Escenario de grandes milagros aún en nuestros días, la pequeña ciudad francesa de Lourdes, en los contrafuertes de los Pirineos, fue el lugar escogido por la Santísima Virgen para aparecer, en 1858, a la campesina Santa Bernadette Soubirous. ¿Qué entiende la Iglesia Católica por curación milagrosa? ¿Cuáles son los criterios empleados para que se reconozca oficialmente una curación? A estas y otras cuestiones responde un profundo conocedor del asunto, que fue encargado del Bureau Médico del Santuario de 1998 al 2009. Graduado en la Universidad de Lille, al norte de Francia, el Dr. Patrick Theillier, especialista en gastroenterología, trabajó en la Cooperación Militar en Marruecos como Director Médico del Hospital de Targuist. Fue profesor de Homeopatía y ostenta diplomas de Medicina del Trabajo Agrícola, Acupuntura y Homeopatía. Desde abril de 1998 hasta febrero del 2009 fue el responsable médico del Santuario de Lourdes y Presidente de la Association Médical International de Lourdes (AMIL). Es autor de varios libros, el último de los cuales, Lourdes, des miracles pour notre guèrison, ha sido traducido al castellano bajo el título Los milagros de Lourdes: curaciones, conversiones y testimonios, Ed. Palabra, Madrid, 2008. Esta entrevista fue concedida a nuestro enviado especial, el Sr. Miguel da Costa Carvalho Vidigal, cuando el Dr. Theillier aún se desempeñaba al frente del Bureau Médico del Santuario. * * *
Tesoros de la Fe — Como responsable del Consultorio Médico de Lourdes, ¿podría Ud. explicar a los lectores de Tesoros de la Fe el trabajo que se realiza aquí? Dr. Patrick Theillier — Inicialmente, el trabajo consiste en recibir a los peregrinos, a los enfermos, que suponen haber sido beneficiados por una gracia de curación por intercesión de Nuestra Señora de Lourdes. Son ellos mismos quienes lo dicen y vienen a dar testimonio de ese hecho. Yo anoto y examino si existe la posibilidad de que esa curación sea reconocida como milagrosa. Es la primera etapa. La segunda, en los casos que me parecen más probatorios, inicio una investigación médica, recogiendo todos los documentos anteriores a la curación, que es lo más importante y lo más complicado; y los posteriores, para estar más seguro de que ella realmente existió. Debo estudiar, con todos los médicos que pasan por Lourdes, una causa de esa curación que pueda ser natural o terapéutica. En fin, debo profundizar el tema para después proponer tal curación a la Iglesia, a fin de que Ella reconozca el milagro. El trabajo en mi consultorio, que coincide con el tiempo transcurrido entre la declaración voluntaria y espontánea de quien fue curado y el reconocimiento de la Iglesia, es al mismo tiempo médico y científico. Tesoros de la Fe — ¿Cuántos médicos hacen parte del Consultorio? ¿Cómo funciona? Dr. Patrick Theillier — Yo soy el único médico titular, pero todos los médicos que pasan por Lourdes pueden participar de este trabajo. Edito una pequeña revista, “Boletín de la AMIL”, que se envía a todos los médicos profesionales de la salud que lo desean y a los inscritos en esta asociación. Tiene un tiraje de 10 mil ejemplares, en cinco idiomas y es enviada a 75 países. Tesoros de la Fe — ¿Sólo médicos católicos hacen parte de ella? Dr. Patrick Theillier — Cualquier médico puede ingresar a la asociación, con tal que esté interesado y que no muestre mala disposición. No les pregunto su religión. Aquí vienen muchos médicos; evidentemente la gran mayoría es católica, pero no son necesariamente practicantes. Ellos vienen mayormente para hacer investigaciones o simplemente con una finalidad humanitaria para ayudar a los enfermos. Tesoros de la Fe — ¿Desde cuándo existe este Consultorio Médico? Dr. Patrick Theillier — El Consultorio Médico de Lourdes existe desde los años 1880, ¡hace 130 años! Por aquí pasaron doce médicos responsables. Yo soy el décimo segundo. Pero la historia de la medicina en Lourdes data de las apariciones. Fue el médico de Santa Bernardita, el Dr. Douzous, quien asistió a varias apariciones y también la examinó, junto con otros médicos, para ver si ella era sana de