Los dones del Espíritu Santo son singulares y extraordinarias gracias con que Dios enriquece a las almas que le sirven con perfección, disponiéndolas para seguir con docilidad las divinas inspiraciones y practicar las virtudes. Como son gracias gratuitas y generosas del amor divino, se llaman del Espíritu Santo, porque a éste se le atribuyen todas las obras del amor.
El alma del cristiano que está en gracia de Dios, es templo donde reside el Espíritu Santo, dispuesta a recibir estos singulares dones; pero no los posee en actualidad, hasta que este amor llegue a tal grado, que se digne el Espíritu Santo derramarlos sobre ella generosamente y moverla a la ejecución en bien propio o del prójimo. Como de todo privilegio, el alma puede usar de ellos o no usar, no está obligada necesariamente a su ejecución, porque a pesar de la moción, estímulo y actividad que inspira el Espíritu Santo, no coarta en lo más mínimo la libertad (cf. E. Horcajo Monte de Oria, El Cristiano instruido en su Ley, Madrid, 1891, p. 152). * * * Los dones del Espíritu Santo son siete: Sabiduría, Entendimiento, Consejo, Fortaleza, Ciencia, Piedad y Temor de Dios. Los dones del Espíritu Santo sirven para afianzarnos en la Fe, Esperanza y Caridad, y darnos prontitud para actuar las virtudes necesarias a la perfección de la vida cristiana. Sabiduría es un don con el que, alzando el entendimiento de estas cosas terrenas y caducas, contemplamos las eternas, a saber: la eterna Verdad, que es Dios, amándole y deleitándonos en Él, en lo cual consiste todo nuestro bien. Entendimiento es un don que facilita la inteligencia de las verdades de la Fe y de los divinos misterios, inasequibles a la luz natural de nuestro entendimiento. Consejo es un don con el que, en las dudas e incertidumbres de la vida humana, conocemos lo que ha de redundar en mayor gloria de Dios y salud nuestra o de nuestro prójimo. Fortaleza es un don que nos inspira valor y aliento para guardar fielmente las leyes de Dios y de la Iglesia, y con que vencemos todos los obstáculos y asaltos de nuestros enemigos. Ciencia es un don con el que juzgamos rectamente de las cosas creadas, y conocemos la manera de usar bien de ellas y de enderezarlas al último fin, que es Dios. Piedad es un don con el que veneramos y amamos a los Santos y conservamos un corazón piadoso y benévolo para con nuestro prójimo por amor de Dios. Temor de Dios es un don que nos inspira reverencia de Dios y temor de ofenderle, y nos aparta del mal moviéndonos al bien. * Catecismo Mayor de San Pío X, Ed. Magisterio Español, Vitoria, 1973, p. 122.
|
La Virgen del Carmen de la Legua, Reina y Soberana del Callao |
De los Pecados y de sus principales especies El pecado mortal es la mayor ofensa que el hombre puede hacer a la infinita majestad de Dios, quien sin merecimiento alguno suyo le ha creado de la nada, le libra de innumerables males, le colma de inmensos beneficios y le ama con infinito amor... | |
Las Virtudes Cardinales Prudencia es la virtud que ordena todas las acciones al debido fin. Justicia es la virtud por la que damos a cada uno lo suyo. Fortaleza es la virtud que nos hace animosos para no temer ningún peligro por el servicio de Dios. Templanza es la virtud por la que refrenamos los deseos desordenados de los placeres sensibles... | |
Temor de Dios y misericordia En el artículo anterior de esta sección, transcribimos trechos de San Francisco de Sales sobre la virtud de la confianza; en la presente, ofrecemos pensamientos del mismo santo sobre el temor de Dios asociado con la esperanza... | |
Quien en Dios confía, no será confundido Después de tratar sobre la importancia de conformarse con la voluntad de Dios, San Francisco de Sales, en el libro «Pensamientos Consoladores», reflexiona sobre la excelencia de la virtud de la confianza. Que se arme contra mí el cielo, que se amotinen la tierra y los elementos; que me declaren... |
Promovido por la Asociación Santo Tomás de Aquino