos todos nuestros anhelos a los pies del Niño Dios, que sonríe misericordioso bajo las miradas embelesadas de María y José. Supliquémosles que los días venideros conozcan, por la gracia de Dios, regeneraciones transformadoras... |
|
Elegancia y destreza venciendo a la fuerza y la materia Un noble polaco, el conde Stanislaw Kostka Potocki (1752-1821) participaba en una cacería en tierras del rey de Nápoles, cuando le mostraron un caballo considerado indomable. El conde, de inmediato, se quitó la casaca y montó el bravo animal, el cual se dejó subyugar por él... |
|
Utopía asesina En julio de 2005 se dio la lúgubre conmemoración de los 30 años de la masacre de la población de Camboya por las tropas comunistas de Pol Pot. De aquel terrible acontecimiento poco se dijo... |
Promovido por la Asociación Santo Tomás de Aquino