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Lugar sagrado, de gracias y bendiciones especiales Plinio Corrêa de Oliveira
Hay un principio que la piedad católica admite como verdadero: cuando en cierto lugar ocurre algo muy sagrado, de algún modo aquel lugar se vuelve también sagrado. En ese lugar bendecido, quien allí se encuentre podrá recibir muchas gracias, por las cuales se es llevado al amor de Dios, al arrepentimiento, a la compunción, a la piedad y a la compasión hacia el Cordero de Dios, que allí sufrió por nuestra salvación.Un ejemplo supremo: el Huerto de los Olivos, el lugar sagrado donde transcurrió la Agonía de Nuestro Señor Jesucristo. Lugar de lucha en que el Divino Redentor enfrentó la perspectiva de la muerte y de todo cuanto luego sucedió; lugar donde Él estuvo, sufrió y derramó la primera Sangre de la Pasión. Estos hechos hicieron aquel lugar sagrado.
Tales lugares son particularmente dignos de reverencia. De ahí el hecho de que se guarde de ellos, a la manera de reliquia, alguna porción de tierra, pues se trata de la tierra en que hace dos mil años el Hombre Dios posó la planta de sus pies. Estando en esos lugares, no es posible que la persona no se prosterne y reverencie.En ese sentido, el lugar por excelencia es el Santo Sepulcro, pues recibió el cuerpo de Nuestro Señor, y allí Él resucitó. Basta esto para que se entienda todo. También se hacen sagrados los lugares donde ocurrieron los grandes hechos históricos, los grandes actos de valentía, de virtud, de renuncia, de grandeza de horizontes en la historia de la Cristiandad. ♦
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La traición de Judas “¿Con un beso entregas al Hijo del hombre?” |
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La verdadera santidad es fuerza de alma y no debilidad sentimental La Iglesia enseña que la verdadera y plena santidad es el heroísmo de la virtud. La honra de los altares no es concedida a las almas hipersensibles, débiles, que huyen de los pensamientos profundos, del sufrimiento pungente, de la lucha, en fin, de la cruz de Nuestro... |
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La impregnación de las alegrías de la Navidad La fiesta de la Santa Navidad tiene el privilegio —al menos es la impresión personal que tengo— de interrumpir el tiempo. Una persona puede estar en la peor situación aflictiva; al llegar la Navidad, se abre como que un paredón y las desgracias quedan del otro lado. ¡Repican las campanas, la Navidad comenzó! ¡Cristo nació: alegría para todos los hombres!... |
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Dos ideales: el Derecho y la máquina Aspecto impresionante del Coliseo. El viejo monumento, potentemente iluminado por reflectores, deja ver diversas bellezas que posee a la luz del día, con todas las claridades del sol glorioso de Roma... |
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“Si vis pacem, para bellum” Cuando contemplamos aquellos altaneros castillos de la Edad Media —erguidos en las fronteras del Imperio Carolingio, en las márgenes del Rin o del Danubio, o en las rutas que las tropas del gran emperador seguían, para impedir el avance de los moros, dentro de la propia España— tengo la impresión de que esos castillos ¡aún palpitan con la batalla!... |
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Tranquilidad del orden, excitación en el desorden Unas a otras se suceden armoniosamente las colinas,hasta el fondo lejano en que se pierde el horizonte. Una atmósfera llena de frescura y de claridad matinal inunda el cuadro y produce la impresión de que las laderas de los montes, la delicada hierba, el tenue follaje de los arbustos, destilan suavidad... |
Promovido por la Asociación Santo Tomás de Aquino