Especiales Campos de Chartres

Alexandre Ségé, c. 1885, Museo de Bellas Artes de Chartres

Felipe Barandiarán

Ocupando el amplio camino que conduce a Chartres, un nutrido rebaño de ovejas regresa al aprisco. Guardado por dos perros, a los lados, se apacienta tranquilamente en cuanto avanza.

El sol va perdiendo fuerza y ahora se oculta tras una nube inmensa que se alza, dominando el horizonte. Una atmósfera de quietud inunda el cuadro.

En el centro, el hombre: un modesto pastor, acostumbrado a los grandes espacios, a respirar el aire puro, el olor de la tierra mojada por las primeras lluvias del otoño, a disfrutar con un simple atardecer o unos rayos de sol que le bañen el rostro.

Todas estas sencillas magnificencias le entran por los sentidos, apaciguan su cuerpo, pero sobre todo le hablan al alma. Probablemente él no sepa describirlas. Pero levemente meditativo, tranquilo, es como un soberano para el que todo ello existe. En esa plácida alegría, siente la emoción de lo intemporal, y no hay nada que no le hable de la dulzura y la grandeza de Dios, del significado de su propia existencia y del sublime destino de su alma.

En la lejanía, se lo recuerda la silueta azulada de la catedral de Chartres, apuntando con sus torres hacia el cielo.

*     *     *

Cuántas veces la vida de nuestros días se distancia de este ideal que, evidentemente, es realizable tanto en el campo cuanto en una existencia urbana concebida bajo los moldes cristianos.

Pero el barullo de las inmensas babeles modernas, el ruido de las máquinas, el tropel de las voces de los hombres, que se afanan en pos del dinero y del “disfrute”, que tienen que hacer todo corriendo, sin tiempo para nada, que no saben trabajar sin extenuarse, ni dormir sin calmantes, ni divertirse sin excitantes, todo eso es la agitación en el desorden de una sociedad que solo encontrará la verdadera paz cuando haya reencontrado al verdadero Dios.

Alexandre Ségé, pintor y grabador francés, nació en 1819 en París y murió en 1885 en Coubron (Región Parisina). Fue alumno de Léon Cogniet y Camille Flers en la Escuela de Bellas Artes de París. Se destacó por la pintura de paisajes con elementos costumbristas, inspirados en la obra de Jules Bretón. Expuso en el Salón de París desde 1844. Fue nombrado Caballero de la Legión de Honor en 1874.

La virtud y el vicio se destacan en la persona noble La falsa misericordia
La falsa misericordia
La virtud y el vicio se destacan en la persona noble



Tesoros de la Fe N°248 agosto 2022


La sagrada flor de Lima La Rosa de la Ciudad de los Reyes
Agosto de 2022 – Año XXI La virtud y el vicio se destacan en la persona noble Campos de Chartres La falsa misericordia La sagrada Rosa de la Ciudad de los Reyes La Purísima de Macas San Esteban de Hungría ¿Cómo un Dios tan bueno permite los sufrimientos de la guerra? La Rusia de Cristo y la Rusia de la Revolución*



 Artículos relacionados
Mujer leyendo a la luz de unas velas Es de noche. Se adivina el silencio absoluto que reina en la penumbra de esta recogida estancia. Inmersa en esa atmósfera de quietud, el alma tiende a la reflexión...

Leer artículo

Grandezas inconmensurables de San José Hoy que vivimos en el auge del proceso de autodemolición de la Iglesia y de descristianización de Occidente, el auxilio y la protección de san José se vuelven cada vez más necesarios...

Leer artículo

Prohíben rezar por los difuntos “Las puertas de la capilla permanecen cerradas durante las horas de atención del cementerio; la cruz y la Biblia fueron removidas y las campanas, que tocaban al menos dos veces al día, no funcionan más...

Leer artículo

Para qué fuimos creados El cuerpo me dice qué soy, pero no quién soy. El quién es propio del alma. El cuerpo me dice que estoy hecho de carbono, oxígeno, nitrógeno, calcio, hierro, etc. Pero la personalidad, la simpatía, la cordialidad, la amabilidad, la sinceridad, el orgullo, la soberbia, la mentira, el odio, la venganza, son defectos y virtudes espirituales...

Leer artículo

¡Ay de quien se olvida y se aleja de Dios! A todos los magistrados y cónsules, jueces y gobernantes de toda la tierra y a todos los demás a quienes lleguen estas letras, el hermano Francisco, vuestro pequeñuelo y despreciable siervo en el Señor Dios, os desea a todos vosotros salud y paz...

Leer artículo





Promovido por la Asociación Santo Tomás de Aquino

×