Verdades Olvidadas Abuso de la Misericordia Divina

DICE SAN AGUSTÍN que de dos maneras engaña el demonio a los cristianos; a saber: desesperando y esperando. Después que el hombre ha cometido muchos pecados, el enemigo le incita a desconfiar de la misericordia de Dios, haciéndole ver el rigor de la justicia divina. Pero antes de pecar, le da ánimo para que no tema el castigo que merece el pecador, haciéndole ver la divina misericordia.

Por eso el santo aconseja, que después del pecado, confiemos en la misericordia; y antes de pecar, temamos la justicia divina. Porque el que abusa de la misericordia de Dios para ofenderle más, no merece que el Señor sea misericordioso con él. El Abulense escribe: quien ofende a la justicia, puede recurrir a la misericordia; mas el que ofende e irrita contra sí a la misericordia; ¿a quién recurrirá?

Cuando tú quieres pecar, ¿quién te promete la misericordia de Dios? Seguramente no te la promete Dios; te la promete, sí, el demonio, para que pierdas a Dios y te condenes. Por eso dice San Juan Crisóstomo: “Guárdate de jamás dar oídos a aquel perro que te promete la misericordia de Dios” (Hom. 50, ad Pob). Si en tu vida pasada has ofendido a Dios, oh pecador, espera y tiembla; si quieres dejar el pecado y lo detestas, espera, puesto que Dios promete el perdón a quien se arrepiente; pero si quieres seguir en tu mala vida, teme que el Señor no te espere más tiempo y te envíe a los infiernos.

¿Con que fin espera Dios al pecador? ¿Es acaso, para que siga injuriándole? No; Dios espera a los pecadores para que abandonen el pecado y pueda, de este modo, ser misericordioso con ellos, según aquellas palabras de Isaías (30, 18): “Por esto da largas el Señor, para poder usar de misericordia con vosotros”.

Pero cuando el Señor ve que el pecador se vale del tiempo que le concede para llorar las culpas cometidas, para aumentarlas todavía más, echa mano del castigo y le corta los pasos, haciéndole morir en pecado, para que muriendo deje por fin de ofenderle.

Y entonces llama a juzgarle, negándole el tiempo que le había concedido para hacer penitencia. “Ha aplazado contra mí el tiempo de la ruina”, dice Jeremías (Lam 1, 15). San Gregorio interpretando estas palabras, dice: Que el mismo tiempo que le concedió para hacer penitencia, vino a juzgarle; esto es, a servir de fiscal y acusador contra el mismo pecador.

 

San Alfonso María de Ligorio, Sermones Abreviados, Sermón XLI, Ed. Pons, Madrid-Barcelona, 1847, t. II, p. 44-45.

Palabras del Director Nº 205 - Enero de 2019 – Año XVIII El secreto de confesión amenazado
El secreto de confesión amenazado
Palabras del Director Nº 205 - Enero de 2019 – Año XVIII



Tesoros de la Fe N°205 enero 2019


San Ildefonso de Toledo Paladín de la Virginidad de la Madre de Dios
El arte de crear defectos en los hijos Enero de 2019 – Año XVIII Abuso de la Misericordia Divina El secreto de confesión amenazado Heroica resistencia contra la herejía luterana Felicidad, sufrimiento y amor de Dios La Virgen de los Ermitaños de Einsiedeln San Ildefonso de Toledo Adoración de los Reyes Magos



 Artículos relacionados
Campos de Chartres Ocupando el amplio camino que conduce a Chartres, un nutrido rebaño de ovejas regresa al aprisco...

Leer artículo

Clark Gable y Felipe II Recuerdo que viajando de Londres a París, Clark Gable se encontraba en el mismo avión que yo. Así que traté de analizarlo...

Leer artículo

Peregrinando dentro de una mirada Fisonomía igual no conozco. La tengo bien cerca de mí, y movido por el arraigado hábito de observar y explicar todo para mi propio uso, fijo la atención en ella. Y de repente siento que me introduzco en ella...

Leer artículo

El final de un mundo “El final de un mundo milenario desgraciadamente llegó”, escribió el pasado 8 de agosto en el “Corriere della Sera”, el conocido historiador Andrea Riccardi, refiriéndose a la inmensa tragedia de los cristianos iraquíes y lamentando porque “faltó de parte de todos una idea de lo que estaba por suceder”...

Leer artículo

El amor en el matrimonio deformado por el romanticismo Soy hijo de familia católica y, lamentablemente, durante muchos años me perdí por los descarríos del mundo. Hace algunos años, comencé a relacionarme con una joven, más por sensualidad que por sentimientos de afecto por su persona...

Leer artículo





Promovido por la Asociación Santo Tomás de Aquino