Estimados amigos: Escribo minutos antes de la medianoche del 31 de diciembre de 2016. A mi alrededor ya se escucha el estallido de petardos y la profusión de fuegos artificiales. Son ya algunas decenas de veces que me ha tocado presenciar el mismo espectáculo. Cuántos buenos deseos y esperanzas nos envuelven. Cuántas angustias y dificultades nos seguirán acompañando. Esta dualidad de sentimientos está presente, más que nunca, en este umbral del nuevo año. ¿Qué nos depara el 2017? Por un lado, ciertamente, la exacerbación de la profunda crisis de raíz moral que hoy nos agobia, pero con un nuevo ingrediente: falsas alternativas de solución que ya se perfilan. Y por otro lado, del lado del bien, de Cristo y de María, el resurgimiento de las mayores esperanzas de victoria en la proximidad del Centenario de Fátima. Pues, a los 100 años de las célebres apariciones de la Santísima Virgen, nos acercamos al cumplimiento de la gran promesa formulada por la Madre de Dios en 1917: “¡Por fin, mi Inmaculado Corazón triunfará!”, castigo de por medio y conversión sincera de la humanidad. Sin embargo, contemplando el estado actual del mundo, es difícil comprender cómo esto se realizará —¡para Dios no hay imposibles!— sin un nuevo régimen de gracias. De una fuerza y de una abundancia como jamás se vio en la historia. Algo parecido a una angelización de la humanidad. En el que las gracias ordinarias se confundan con las extraordinarias del pasado. Todo ello obrado por María en lo más hondo de los corazones, como una Visitación a cada alma: es el Reino de María que viene, esperanza de todos los fieles. Y como parte de las celebraciones, Tesoros de la Fe crece en páginas y en colorido, con la mejor calidad de siempre y la más variada oferta de cultura católica. Así le acompañaremos, amable lector, a usted y a su apreciada familia, a lo largo de un año que será ampliamente recordado. En Jesús y María, El Director
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1917-2017 Centenario de las Apariciones de Fátima |
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Remedio eficaz contra los males contemporáneos Dios, en su paternal providencia, proporciona a cada época los remedios adecuados contra los males que padece. Son gracias propias para combatir sus errores y defectos más característicos... |
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¿Por qué los jeans rotos y las zapatillas sucias son motivo de angustia? Hubo un tiempo en que la moda producía prendas que realzaban lo mejor de la persona. La idea era vestir con modestia y buen gusto... |
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Multiplicación de los panes y curaciones Cierto día, entrando Jesús en la ciudad de Naím, encontró una gran multitud que acompañaba a la sepultura a un difunto. Era este un joven, hijo único de madre viuda, la cual seguía al féretro llorando sin consuelo, y le acompañaban otras personas. Jesús se compadeció de ella y le dijo: —“No llores”. Y acercándose al ataúd, detuvo a los que lo llevaban, los cuales se pararon y lo pusieron en el suelo. Entonces el Salvador exclamó en voz alta: —“Te mando, joven, que te levantes”... |
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Reminiscencias a la espera de un resurgimiento El castillo de Montemor-o-Velho —con sus murallas coronando la montaña, teniendo a sus pies a la villa, próxima al río Mondego, en la planicie final que conduce al mar— constituye un ejemplo entre tantos de la vocación guerrera que marcó a Portugal desde el comienzo de su existencia como nación cristiana... |
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Letanías al Sagrado Corazón de Jesús Señor, ten piedad de nosotros. Cristo, ten piedad de nosotros. Señor, ten piedad de nosotros. Cristo, óyenos. Cristo, escúchanos... |
Promovido por la Asociación Santo Tomás de Aquino