cuerpo y mente. El obispo de la época, Mons. Laurence, inmediatamente después del término de las apariciones, había establecido una primera comisión médica, patrocinada por el Dr. Vergès, profesor de medicina termal en Montpellier, para hacer las primeras constataciones y el primer trabajo de reconocimiento. De ese modo, el Dr. Vergès estudió todos los primeros casos durante tres años. Esto llevó a Mons. Laurence a reconocer las apariciones de Lourdes el 18 de febrero de 1862, basándose evidentemente en el testimonio de Santa Bernardita, que era fundamental, pero también en las curaciones ocurridas desde entonces y ya reconocidas por la medicina. Fueron estudiados y transmitidos a Mons. Laurence más o menos 40 casos. Él retuvo siete, que fueron así los primeros siete milagros de Lourdes. Tesoros de la Fe — ¿Cuál fue el primer milagro reconocido oficialmente? Dr. Patrick Theillier — El primer milagro fue el de Catherine Latapie, una mujer de 38 años. Ella había dado a la luz cuatro hijos, dos ya habían muerto. La noche del 28 de febrero al 1º de marzo de 1858, sintió la necesidad de venir a la gruta de Massabielle [gruta donde se apareció la Virgen]. Dos años antes, había caído de un árbol y contrajo una parálisis cubital en el brazo derecho, que la perjudicaba enormemente en sus actividades. Por lo demás, ella estaba encinta. A pesar de todo eso, no dudó en venir de noche para presenciar la aparición que sucedió aquel día la décima segunda. Cuando todo había terminado, se aproximó a la fuente en que, tres días antes, Nuestra Señora había pedido a Santa Bernadette que se lavara. La Sra. Latapie colocó la mano, y en seguida quedó completamente restablecida del brazo derecho. Partiendo a pie de regreso a su casa, a seis kilómetros de la gruta, ella sintió los dolores del parto y dio a luz un hijo que se llamó Jean-Baptiste. Más tarde fue sacerdote. Tesoros de la Fe — ¿Cuántos milagros fueron reconocidos hasta hoy? Dr. Patrick Theillier — Sesenta y siete milagros fueron reconocidos oficialmente por la Iglesia. Pero quien reconoce el milagro es el obispo de la diócesis de la cual viene la persona que fue curada. Por lo tanto, no es el Papa ni el Vaticano, y tampoco el obispo de la diócesis de Tarbes-Lourdes. Sin embargo, el número de curaciones declaradas por la medicina es 100 veces mayor que las reconocidas por las autoridades eclesiásticas. Apenas una curación de entre 100 declaraciones, en promedio, es reconocida de modo oficial. Tesoros de la Fe — ¿Existen casos recientes? Dr. Patrick Theillier — Claro, siempre aparecen casos nuevos. Siempre tengo más o menos cincuenta casos que estudiar. Son las curaciones que fueron declaradas en los últimos diez o doce años, y que me parecen serias. Necesito estudiar algunos casos de cáncer, por ejemplo. Pero hay una dificultad en cuanto al cáncer. Es una enfermedad que forzosamente es tratada de inmediato. Así, es necesario distinguir aquello que podría ser considerado un tratamiento en el origen de la curación. Tesoros de la Fe — ¿Cuánto tiempo puede tomar el estudiar y reconocer un milagro? Dr. Patrick Theillier — Un mínimo de cinco años, ya que en medicina no se habla de curación antes de eso. Pero, en general, de diez a doce años. Recibo más o menos 35 declaraciones por año, y de éstas, entre tres y cinco serán objeto de una investigación. Tesoros de la Fe — ¿Cómo el consultorio toma contacto con las personas curadas? Dr. Patrick Theillier — Nosotros aguardamos las solicitudes. Las personas que se curaron nos contactan voluntariamente, sea por teléfono, personalmente, o incluso por correo postal o electrónico. Hay también casos de personas que fueron curadas sólo por rezar a Nuestra Señora de Lourdes, sin haber venido nunca a orar frente a la gruta. Tesoros de la Fe — ¿Existe algún tipo de curación más frecuente que otras? Dr. Patrick Theillier — No. Existen todos los escenarios posibles, todos los tipos de enfermedades. Tesoros de la Fe — Cuando se viene a Lourdes, se puede leer y escuchar en varios lugares que “el mayor milagro que se produce frente a la gruta, o durante la