Verdades Olvidadas Ad te levavi oculos meos

Inciertos, como todo el mundo, sobre el día de mañana, elevamos nuestros ojos en actitud de oración hasta el excelso trono de María, Reina del Universo. Y al mismo tiempo afloran a nuestros labios, adaptadas a Ella, las palabras del salmista dirigidas al Señor: Ad te levavi oculos meos, quae habitas in coelis. Ecce sicut oculi servorum in manibus dominorum suorum. Sicut oculi ancillae in manibus dominae suae; ita oculi nostri ad Dominam Matrem nostram donec misereatur nostri — “Levanté mis ojos hacia Ti, que habitas en los cielos. Helos como los ojos de los siervos, puestos en las manos de sus señores. Como los ojos del esclavo fijos en las manos de su Señora, así nuestros ojos están fijos en la Señora Madre Nuestra hasta que Ella tenga misericordia de nosotros” (cf. Sal 122, 1-2).

Sí, volvemos nuestros ojos hacia la Señora de Fátima, pidiéndole cuanto antes la contrición que nos obtenga los grandes perdones, la fuerza para que trabemos los grandes combates, y la abnegación para que seamos desprendidos en las grandes victorias que traerán consigo la implantación del Reino de Ella. Victorias éstas que deseamos de todo corazón, aunque para llegar hasta ellas la Iglesia y el género humano tengan que pasar por los castigos apocalípticos —pero cuán justicieros, regeneradores y misericordiosos— por Ella previstos en 1917 en la Cova da Iria. 


Plinio Corrêa de Oliveira, Revolución y Contra-Revolución, Parte III, Cap. III.

Palabras del director Nº 136 - Abril 2013 - Año XII Los gloriosos orígenes del celibato eclesiástico
Los gloriosos orígenes del celibato eclesiástico
Palabras del director Nº 136 - Abril 2013 - Año XII



Tesoros de la Fe N°136 abril 2013


San Vicente FerrerEl Ángel del Apocalipsis
Nº 136 - Abril 2013 - Año XII Ad te levavi oculos meos Los gloriosos orígenes del celibato eclesiástico Habemus Papam! qui sibi nomen imposuit Franciscum Nuestra Señora del Boldo Al vencer la pruebas se adquiere la paz San Vicente Ferrer ¿Cómo será la vida después de la muerte? La Catedral de San Marcos



 Artículos relacionados
El hombre mediocre Al mediocre le agradan los escritores que no dicen ni sí ni no, sobre ningún tema, que nada afirman y que tratan con respeto todas las opiniones contradictorias...

Leer artículo

El boulevard de los Capuchinos y el Teatro Vaudeville Jean Béraud es uno de los grandes pintores de la vida parisina de la Belle-époque. Nació en San Petersburgo en 1849...

Leer artículo

Bossuet Este cuadro representa a Jacques-Bénigne Bossuet (1627-1704), el famoso obispo de Meaux (a 40 km al nordeste de París), gran orador sagrado con un dominio perfecto de su palabra sonora e impecable...

Leer artículo

El noble francés El noble francés rivaliza en arrojo con los más valientes hidalgos europeos...

Leer artículo

La desigualdad entre los hombres es providencial A unos los bendijo y ensalzó, los santificó y los puso junto a sí; a otros los maldijo y humilló y los derribó de su puesto. Observa, pues, todas las obras del Altísimo, de dos en dos, una frente a otra…...

Leer artículo





Promovido por la Asociación Santo Tomás de Aquino

×