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a través de las circunstancias siempre nuevas de los siglos Plinio Corrêa de Oliveira
¿Cómo se podría definir la palabra “ambiente”, por lo menos en el sentido en que la toma esta sección? Dios estableció entre ciertas formas, colores, sabores y sonidos, por un lado, y por otro lado ciertos estados de alma de los hombres, afinidades difíciles de definir, pero muy reales. Así, es explicable que un objeto, o un conjunto de objetos, pueda despertar en el hombre un determinado estado de espíritu. Ambiente es, pues, el estado de espíritu en cuanto sugerido por los objetos. En este sentido el ambiente puede ser suscitado, por ejemplo, por una música, un mueble, una sala, un edificio, una ciudad o un panorama. Por razones obvias, y en grado mucho más alto, una persona, o una reunión de personas, pueden constituir un ambiente. Esto dicho, es fácil comprender que, de las muchas partes de una ciudad, ninguna se presta mejor a sugerir ambientes que la plaza pública. Ella constituye un todo que invita al transeúnte a detenerse, a respirar un poco, a descansar, y a entretenerse en la consideración de los elementos de unidad y de variedad que la hacen bella. Por eso es que, habitualmente, hay mucho más esmero en el embellecimiento de las plazas que en el de las calles. * * *
Comprendiendo esto, los peruanos supieron hacer en Lima una espléndida Plaza de Armas, en la que las más genuinas tradiciones arquitectónicas hispanoamericanas se alían a un juicioso aprovechamiento de los recursos actuales. El Palacio Arzobispal de Lima, destruido por un terremoto en 1904, pero reconstruido fielmente, posee el equilibrio, la elegancia, la fuerza, y sobre todo la nobleza de los mejores especímenes del género: es propiamente una joya. El edificio del Club de la Unión, una de las sociedades más prestigiosas de la capital peruana, es más reciente. Pero de él se puede decir que perpetúa con autenticidad las bellas tradiciones locales. Y elogio análogo merece el Palacio Municipal, también majestuoso, fuerte y acogedor. Los nobles edificios de esa Plaza sirven de marco a la linda Catedral, que allí figura como Reina. Es bien el símbolo de la Iglesia, santamente ufana de las tradiciones que creó, e inspirando con tacto, prudencia y sabiduría la continuidad de esas tradiciones, a través de las circunstancias siempre nuevas de los siglos...
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Pasado espléndido, futuro aun más bello |
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¿Tienen los símbolos, la pompa y la riqueza una función en la vida humana? Quiso la Providencia que hubiese en la naturaleza materiales bellos y preciosos con los cuales el ingenio humano, rectamente movido por un anhelo de belleza y perfección, produzca las joyas, los terciopelos, las sedas, todo aquello en fin que sirva para el ornato... |
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Si alguien tuviese una súbita perturbación en la vista, en los nervios o en la mente... El famoso cuadro de Velásquez es a justo título, una de las cúspides del arte. La gracia infantil de la Infanta, el cariño lleno de dignidad y respeto de las jóvenes que la sirven, etc. todo exhala un ambiente recogido, elevado, profundamente civilizado... |
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Museos: ¿osarios de la cultura? ¿QUIÉN NO SINTIÓ aún la frustración típica que asalta al hombre después de la visita a un gran museo? A lo largo de las salas y de las galerías en que las rarezas y las obras maestras están expuestas, el alma se va dilatando y enriqueciendo por la contemplación de mil maravillas... |
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La ciudad medieval y la ciudad moderna La ciudad moderna es de contornos imprecisos, irregulares, es como un tumor que se va extendiendo de aquí para allá, de tal manera que en una cierta dirección ella creció mucho, y en otra existen aún parques que llegan casi hasta su centro... |
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“Todo se refleja en los ojos: cólera, miedo, afecto o alegría” La frente amplia, los trazos acentuados y vigorosos, indican inteligencia y pujanza de personalidad. Pero todo cuanto estos trazos puedan significar está resumido, condensado, y llevado a la su más alta potencia de expresión en los ojos... |
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