peregrinación, es el milagro en el alma, más que el del cuerpo”. ¿Cómo Ud., como médico católico, siente eso? Dr. Patrick Theillier — Como médico católico, creo que en cada ser humano existe una dimensión espiritual que es inherente a su naturaleza. Somos creados a imagen y semejanza de Dios, existe en nosotros una fuente de vida eterna. Considero que la curación física es una señal de la benevolencia y de la misericordia de Dios con relación al enfermo, al pecador, pero que no ocurre sin una curación interior. En el Evangelio, todas las curaciones son siempre acompañadas de una curación interior: “Anda, tu fe te curó”; “A partir de ahora no peques más”, y así en adelante. Por lo tanto, una curación es señal de un restablecimiento total de la persona. Creo que en Lourdes es así. La curación física es la única visible, la única sobre la cual nos podemos apoyar, trabajar, estudiar y precisar, pero todas las curas físicas tocan a la persona en toda su dimensión, sea ella física, psíquica o espiritual. Puedo decirle que una persona que vive una cura divina —pues la cura milagrosa es una cura divina— no lo olvida nunca, representa algo muy fuerte en su existencia, hay un antes y un después, eso la conmueve profundamente. Estas curas físicas son las únicas visibles, pero ellas deben ser vistas como una señal de las curas invisibles que tienen lugar aquí, y que son tal vez más numerosas e importantes: las curas del corazón, del alma, la cura del pecado, la reconciliación con Dios, con los otros y consigo mismo. Así, creo que no se puede apenas fijarse en el lado “prodigioso” del milagro físico —frecuentemente maravilloso, claro está— sino buscar el sentido que está escondido detrás de él, que es la cura interior. Tesoros de la Fe — ¿Las personas curadas en Lourdes tienen también esa percepción? Dr. Patrick Theillier — Narro la historia de un señor de 67 años, que vino aquí a contarme una curación que obtuvo en 1963, hace más de 40 años, pero que nunca olvidó. Durante el servicio militar en Argelia, fue afectado por una enfermedad llamada sacrocoxalgia tuberculosa. Le propusieron venir a Lourdes, cuando ya llevaba varios meses en el Hospital Militar de Bordeaux, repatriado a causa de la enfermedad. Es necesario decir, que el sistema de salud francés lo había declarado 100% inválido, beneficiándose con una buena jubilación. Al llegar aquí, le sugirieron bañarse en las aguas de Lourdes. Él aceptó, pero como llevaba un yeso del cuello hasta los pies, imposible de ser retirado, fue apenas aplicada del lado de fuera del yeso, en el lugar dolorido, una esponja humedecida. Cuando regresó al hospital de Bordeaux y le sacaron la radiografía, a la cual él se sometía cada tres semanas, todo el mundo quedó sorprendido al ver que la sacrocoxalgia estaba completamente curada. Pudo así volver a su casa, pero nunca olvidó el milagro. A pesar de haber vivido en Haití, en Chile y en Ruanda, cada dos años él venía en peregrinación en agradecimiento a Nuestra Señora de Lourdes con toda su familia. Sin embargo, nunca había venido al consultorio. Sólo después que me vio en la televisión, vino aquí para describir, con enorme emoción, su historia. Fue obligado varias veces a parar el relato, de tanto que lloraba al contar aquello que había vivido 40 años antes, cuando tenía algo más de 20 años de edad. Tesoros de la Fe — ¿Alguna curación le impresionó especialmente? Dr. Patrick Theillier — Para ser sincero, todas las curaciones me impresionan. La que me sensibiliza más especialmente es siempre la última. ¿Por qué? Simplemente porque todas las curaciones son maravillosas. Se puede sentir que las personas que fueron curadas pasaron por algo de sobrenatural, de muy fuerte. Ellas son tocadas por alguna cosa que excede la naturaleza, es una experiencia capital en sus vidas. Y todo eso es muy emocionante, no hay una más bella que otra: todas ellas lo son. Tesoros de la Fe — ¿Hubo casos de médicos que, al venir a Lourdes, se convirtieron después de constatar un milagro? Dr. Patrick Theillier — Sí, por ejemplo el Dr. Alexis Carrel [Premio Nóbel de Medicina, 1912] que acompañó