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Ciudad italiana medieval: Ufanía con relación a un pasado de gloria Plinio Corrêa de Oliveira
¡San Gimignano! Es la famosa ciudad, situada en la Toscana, rodeada por murallas. Todas sus construcciones son medievales.
Ella expresa exactamente la idea de lo que sería una ciudad de menor porte de aquella época, con construcciones muy simples. Aunque también con casas más confortables, que recuerdan en algo el gótico veneciano (1). El aspecto de las edificaciones, el trazado de las calles es muy característico de las antiguas ciudades italianas (2).
San Gimignano era una urbe guerrera, que pretendía ser el centinela de aquella región de la Toscana. Al subir a sus torres, se podía vislumbrar a lo lejos al enemigo que se aproximaba (3). Las torres están en un lugar elevado y, a pesar de que el terreno está en declive, son construcciones fuertes y altas. La iglesia, con una fachada completamente desprovista de ornamentos, causa una impresión de solidez, de estabilidad, de fuerza. Pasaron siglos y ella conserva su solidez (4). Es muy bonito el conjunto de esa visión constituida por viviendas y torres. En la fotografía al lado, la serie de torres —para un ojo mal habituado, deformado por el espíritu contemporáneo–– a primera vista podrían parecer rascacielos. Se diría que la ciudad descansa amenamente de la época dura y bélica de otrora. Pero aún conserva con satisfacción, con ufanía, el recuerdo de un pasado de gloria. ♦
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