Estimados amigos: ¿Quién no recuerda con nostalgia las Semanas Santas de otrora? Desde la Cuaresma, que la precede, los espíritus se preparaban para estos días solemnes de oración y de meditación. El ambiente de las iglesias, el timbre de los sermones, los velos morados que cubrían las imágenes, los confesionarios colmados de penitentes que, movidos por la marea de gracias, resolvían librarse de sus pecados... eran manifestaciones de un clima religioso, que si hoy no desapareció, está tremendamente diluido. Hasta los años 60 y 70, las emisoras de radio y televisión, adhiriéndose al sentimiento católico, suspendían su programación habitual y pasaban a trasmitir música sacra o clásica apropiada, así como películas de índole religiosa. ¿En qué se transformó la Semana Santa? Tres o cuatro días en que la mayoría de las personas aprovechan para viajar, descansar y divertirse, apartando de su pensamiento la menor evocación de la Pasión de Jesucristo, como si ello fuese a perturbar su tranquilidad. Cada vez más fiestas y campamentos, y menos fervor en las procesiones y ceremonias. Y esto, sin hablar de los pecados con que en esos días se afrenta deliberadamente al Redentor. En este número, ofrecemos como Tema del Mes un artículo dedicado a todos aquellos que desean prepararse para la Semana Santa según el espíritu y las normas de la Iglesia de siempre. Amigo lector, permítame una sugerencia. Aproveche estos días para pedir a los Sagrados Corazones de Jesús y de María gracias para que usted y su familia progresen en la virtud. Ruegue también, y principalmente, por la Santa Iglesia, que atraviesa por una verdadera Pasión. En Jesús y María, El Director
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La Cuaresma |
Movilidad católica y estancamiento pagano Hasta un espíritu práctico y tecnológico es capaz de impresionarse ante aquellas grandezas pasadas, sugeridas por las ruinas contemplativas... | |
La virtud y el vicio se destacan en la persona noble El último fruto de la nobleza es que, así como una misma piedra preciosa refulge más engastada en oro que en hierro, así las mismas virtudes resplandecen más en el varón noble que en el plebeyo... | |
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