Estimados amigos: Cuarenta días después de la Navidad se conmemora la Presentación de Jesús en el Templo y la Purificación de María. Es la magna festividad de la Virgen de la Candelaria, con tanto arraigo popular en muchos de nuestros pueblos. Ese día, después del oficio de la hora tercia, se realiza en las iglesias la solemne bendición de las velas, que junto con la de cenizas (el miércoles de ceniza) y la de ramos (el domingo de ramos), constituyen las tres principales del año litúrgico. San Anselmo, Doctor de la Iglesia, al comentar el Evangelio de San Lucas, que narra el misterio, explica que en el simbolismo del cirio se deben considerar tres cosas: la cera, la mecha y la llama. La cera, obra de la abeja virgen, es la carne de Cristo; la mecha, que es interior, es el alma; y, la llama, que brilla en la parte superior, la divinidad. Los cirios o candelas son de uso inmemorial en el culto cristiano. En las funciones litúrgicas, en la administración de los sacramentos, en las múltiples devociones de los fieles, etc. Se enciende una vela para implorar o para agradecer un favor celestial. La vela bendita es un sacramental que uno puede guardar en casa o llevar consigo, y atraer las bendiciones del Cielo en cualquier ocasión. El abad de Solesmes, D. Próspero Gueranger, formula este agudo comentario sobre las candelas: “Antiguamente los mismos fieles llevaban sus cirios a la iglesia el día de la Purificación, para que fuesen bendecidos […] . Sería de desear que los pastores de almas recomendaran fervientemente esta práctica, y que la restableciesen o la sostuviesen donde fuera necesario. Tantos esfuerzos como se han hecho para destruir o al menos empobrecer el culto externo, han traído insensiblemente como consecuencia la más desoladora tibieza del sentimiento religioso, cuya fuente única se halla en la Liturgia de la Iglesia”. Recordemos, pues, junto al relato Evangélico, otras sabias consideraciones que el célebre abad benedictino teje en su Año Litúrgico a respecto del cuarto misterio gozoso del santísimo rosario. En Jesús y María, El Director
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Presentación del Niño Jesús El cuarto misterio gozoso del santo rosario |
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El amor a la Cruz y la necesidad de la inmolación Después de un día de mucha tristeza y temor al verme con tan pesada carga encima y tantas dificultades que vencer, al comulgar al día siguiente me consoló Nuestro Señor y me hizo comprender que no debía preocuparme de cómo, ni cuándo, ni con qué éxito llevaría a cabo la Obra... |
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Moderación, la gran exageración de nuestra época RESUMAMOS EN DOS PALABRAS nuestro artículo anterior. La exageración es un defecto que puede corromper cualquier virtud. El amor a la patria, por ejemplo, es una cualidad, pero la estatolatría es un defecto. La justicia también es una cualidad, pero su exageración puede transformarla en dureza y hasta en crueldad. La intransigencia es una virtud, pero si es llevada al exceso puede llegar al sectarismo. Y así en adelante... |
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Santa Maria in Via Creo que la frase “La abundancia de las aguas alegra la ciudad de Dios” proviene de las Sagradas Escrituras. En efecto, la naturaleza no ha podido ser más pródiga en favorecer a la Ciudad Eterna en este sentido... |
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Año Jubilar de Fátima Concesión de Indulgencia Plenaria Con el fin de celebrar dignamente el centésimo aniversario de las Apariciones de Fátima, por mandato del Papa Francisco se concede, con la inherente indulgencia plenaria, un Año Jubilar, desde el día 27 de noviembre de 2016 hasta el día 26 de noviembre de 2017... |
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Cremación: indicio de la actual descristianización Georges D. se había jubilado, gozaba de una buena pensión y poseía una atrayente cultura. Buen observador, su acuidad penetraba la realidad de los acontecimientos, la degustaba, y, al narrarla, integraba a sus interlocutores en la escena descrita. Quien lo oía tenía la impresión de haber participado en el evento narrado... |
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