«La Santísima Virgen tuvo en la tierra más fe que todos los hombres y todos los ángeles juntos. Su fe estuvo sometida a una triple prueba: La prueba de lo invisible, la prueba de lo incomprensible y la prueba de las apariencias contradictorias. Ella superó esa triple prueba del modo más heroico. En efecto vio a su Hijo en el establo de Belén y creyó que era el Creador del Universo. Lo vio huir del Rey Herodes y no dejó de creer que era el Rey de los Reyes. Lo vio nacer en el tiempo y creyó que era Eterno. Lo vio niño y creyó que era Inmenso. Lo vio pobre, necesitado de alimentos y de ropa, y creyó que era Señor del Universo; lo vio débil, llorando sobre el heno y creyó que era Omnipotente. Lo vio, finalmente, maltratado y crucificado, morir sobre el más ignominioso patíbulo, y creyó siempre en su Divinidad. Mientras los otros vacilaban en la fe, Ella permaneció siempre firme, no vaciló jamás» Gabriel María Roschini O.S.M.
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La incomparable Fe de la Virgen María |
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