Este año conmemoramos el 400º aniversario del hallazgo de la venerable imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre, Patrona de Cuba, cuya fiesta central se celebra el día 8 de setiembre. Tal circunstancia ha llevado, el último marzo, al Papa Benedicto XVI a visitar la isla que aún sufre el peso de los «errores de Rusia», es decir, el comunismo. Muchos años antes, otro insigne prelado, San Antonio María Claret, llegó a Cuba para tomar posesión de la sede arzobispal primada de Santiago de Cuba. Devotísimo como era, corrió a los pies de su Madre en la villa del Cobre, para consagrar sus trabajos apostólicos a Nuestra Señora de la Caridad, «que es tenida en mucha devoción por los habitantes de la isla», como él mismo lo refiere en su autobiografía. La obra de bien que el santo emprendió en Cuba fue monumental. Pero como «el demonio no podía mirar con indiferencia la multitud de almas que cada día se convertían al Señor», tuvo que enfrentar con valentía a los enemigos de la Iglesia en «aquella diócesis tan llena de malezas y espinas». Ello le valió una tenaz persecución y le dejó una gran cicatriz en la mejilla izquierda, a consecuencia de un atentado. No obstante, intercedió por su asesino y consiguió que se le conmutara la pena capital. Entonces, la Virgen se le manifestó indicándole que abandonase la isla; pero como el bienaventurado Pío IX le escribió en sentido contrario, él obedeció al Papa hasta que la reina Isabel II le llamó a Madrid. La partida del santo ha sido interpretada como el inicio de las calamidades que han azotado a Cuba desde aquel tiempo. La mayor de todas: más de medio siglo de opresión comunista. Con ese fondo de cuadro, les invito a leer el artículo de nuestro colaborador Valdis Grinsteins sobre esta advocación mariana, que sin duda será para todos motivo de aliento y esperanza. En Jesús y María, El Director
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Nuestra Señora de la Caridad del Cobre - Celestial Patrona de Cuba |
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