SOS Familia Pedagogía católica:el deber de la corrección

SAN JUAN BAUTISTA DE LA SALLE

De los escritos del santo «patrono de los educadores cristianos» extraemos estas finas meditaciones para uso de cuantos se dedican a la educación de la juventud, en las que se trata sobre la obligación de reprender y corregir las faltas que cometen aquellos de cuya instrucción están encargados

S. Juan Bautista de La Salle siempre se encomendaba a Dios y a la Virgen María a la hora de plasmar sus escritos
S. Juan Bautista de La Salle siempre se encomendaba a Dios y a la Virgen María a la hora de plasmar sus escritos

Una de las señales y uno de los efectos del celo que se siente por el bien y por la salvación de las almas es reprender y corregir a aquellos cuya dirección se tiene, cuando incurren en alguna falta .

Jesucristo demostró a menudo de esta forma su celo con los judíos, en el Templo de Jerusalén, cuando al entrar en él arrojó a los que allí vendían y compraban 1 las cosas necesarias para los sacrificios; hizo entonces un látigo de cuerdas, con el fin de servirse de él para echarlos fuera.2

De igual modo actuaba con los fariseos, cuya hipocresía y falsa piedad 3 no podía tolerar, como tampoco su orgullo, que les inducía a valorar y ensalzar sus propios actos 4 y a criticar, e incluso censurar, los de los demás. 5 Condenaba, en fin, todo su proceder, porque se contentaban con enseñar a los otros, y no se preocupaban de practicar lo que Él les enseñaba. 6 En todos esos encuentros, Jesucristo los reprendía públicamente y se lo reprochaba . Eso es lo que hizo Jesucristo no solo con los fariseos, sino también con otros en diversas ocasiones.

También san Pablo reprende con libertad a los corintios porque toleraban entre ellos a un incestuoso, y les dice que hubieran debido entregarlo al demonio para que fuese atormentado en su cuerpo, a fin de que su alma se salvara . 7

Así debéis reprender y corregir a vuestros discípulos cuando cometen alguna falta ; y tanto más, cuanto que es propio de los niños caer con frecuencia en ellas por obrar muchas veces sin reflexión; y como las reprensiones y correcciones que se les hacen les dan ocasión de reflexionar sobre lo que han de hacer, son motivo para que vigilen sobre sí mismos para no incidir en las mismas faltas.

Sed, pues, fieles en no consentir en ellos faltas importantes sin poner remedio .

No debemos ser esclavos del pecado

El santo fundador de la Congregación de los Hermanos de las Escuelas Cristianas aprendió las primeras letras al lado de su bondadosa madre
El santo fundador de la Congregación de los Hermanos de las Escuelas Cristianas aprendió las primeras letras al lado de su bondadosa madre

Está el hombre tan inclinado por naturaleza al pecado que parece no encontrarse a gusto sino cometiéndolo . Y eso se nota particularmente en los niños; ya que, al no tener todavía desarrollada la mente, y al no ser capaces de profundas y serias reflexiones, parece que no tienen otra inclinación que la de contentar sus pasiones y sentidos y dar gusto a la naturaleza .

Por eso dice el Espíritu Santo que la necedad está como atada al cuello de los niños, y que sólo se les cura de ella por medio de la corrección 8 . Por tanto, el medio de librar del infierno las almas de los niños es valerse de este remedio, que les infundirá cordura; por el contrario, si se les abandona a sus antojos, correrán peligro de perderse y causarán muchos disgustos a sus padres.

La razón de ello es que las faltas que cometan se irán convirtiendo en hábito , del que les costará mucho corregirse, pues las buenas y malas costumbres adquiridas en la infancia y mantenidas por mucho tiempo se convierten de ordinario en [segunda] naturaleza .

