1 Cultive una actitud interior de respeto y estima hacia sus padres, como co-creadores y co-proveedores junto con Dios, así como nuestros primeros maestros. 2 Ofrezca diariamente por ellos una oración sincera. De vez en cuando mande oficiar una misa por sus intenciones, y avíseles de ello. 3 Llévelos a misa y facilíteles los sacramentos; mientras puedan y quieran recibirlos. 4 Visítelos con frecuencia. Compréndalos en sus penas, preocupaciones y problemas. Escúchelos, y tenga el placer de consultarles, haciéndoles sentirse necesarios. Aunque usted no esté obligado a seguir sus consejos, sin embargo, es posible que termine sorprendido y enriquecido por su sabiduría. 5 Lleve a los niños a visitarlos. Anime a sus propios hijos para que les hagan tarjetas y pequeños regalos. 6 Escríbales una tarjeta en sus cumpleaños, aniversarios y fiestas. Obséquieles algo que disfruten. Invítelos a sus celebraciones. 7 Trate de hacerles pequeños favores, tales como el pago de un servicio o proveerles algo de comida. Llévelos a comer periódicamente. 8 Ayúdelos cuando padezcan una carencia financiera. 9 Cuídelos cuando estén enfermos. Acompáñelos cuando vayan al médico. Si llevarlos a un hogar de ancianos se convirtiera en una contingencia inevitable, no deje que se sientan abandonados. 10 Vele para que su última voluntad sea clara y justa. Si los ve preocupados acerca de sus últimas disposiciones, ayúdelos a resolver cada punto, de modo que así se sientan tranquilos.
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![]() Paray-le-Monial Aquí se apareció el Sagrado Corazón de Jesús |
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La responsabilidad de los padres ante Dios Los padres que se ocupan en educar bien a sus hijos no serán confundidos, en el juicio particular y en el juicio universal. Triste, no obstante, será el juicio de padres apenas empeñados en gozar la vida y despreocupados con la educación de su prole... |
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“¡No!” ¿Por qué no? Quien trate de satisfacer todas las necesidades del niño y evitarle cualquier sufrimiento, está equivocado; sólo generará una criatura infeliz y mal adaptada. Poner límites a los hijos les obligará a adaptarse, desde muy temprana edad, a circunstancias no esperadas y, en consecuencia, a buscar alternativas... |
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Límites de la obediencia debida a los padres La obediencia debida a los progenitores no es absoluta ni perpetua: ellos no pueden mandar cosas ilícitas, ni dar órdenes en materias en las cuales los hijos son libres, por la naturaleza de las mismas... |
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¡Las palabras mueven, los ejemplos arrastran! El primer ambiente natural y necesario de la educación es la familia, destinada precisamente para esto por el Creador. Por esta razón, normalmente, la educación más eficaz y duradera es la que se recibe en una bien ordenada y disciplinada familia cristiana... |
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Familia numerosa, una bendición de Dios La experiencia demuestra que, habitualmente, la vitalidad y la unidad de una familia están en natural relación con su fecundidad. Cuando la prole es numerosa, los hijos ven al padre y a la madre como dirigentes de una colectividad humana ponderable, tanto por el número de los que la componen como —normalmente— por los apreciables valores religiosos, morales, culturales y materiales inherentes a la célula familiar, lo que cerca a la autoridad paterna y materna con una aureola de prestigio... |
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