|
Plinio Corrêa de Oliveira
Una concepción antiigualitaria del universo nos muestra como éste es una verdadera corte llena de nobles desiguales: unos son más nobles porque tienen más nobleza en su ser y otros son menos nobles porque tienen menos nobleza en su ser. Alguien me dirá: “Pero deme un ejemplo”. Le doy pues un ejemplo fácil: el pavo real y la gallina. Hay en el pavo real una nobleza evidentísima: al desplegar su abanico, en la belleza admirable de su plumaje, en la hermosura de las plumas azul verdoso tornasoladas de su cuello… En el pavo real todo es grande menos la cabeza; pero ésta forma el centro pequeño y vivo que da movimiento a todo el resto, en cuanto le cabe a un ser sin razón. Su modo de moverse es el modo de una reina. Anda con aire noble, calmo, no se asusta con nada. Cuando corre, corre con cierta dignidad; cuando se detiene, no lo hace jadeante.
En cambio, la gallina es una miseria como falta de nobleza. Ridícula su forma de correr, ridículo su modo de cacarear, ella corre de manera despavorida; a los gusanos repelentes que encuentra por el suelo, los devora con gula; su contentamiento es un contentamiento glotón. La gallina sólo tiene un lado noble: es el amor materno con que defiende, hasta con riesgo de vida, a cualquiera de sus pollitos. Bajo este aspecto el propio Hombre-Dios se dignó compararse a ella cuando dijo: “¡Jerusalén, Jerusalén… cuántas veces quise reunir a tus hijos, como la gallina reúne bajo sus alas a los pollitos, y tú no quisiste!” (Lc. 13, 34). * * * Es verdad que la gallina y el pavo real son seres irracionales, no tienen inteligencia. No tienen, por lo tanto, nobleza en el verdadero sentido de la palabra, sino en sentido analógico.
|
El barroco peruano |
|
¿Cómo se llegó hasta esto? “¿PERDIERON A SU MADRE, al padre, a un hermano? ¿Están siendo llevadas a la cárcel? ¿Pasa el entierro de una amiga? ¿Cuál es la desgracia que se abatió sobre estas jóvenes de fisonomía convulsionada, ojos alucinados y llorosos?... |
|
La grandeza del rey dignifica al cocinero Vista del Castillo de Windsor desde el noroeste. La primera impresión es de un escenario para un cuento de hadas. La inmensidad del edificio, la delicadeza, todo, en fin, sugiere la sensación de que se está en presencia de algo que supera la realidad cotidiana... |
|
Cuando los hombres y las cosas del comercio vivían en la placidez La superexcitación de los ambientes corresponde a la de los hombres, como el efecto a su causa. Todos conocemos ese tipo de businessman que mastica chicle, quizá se muerde las uñas, golpea con los pies en el suelo, es hipertenso, cardíaco, neurótico... |
|
Peregrinando dentro de un vitral Imaginemos un vitral en forma circular, o sea, un rosetón. Un mundo de colores diferentes. Dentro del conjunto de colores, se podría hacer un paseo: ora “entrar” en el cielo color de añil, ora en el dorado absoluto... |
|
La Gran Cartuja Inmenso turíbulo del cual suben continuamente al cielo los sacrificios de la oración y de la penitencia. Llama la atención en este panorama el aspecto soberbio de la nieve. Ella cubre el edificio tan ampliamente que explica la razón de ser de los tejados y de las torres en punta... |
Promovido por la Asociación Santo Tomás de Aquino