La alarma sonó en diversos países, y en el Perú la situación no es diferente. Los peligros de internet preocupan cada día a un mayor número de padres de familia, con múltiples amenazas: pornografía, violencia, contactos con redes de pedofilia y otras. Atilio Faoro
“Es particularmente grave cuando los niños están a solas, entregados a sí mismos frente a la pantalla, sin el debido monitoreo de sus padres” —declaró Christine du Fretay al cotidiano parisino “Le Figaro”. Ella es presidenta de la e-Enfance, una asociación que advierte sobre los riesgos de internet para niños y adolescentes. Es una importante alerta más para que los padres puedan estar atentos a los maleficios de internet, y los hijos deban ser formados moralmente y prevenidos de los riesgos que corren. Este instrumento de comunicación, que los hijos manejan generalmente mejor que sus padres, inquieta a la mayoría de éstos en Francia. Es la conclusión de una encuesta realizada por el instituto de sondeos de opinión IPSOS para una delegación interministerial del gobierno francés. De 801 padres y madres consultados, 52% están preocupados con la mala influencia de la internet sobre sus pequeños entre 6 y 17 años. La preocupación crece en los padres con hijos adolescentes entre 15 y 17 años: 65% se declaran en estado de alarma contra internet. ¿Tienen razón para estar preocupados? Sin duda, afirman los responsables de numerosas asociaciones que alertan sobre los peligros de la pornografía y luchan por el derecho de los padres de proteger la inocencia de los hijos. Algunas asociaciones están exigiendo al gobierno francés una rama judicial específica, controladora del uso de internet. Un estudio de la Fundación para la Infancia catalogó más de dos millones de imágenes pedófilas en circulación por internet. “Algunos perversos utilizan, en los motores de búsqueda, palabras claves que son usadas por los niños”, advierte Jacques Henno, periodista y autor del libro Pornografía: la verdadera violencia. Según el delegado de policía Fabien Long, “el desarrollo de internet tuvo como consecuencia facilitar considerablemente el acceso, la difusión y el intercambio de imágenes pedófilas vía internet”.
“Lo que se puede ver es horrible” Los efectos nocivos de internet no se resumen al peligro de contactos y vínculos con redes de pedofilia. Las imágenes y filmes pornográficos, las incitaciones al suicidio y a la anorexia, los juegos violentos, la dependencia y el consumo exagerado de internet, entre otros peligros, preocupan a los padres. Desesperados frente al fenómeno, el 31% de los padres afirman en la misma encuesta del IPSOS que sus hijos entre 6 y 17 años navegan en internet diariamente. Y la frecuencia explota entre los adolescentes de 15 a 17 años, que en un 65% de los casos se conectan a internet todos los días. Con consecuencias negativas para los estudios y para el sueño, pero sobre todo acarreando graves daños morales. Para los padres insensatos o incrédulos, que no vigilan cuidadosamente el contenido visto por sus hijos en internet, que sirva de advertencia la declaración de Carlo d’Asaro Biondo, de AOL France: “Lo que se ve en internet es inmundo, lo que se puede ver es horrible. Los riesgos que corren nuestros hijos son enormes. Perderán la inocencia entre los 6 y 7 años, si no estamos atentos. Es irresponsable, inaceptable, jugar con fuego como en este caso”. “Lo que se nota claramente en los últimos meses es el aumento de los contactos potencialmente peligrosos a que los niños están expuestos vía mensajes instantáneos de texto —tipo SMS o chat— y los blogs”. Advierte aún Christine du Fretay para “los amigos virtuales que, después de algunas conversaciones, piden que la internauta se desvista frente a la webcam, la filmadora incorporada a la computadora”. Estado inoperante y omiso Por estas y otras razones, muchos padres se preguntan: ¿qué hace el Estado para proteger a mis hijos? Lo más extraño, en este caso, es que el Estado dispone de un arsenal legislativo bien completo para castigar a los promotores de la inmoralidad y violencia. En Francia, por ejemplo, en el Código Penal, el artículo 227-24 pena hasta con tres años de prisión, y multas de 70.000 euros, a quien produzca, transporte o difunda mensajes de carácter violento o pornográfico, susceptible de ser visto por un menor. Esta ley nadie la pone en práctica, a semejanza de lo que sucedió con la Directiva 97/36/CE del Parlamento Europeo y del Consejo de 30 de junio de 1997, con vistas a la protección de los menores en el caso de programas televisivos, particularmente los que contienen “escenas de pornografía o de violencia gratuitas”. En el caso de internet, para desamparo de los padres, se alega que el Estado no puede imponer ningún tipo de censura, o que luchar contra esa onda es difícil. Una cuarta parte de los sites de pedopornografía están en servidores de Rusia, y la mitad en los Estados Unidos, cuyas legislaciones son liberales con este tipo de contenido. Sería necesario que el servidor del site fuese localizado, citado judicialmente, y que las autoridades intervinieran junto al país en el cual está el servidor. Estos procedimientos, largos y complejos, casi no existen; y cuando son iniciados, el resultado es que el servidor cambia de país.
De esta manera, tenemos un Estado omiso frente a la embestida de poderes marginales que mueven fortunas. Estudios serios registran 420 millones de páginas pornográficas en la red. La guerra contra ese poder demoledor de la familia, de la inocencia y de la formación cristiana de nuestros hijos y nietos está declarada. Los padres tienen a obligación de defender a sus hijos, proporcionándoles una educación moral elevada. Además, deben movilizarse con energía, para que los poderes públicos salgan a la arena y entren en combate, antes que los estragos sean irreparables.
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