Por lo cual es necesario que quienes tienen la dirección de los muchachos los reprendan con todos los recursos de su autoridad, como dice san Pablo, para que abandonen sus extravíos , y sacarlos así de los lazos del demonio , que los tenía cautivos a su antojo. 9

Puede decirse, en efecto, con razón, que el niño que se ha habituado al pecado ha perdido, en cierto modo, su libertad, y él mismo se ha convertido en cautivo y desgraciado , según lo que dice Jesucristo, que quien comete pecado es esclavo del pecado. 10 A vosotros, que sois los maestros de quienes están bajo vuestra dirección, corresponde poner todo el cuidado posible para llevarlos a esa libertad de los hijos de Dios, que nos adquirió Jesucristo 11 , al morir por nosotros.

Para eso necesitáis serviros de dos medios en relación con ellos. El primero es la mansedumbre y la paciencia . El segundo es la prudencia en las reprensiones y en las correcciones .

Estrecha cuenta daremos a Dios de nuestras obligaciones

Lo que más debe animaros a reprender y corregir las faltas de vuestros discípulos es que, si dejáis de hacerlo, seréis vosotros mismos reprensibles ante Dios, quien os castigará por vuestra flojedad y negligencia para con ellos; porque siendo los sustitutos de sus padres, de sus madres y de sus pastores, estáis obligados a velar sobre ellos como quien tiene que dar cuenta de sus almas. 12

Por tanto, si no vigiláis su conducta, debéis estar persuadidos de que, al no estar estos niños en condiciones de guiarse por sí mismos , daréis vosotros cuenta a Dios por ellos de las faltas que hayan cometido, como si las hubieseis cometido vosotros.

El sumo sacerdote Helí es ejemplo bien patente y bien terrible, a la vez, de esta verdad. Por haber consentido la mala conducta de sus hijos, Dios le anunció por medio de Samuel que juzgaría su casa por toda la eternidad, a causa de su pecado 13 ; y porque sabiendo que sus hijos se comportaban de forma indigna, no los había corregido, Dios juró que tal falta no se podría expiar con víctimas y con presentes ofrecidos al Señor. Tan grave fue juzgado aquel pecado ante Dios.

Vosotros, que ocupáis el puesto de padres y de pastores de las almas, temed no proceda Dios de igual modo con vosotros si descuidáis reprender y corregir a vuestros discípulos cuando sea necesario. Pues, en tal caso, habríais abusado de la función con que Dios os honró cuando os encomendó la dirección de estos niños , y particularmente del cuidado de sus almas, que es lo que Dios tomó más a pechos al constituiros en guías y custodios de estos tiernos niños.

Temed que vuestra negligencia no merezca más perdón que la del sumo sacerdote Helí, si no sois suficientemente fieles a Dios en vuestro empleo, tratando de conservar en la gracia de Dios a esas almas encomendadas a vuestra dirección. 14


Notas

1 . Lc 19, 45-46.
2 . Jn 2, 15.
3 . Mt 6, 2-5.
4 . Lc 18, 9-14.
5 . Mt 9, 11; 12, 2.
6 . Mt 23, 3.
7 . 1 Cor 5, 5.
8 . Prov 22,15.
9 . 2 Tim 2, 25-26.
10 . Jn 8, 34.
11 . Gal 4, 31.
12 . Heb 13, 17.
13 . 1 Sam 3,13-14.
14 . Cf. JUAN BAUTISTA DE LA SALLE , Obras Completas , San Pío X, Madrid, 2001, t. I, p. 599-601.

Milagro eucarístico de Legnica Más curaciones obradas por Jesús
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Tesoros de la Fe N°174 junio 2016


Pedagogía católica El deber de la corrección
Nº 174 - Junio de 2016 – Año XV ¡No abuséis de la misericordia! Milagro eucarístico de Legnica: para los médicos, la hostia es un tejido humano Pedagogía católica:el deber de la corrección Más curaciones obradas por Jesús Los mártires de Uganda San Carlos Lwanga y compañeros ¿Existe algún medio lícito para evitar la natalidad? “Si vis pacem, para bellum”



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