Patrona de Panamá Una secular imagen que ha estado envuelta recientemente en el centro de una peculiar disputa. Diversos prelados reivindican el derecho de usar, como obispo titular, el nombre de esta devoción mariana Valdis Grinsteins
En general, las divergencias históricas en las cuales entran cuestiones relacionadas con imágenes de la Santísima Virgen son más bien serenas, pues pertenecen al dominio de unos cuantos especialistas, los cuales debaten sus puntos de vista en el sosiego de los gabinetes. Son debates comentados en publicaciones especializadas, que no alcanzan al gran público y no entorpecen las relaciones internacionales. Pero éste no es el caso de la patrona de Panamá, Nuestra Señora de la Antigua, que ha causado considerables dolores de cabeza a más de un diplomático del Vaticano, y que fue hasta hace poco un tema que apasionaba a la opinión pública del país centroamericano. Lo que llevó, en concreto, a que la imagen fuese proclamada patrona del país, a fin de dar por terminada una polémica petición. Para entender bien el problema, tendremos que aclarar previamente ciertas costumbres de la Iglesia. Obispos titulares y diocesanos La Jerarquía de la Iglesia católica está compuesta por obispos diocesanos, los auxiliares y los titulares. El diocesano tiene a su cargo una determinada diócesis, existente hoy en día en determinado lugar. Por ejemplo, el obispo de Chiclayo, al norte del Perú. Obispo auxiliar es el asistente de un obispo diocesano, por lo tanto su colaborador en las tareas apostólicas. Obispo titular es aquel que recibe el encargo de una diócesis que existió en el pasado, pero que actualmente no existe más. Por eso él es “titular”, es decir, tiene el título de obispo y efectivamente es obispo, pero no tiene por el momento ninguna diócesis concreta que gobernar. Naturalmente existen diferencias de honra entre las diócesis titulares. Algunas eran muy importantes, relacionadas por ejemplo a nombres de santos famosos. Siempre será más sugestivo adoptar el nombre de un antiguo obispado, cargado de historia, que el de una ciudad poco conocida. Por ejemplo, ser obispo titular de Belén, la ciudad donde nació Nuestro Señor,1 o de la histórica Cartago 2 en el norte de África. Éstos podrán ser más apreciados que otros nombres conocidos apenas por especialistas o por historiadores eclesiásticos.
Pero esos son nombres relacionados con los continentes asiático y africano. Para un obispo americano, nada más prestigioso que llevar el nombre de la primera diócesis establecida en tierra firme en el nuevo continente.3 Esta diócesis es justamente la de Santa María de la Antigua del Darién, creada por el Papa León X el 28 de agosto de 1513. De ahí surgió el problema. A partir de 1987, varios obispos de América y hasta de Europa solicitaron ser titulares de esa diócesis, pues alegan que ella desapareció cuando la población de Santa María del Darién se trasladó en 1519 a la actual ciudad de Panamá. Esto es refutado vigorosamente por la arquidiócesis de Panamá, que defiende ser ella la continuadora de aquel obispado.4 Por lo tanto, según esta tesis, no se trataría de una diócesis actualmente inexistente, sino de una diócesis viva en nuestros días. Siendo así, no debería ser regida por un obispo titular, sino por un obispo diocesano; en este caso, por el propio obispo de Panamá. De hecho, en el Anuario Pontificio aparece la arquidiócesis de Panamá como continuadora de la diócesis de Santa María de la Antigua. Ocurre que uno de los argumentos de los que se oponen a que la diócesis de Panamá sea sucesora de la Antigua, es que esta última tenía como titular a Nuestra Señora de la Antigua, y la catedral de Panamá tiene como patrona a Nuestra Señora de la Asunción. Y aquí entra la historia de la imagen en cuestión. Nuestra Señora de la Antigua La conquista española de América comenzó en las islas del Mar del Caribe. Allí fueron establecidas las primeras ciudades, las primeras iglesias, las organizaciones pioneras para controlar el nuevo imperio. Pero enseguida los españoles comenzaron a explorar la llamada “tierra firme”, o sea, el continente americano propiamente dicho.
Y uno de los primeros lugares explorados fue la zona del Darién, que actualmente comparten Colombia y Panamá. El conquistador Vasco Núñez de Balboa, juntamente con Martín Fernández de Enciso, decidieron fundar una ciudad, pero se encontraron con la oposición del cacique Cémaco y sus guerreros. Como varios de los conquistadores eran oriundos de Sevilla, hicieron una promesa a la Virgen de la Antigua,5 venerada en la catedral hispalense: de salir triunfantes en la batalla contra los indígenas le darían su nombre a la nueva población. Y, de hecho, el cacique fue vencido, y en setiembre de 1510 los españoles fundaron la nueva ciudad con el nombre de Santa María de la Antigua. La choza de paja del cacique fue convertida en la primera iglesia y en ella fue entronizada una imagen de la Virgen de la Antigua. Su existencia en suelo americano se explica, pues el encargado de la capilla donde se encuentra la imagen en la catedral de Sevilla solía entregar copias de ella a los jefes de las expediciones conquistadoras que partían de aquella ciudad rumbo a América. La imagen original mide 1,80 metros de altura. Durante diez años la ciudad se convirtió en el centro de numerosas expediciones, así como en la primera sede episcopal en el continente. Posteriormente, en 1519, fue fundada la ciudad del Panamá por Pedro Arias Dávila (Pedrarias). Por orden suya, la población de Santa María de la Antigua se trasladó a la nueva fundación, con todas sus pertenencias, por la inhospitalidad de la selva. Obviamente, el obispo también se trasladó a Panamá. La inhóspita ciudad quedó prácticamente desierta, terminando por desaparecer cuando los indígenas la incendiaron en 1524. Desde entonces, los habitantes de Panamá celebran anualmente el traslado, con una misa de acción de gracias el día 15 de agosto, fiesta de la Asunción.
El tema sobre el cual tanto han debatido los historiadores es precisamente éste. Para algunos, se trata de una nueva diócesis, con nueva patrona. Para la arquidiócesis de Panamá, el hecho de celebrarse la fiesta de la Asunción no excluye que la patrona sea la Virgen de la Antigua. Cambió la fecha, pero no la patrona. En todo caso, para solucionar definitivamente la cuestión, durante el último Congreso Eucarístico Nacional Mariano, Nuestra Señora de la Antigua fue declarada Patrona de Panamá. El acto tuvo lugar, el 9 de setiembre del 2000, en presencia del arzobispo panameño Mons. José Dimas Cedeño, de todos los demás obispos del país y de Mons. Carlos Amigo Vallejo, arzobispo de Sevilla. Más recientemente, en el 2003, con motivo de la celebración del centenario de la independencia, fueron distribuidos en todo el país 100.000 rosarios con la imagen de la patrona. Notas.- 1. Cf. www.catholic-hierarchy.org/diocese/d2b53.html.
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Santa María de la Antigua. Patrona de Panamá |
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