a una enferma realmente grave, pues estaba en estado de coma terminal a consecuencia de una tuberculosis generalizada. Él presenció la como que “resurrección” de ella frente a la gruta. Fue una curación extraordinaria, pero él no podía admitirla debido a su formación positivista. Sin embargo, al fin de su vida, cuando murió, fue encontrado un manuscrito en el cual relata su viaje a Lourdes y reconoce haber asistido a un milagro. Tesoros de la Fe — En la época del escritor Émile Zola, el director médico de este consultorio, mantuvo una polémica con él, ¿no es verdad? Dr. Patrick Theillier — En efecto, Zola vino aquí a fines del siglo XIX, interesado en conocer, pues se hablaba mucho de todo lo que pasaba en Lourdes. El Dr. Boissarie, uno de mis predecesores, abrió todas las puertas del Consultorio Médico, y el escritor tuvo la posibilidad, durante el tiempo que estuvo aquí, de asistir a dos verdaderas curaciones milagrosas de dos jóvenes, de quienes tenemos los registros en nuestro consultorio hasta hoy. Volviendo a París, Zola escribió su libro sobre Lourdes, donde cuenta de un modo impecable estos dos milagros. El problema es que entonces alteró la realidad, diciendo que las dos tuvieron una recaída y murieron de sus enfermedades, lo cual es absolutamente falso. En París, en una conferencia abierta al público, el Dr. Boissarie interpeló a Zola, demostrando que había modificado la realidad. El escritor respondió que él era un novelista, que tenía el derecho de colocar lo que bien entendiera en sus libros... En verdad, las dos chicas fueron realmente curadas de sus enfermedades, nunca tuvieron recaídas y murieron de avanzada edad. Siempre es posible modificar la realidad, cuando no se quiere creer. Así es la libertad humana... Tesoros de la Fe — Desde su punto de vista, ¿cuál es el sentido de estas curaciones? Dr. Patrick Theillier — Creo que la cura es para todos, no está solamente reservada para algunos. Caso contrario, sería injusto; se podría preguntar: ¿por qué algunos se curan y otros no? Tarde o temprano, todos estamos llamados a ser curados de nuestras heridas, de nuestros pecados. Es necesario vivir con esperanza y entender que Dios nos ama, que Él no está en el origen del mal, de la enfermedad o de la invalidez. Si no lo hiciéramos, viviremos en rebeldía. Es necesario entender que Él sufrió y dio su vida por nosotros y nos salvó. Lo más importante es la salud espiritual, es necesario ver estas curaciones físicas dentro de una perspectiva de eternidad, como una anticipación de la resurrección de nuestro cuerpo.
|
Lourdes, lo sobrenatural vence la incredulidad |
Entrevista al autor del libro «Dominus Est» Ejemplo que debe ser imitado Mons. Athanasius Schneider, ejerce un especial apostolado al inspirar la debida reverencia y adoración al Santísimo Sacramento, empeñándose para que los fieles reciban en la boca y de rodillas la Hostia consagrada... | |
Entrevista por el Centenario Pequeños episodios, grandes obras, grandes lecciones Para esta edición especial en homenaje al Prof. Plinio Corrêa de Oliveira en el centenario de su nacimiento, entrevistamos a una persona que lo acompañó de cerca, desde tiempos remotos hasta sus últimos días... | |
Entrevista a un hermano de hábito San Pío de Pietrelcina atrae multitudes La figura de este santo sacerdote capuchino, canonizado el 16 de junio de 2002, es presentada por Mons. Juan Rodolfo Laise O.F.M. cap., obispo emérito de San Luis, Argentina... | |
Perversiones sexuales no son derechos humanos El Cardenal Pujats, arzobispo emérito de Riga, capital de Letonia, esclarece el problema de la homosexualidad, señala los medios para luchar contra esta práctica pecaminosa y expone las razones por las cuales él la combate, pues no se trata de una orientación sexual, sino de una perversión sexual... | |
Entrevista a la Dra. Emanuela Marinelli La imagen completa de un hombre cruelmente crucificado La prodigiosa historia del Santo Sudario de Turín y las pruebas de su autenticidad. Nuevos e importantes datos de una gran especialista... |
Promovido por la Asociación Santo Tomás de Aquino