Lectura Espiritual Sexto y Noveno Mandamientos No cometerás actos impuros; y, no consentirás pensamientos ni deseos impuros

La Beata Jacinta Marto, dijo en 1920: “Los pecados que llevan más almas al infierno son los de la carne”. ¡Qué diría ella hoy de la televisión, del cine, y de otros sofisticados medios de inmoralidad!


Estos dos mandamientos prohíben el adulterio y todo lo que es contrario a la virtud de la castidad.

El sexto prohíbe: 1) todo acto exterior de impureza: discursos, miradas, tocamientos y otras acciones deshonestas; 2) las ocasiones que inducen a la impureza: malas compañías, entretenimientos muy libres y familiares entre personas de diferente sexo, bailes lascivos, modas indecentes, cuadros, estatuas obscenas, espectáculos, canciones; periódicos, folletines, libros, romances licenciosos y fútiles, etc.

El noveno prohíbe los pecados interiores, es decir, los pensamientos y los deseos contrarios a la pureza. Todo pecado de impureza es mortal desde que hay en él pleno consentimiento. Las consecuencias de la impureza son: las recaídas, los malos hábitos, los sacrilegios causados por la vergüenza de confesar este vicio, los escándalos y una multitud de otros pecados, como la incredulidad, el endurecimiento y la impenitencia final.

El impúdico es castigado muchas veces en esta vida con la pérdida de su honor, de sus bienes, de su salud y con muerte prematura; después de la muerte, con el fuego eterno. A este pecado, dice San Alfonso de Ligorio, deben atribuir su condenación la mayor parte de los réprobos (cf. F. X. Schouppe  S.J., «Curso abreviado de religión», París-México, 1906, pp. 399-400).


El sexto mandamiento nos prohíbe toda acción, toda mirada, toda conversación contraria a la castidad, y la infidelidad en el matrimonio.

El noveno mandamiento prohíbe expresamente todo deseo contrario a la fidelidad que los cónyuges se han jurado al contraer matrimonio, y asimismo prohíbe todo pensamiento o deseo culpable de acciones prohibidas en el sexto mandamiento.

La impureza es un pecado gravísimo y abominable delante de Dios y de los hombres; rebaja al hombre a la condición de los brutos, le arrastra a otros muchos pecados y vicios, y acarrea los más terribles castigos en esta vida y en la otra.

Los pensamientos que nos vienen a la mente contra la pureza, por sí mismos no son pecados, sino tentaciones e incentivos de pecado.

Los malos pensamientos, aunque sean ineficaces, son pecado cuando culpablemente damos motivo a tenerlos, consentimos o nos exponemos a peligro próximo de consentir en ellos.

El sexto mandamiento nos ordena ser castos y modestos en las acciones, en las miradas, en nuestra conducta y en las palabras. El noveno mandamiento nos ordena que seamos castos y puros aun en lo interior, a saber: en la mente y en el corazón.

Para guardar el sexto y noveno mandamientos hemos de orar con frecuencia y de corazón a Dios, ser devotos de la Santísima Virgen María, Madre de pureza, acordarnos de que Dios nos ve, pensar en la muerte, en los divinos castigos, en la Pasión de Jesucristo, refrenar nuestros sentidos, practicar la mortificación y recibir a menudo y con las debidas disposiciones los santos sacramentos.

Para conservarnos castos debemos huir del ocio, las malas compañías, la lectura de libros y diarios malos, la intemperancia, el mirar estampas indecentes, los espectáculos licenciosos, las conversaciones peligrosas y todas las demás ocasiones de pecar (Catecismo Mayor de San Pío X, Ed. Magisterio Español, Vitoria, 1973, pp. 59-60).     



El servicio, una alegría Santa Catalina Labouré
Santa Catalina Labouré
El servicio, una alegría



Tesoros de la Fe N°47 noviembre 2005


La incomparable Fe de la Virgen María
Utopía asesina La autoridad del padre La incomparable fe de la Virgen María “Nuestra Señora fue siempre la luz de mi vida” El servicio, una alegría Sexto y Noveno Mandamientos No cometerás actos impuros; y, no consentirás pensamientos ni deseos impuros Santa Catalina Labouré ¿Qué es lo que el ayuno, la mortificación corporal, la oración y la comunión frecuente producen en el alma?



 Artículos relacionados
Primer Mandamiento Amarás a Dios sobre todas las cosas En virtud del primer mandamiento debemos reconocer al verdadero Dios, al Dios vivo, personal, Creador y Señor del universo, verdadero Dios que toda la naturaleza proclama, que la luz de la razón lo mismo que la de la fe nos muestran con evidencia...

Leer artículo

Sétimo Mandamiento No robarás Robar quiere decir tomar injustamente el bien ajeno contra la voluntad de su dueño, es decir, cuando éste tiene toda la razón y el derecho de no querer ser privado de ella. Se prohíbe el robar porque se peca contra la justicia y se hace injuria al prójimo...

Leer artículo

Tercer Mandamiento Santificarás las fiestas El sábado fue establecido en el Antiguo Testamento en memoria del descanso de Dios después del sexto día de la creación, así como también por el beneficio que concedió a su pueblo librándole de la servidumbre de Egipto Los Apóstoles reemplazaron el sábado con el domingo, para perpetuar los grandes misterios de la resurrección de Jesucristo y venida del Espíritu Santo...

Leer artículo

Octavo Mandamiento No dirás falso testimonio ni mentirás La hipocresía es también una especie de mentira que consiste en tomar sólo las apariencias de la virtud para atraerse la estimación de los hombres...

Leer artículo

Quinto Mandamiento No matarás El escándalo es contrario al quinto mandamiento, porque hiere y mata al prójimo en su alma. Es un homicidio espiritual. Se entiende por escándalo, todo lo que puede ser para el prójimo ocasión o motivo de caída espiritual...

Leer artículo





Promovido por la Asociación Santo Tomás de Aquino

×