Ambientes Costumbres Civilizaciones Tranquilidad del orden, excitación en el desorden

Plinio Corrêa de Oliveira

Unas a otras se suceden armoniosamente las colinas, hasta el fondo lejano en que se pierde el horizonte. Una atmósfera llena de frescura y de claridad matinal inunda el cuadro y produce la impresión de que las laderas de los montes, la delicada hierba, el tenue follaje de los arbustos, destilan suavidad. Las ovejas, espléndidamente integradas en la armonía del ambiente, apacientan lenta y tranquilamente, tan satisfechas y dóciles, que al frente el perro pastor, digno y “pensativo”, camina distendido como si estuviera de vacaciones.

En el centro, el hombre, modesto campesino de los Pirineos, en las cercanías de Lourdes. Todas esas sencillas magnificencias, espléndidas como la vestimenta del lirio del campo, le entran por los sentidos, le confortan el cuerpo, pero sobre todo le hablan al alma.

¿Qué le dicen?, él mismo probablemente no lo sabrá describir. Pero, levemente meditativo, él está ahí como un rey para el que todo existe. Y en esa plácida alegría, nada hay que no le hable de la dulzura y de la grandeza inenarrables de Dios, del significado de su propia existencia y del sublime y eterno destino de su alma. Faltaría solo en este paisaje un campanario a lo lejos, el severo perfil de una cruz o un nicho con una imagen de la Santísima Virgen que nos recordase la belleza —tan superior a las cosas de la naturaleza— de la obra maestra que es la Santa Iglesia Católica.

Este ambiente inspira paz en los corazones. Es la tranquilidad en el orden del cual hablaba el Papa Juan XXIII en su Mensaje de Navidad de 1959.


Cuántas veces la vida diaria se aleja de este ideal, que es evidentemente realizable, tanto en el campo como en una existencia urbana concebida según los padrones cristianos.

Pero el sonido típico de las inmensas babeles modernas, el ruido de las máquinas, el tropel y las voces de los hombres que se afanan en pos del oro y de los placeres; que ya no saben caminar, sino correr; que no saben trabajar sin extenuarse; que no consiguen dormir sin calmantes ni divertirse sin estimulantes; cuya carcajada es una mueca frenética y triste; que ya no saben apreciar las armonías de la verdadera música, sino sólo las cacofonías del rock; todo esto es la excitación en el desorden, de una sociedad que solo encontrará la verdadera paz cuando haya reencontrado al verdadero Dios. 


El nombre de Jesucristo y la previsión de la muerte de San Pedro Palabras del director Nº 143 - Noviembre 2013 - Año XII
Palabras del director Nº 143 - Noviembre 2013 - Año XII
El nombre de Jesucristo y la previsión de la muerte de San Pedro



Tesoros de la Fe N°143 noviembre 2013


Cristianofobia: un capítulo insidioso La persecución a los católicos desencadenada por la pérfida Revolución anticristiana
Nº 143 - Noviembre 2013 - Año XII La familia, el matrimonio y el derecho natural Frente a la actual persecución anticatólica:¿resistir o dejar de actuar? San Gregorio Taumaturgo ¿Cómo nuestras oraciones pueden interceder por los difuntos? El nombre de Jesucristo y la previsión de la muerte de San Pedro Tranquilidad del orden, excitación en el desorden



 Artículos relacionados
Tensión y distensión en el semblante de un santo En los jardines del Vaticano el Papa San Pío X acoge a distinguidos visitantes, que le presentan sus homenajes. El cuerpo del Papa, erguido y vigoroso a pesar de los años, da una impresión de ascesis y firmeza, pero algo en su persona, y sobre todo en su plácida fisonomía, expresa reposo y distensión...

Leer artículo

Vida mecánica, vida natural En efecto, la máquina tiende a sujetar completamente a su ritmo mecánico todo el trabajo humano. El trabajo, y más que el trabajo las diversiones, la vida de familia, en fin, toda la existencia...

Leer artículo

San José, Patrono de la Iglesia Esta fue la mejor estampa de San José que conocí en mi vida. Se trata claramente de una pintura ejecutada por alguien que interpretó bien el papel de San José, y que lo supo expresar en una obra artística de buena calidad...

Leer artículo

Si alguien tuviese una súbita perturbación en la vista, en los nervios o en la mente... El famoso cuadro de Velásquez es a justo título, una de las cúspides del arte. La gracia infantil de la Infanta, el cariño lleno de dignidad y respeto de las jóvenes que la sirven, etc. todo exhala un ambiente recogido, elevado, profundamente civilizado...

Leer artículo

La impregnación de las alegrías de la Navidad La fiesta de la Santa Navidad tiene el privilegio —al menos es la impresión personal que tengo— de interrumpir el tiempo. Una persona puede estar en la peor situación aflictiva; al llegar la Navidad, se abre como que un paredón y las desgracias quedan del otro lado. ¡Repican las campanas, la Navidad comenzó! ¡Cristo nació: alegría para todos los hombres!...

Leer artículo





Promovido por la Asociación Santo Tomás de Aquino

×