“Virgen” de Jacques Lipchitz. El autor la describe con estas palabras: “Del pico de la paloma penden tres fragmentos del cielo estrellado que se juntan, formando un corazón vuelto con la punta hacia lo alto, del cual emerge la Virgen con los brazos abiertos para el mundo. El conjunto es llevado por ángeles en pleno vuelo”. La extravagancia de la idea general y de los pormenores es chocante. El cuerpo de la imagen, su gesto, nada deja trasparecer la pureza y la inigualable dignidad de la Madre de Dios. La imagen no instruye, no forma, no atrae.
¿Quién podría decir lo mismo del otro cuadro, que representa a Nuestra Señora Dolorosa, de autoría de Simón Marmion, pintor del siglo XV? Sin pretender hacer un comentario artístico, analizamos el contraste entre las mentalidades expresadas en una y otra imagen, a fin de hacer sentir a los lectores hasta qué punto las aspiraciones de las cuales nace y los rumbos hacia donde camina el arte moderno desvían y deforman la verdadera piedad cristiana.
|
Todos los Santos |
|
Neuschwanstein El sentido del combate y de la dignidad hidalga La primera impresión que el castillo sugiere, a mi modo de ver, es causada por el juego de las torres, sobre todo la torre más alta, que parece desafiar los montes atrás, como quien dice: “Yo estoy en la cumbre del orbe, más alto que yo no hay nadie”... |
|
La grandeza del rey dignifica al cocinero Vista del Castillo de Windsor desde el noroeste. La primera impresión es de un escenario para un cuento de hadas. La inmensidad del edificio, la delicadeza, todo, en fin, sugiere la sensación de que se está en presencia de algo que supera la realidad cotidiana... |
|
Dos cuadros, dos mentalidades, dos doctrinas ¿Qué terminará pensando y sintiendo sobre la Sagrada Familia un pueblo que tenga frente a sí obras pictóricas o escultóricas de este jaez? El arte cristiano tiene la misión de auxiliar dentro de sus posibilidades peculiares la difusión de la sana doctrina... |
|
¿Tienen los símbolos, la pompa y la riqueza una función en la vida humana? Quiso la Providencia que hubiese en la naturaleza materiales bellos y preciosos con los cuales el ingenio humano, rectamente movido por un anhelo de belleza y perfección, produzca las joyas, los terciopelos, las sedas, todo aquello en fin que sirva para el ornato... |
|
“Si vis pacem, para bellum” Cuando contemplamos aquellos altaneros castillos de la Edad Media —erguidos en las fronteras del Imperio Carolingio, en las márgenes del Rin o del Danubio, o en las rutas que las tropas del gran emperador seguían, para impedir el avance de los moros, dentro de la propia España— tengo la impresión de que esos castillos ¡aún palpitan con la batalla!... |
Promovido por la Asociación Santo Tomás de Aquino