Una vez visité un acuario en el que cada pez permanecía en su área. Me sorprendió lo sensibles que se mostraban en relación a cualquier cosa que se encontraba en el camino de su incesante y ocioso andar a través de su medio líquido: el contacto con la vegetación, algún pequeño obstáculo, hasta una burbuja de aire tenía inmediatamente un efecto en su dirección y movimientos. Tuve ganas de saber cómo reaccionaba su sensibilidad con respecto a lo que pasaba fuera de la pecera, puesto que esta tenía uno de sus lados enteramente dispuesto para la observación de los visitantes. Los peces literalmente apoyaban sus bocas —uno podría decir hasta sus ojos— en el vidrio. Pero eran completamente insensibles a cualquier cosa que estuviera fuera: una mano descansando sobre el vidrio, dedos gesticulando o golpeando; nada de ello les causaba la más mínima reacción. El mundo fuera de la pecera podría estar cayéndose, pero ninguno de estos peces le prestaría la más mínima atención, hasta que ello no sucediese dentro de su pequeño y líquido mundo. Me vienen a la mente aquellos peces cuando veo las actitudes de algunos de mis contemporáneos —y no pocos de ellos— cuando reciben noticias o comentarios sobre el mundo de hoy, a través de la televisión, la radio o los diarios. Con cada vez mayor frecuencia, las noticias tratan de catástrofes individuales, locales y hasta nacionales. A veces es hasta discutida la destrucción del mundo en una hecatombe nuclear. La persona que escucha tales noticias permanece indiferente, mientras no causen inmediatas repercusiones en su pequeña vida privada, en su acuario. Síntomas de alarmante corrupción, contradicciones aberrantes, indicaciones inquietantes sobre transformaciones de la psicología de grupos sociales; nada de ello es relevante mientras que su vida mezquina continúe inalterada unos pocos días más, o, tal vez, solo algunas horas. Esa actitud me llamaba muchísimo la atención. Justo en frente de la pecera, tuve el deseo —afortunadamente controlado— de golpear el vidrio y hablarle a los peces para que realmente sintieran la realidad del mundo externo en el que yo estaba y que ellos ignoraban completamente. También tuve el deseo de golpear otros “vidrios” en los que algunos “peces contemporáneos” viven, escondidos en su pequeño mundo, indiferentes a lo que pase afuera.
Cf. “Folha de S. Paulo”, 30 de setiembre de 1982.
|
San Nuno Álvares Pereira Noble guerrero y carmelita portugués |
|
Milagros Eucarísticos En los altares del mundo entero tiene lugar diariamente el mayor de los milagros: la transubstanciación del pan y del vino, que se convierten en el verdadero Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo... |
|
Remedio eficaz contra los males contemporáneos Dios, en su paternal providencia, proporciona a cada época los remedios adecuados contra los males que padece. Son gracias propias para combatir sus errores y defectos más característicos... |
|
Jesús entra triunfante en Jerusalén Esta entrada de Jesús en Jerusalén fue acompañada de circunstancias, anunciadas por los profetas, que redundan en su gloria... |
|
Llevas el nombre de Cristo, pero sería más justo si llevaras el nombre de Pilatos Queréis ser hijos de la luz, pero no queréis abandonar la filiación del mundo. Deberíais creer en la penitencia, pero creéis en la felicidad de los nuevos tiempos... |
|
Fiesta de la Purificación de María Santísima En el Antiguo Testamento, la ley del Moisés mandaba que las mujeres de Israel, después de su alumbramiento, permaneciesen cuarenta días sin acercarse al templo... |
Promovido por la Asociación Santo Tomás de Aquino