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Armonía, distinción y aspecto práctico aliados a la belleza
Plinio Corrêa de Oliveira La fotografía superior nos muestra la fachada de la Basílica de Santa María Magdalena, en la ciudad de Vézelay (Francia). Se trata de una iglesia monástica, un admirable ejemplo del arte románico del siglo XII. ¡Qué diferencia con las iglesias modernas! La puerta central es práctica: lo suficientemente grande para que la multitud entre y salga fácilmente del edificio. Está elevada, de modo que permite la entrada de estandartes de gran altura. La columna central de la puerta divide a la multitud que entra, impidiendo inicialmente que la gente camine en una sola dirección. ¡Qué hermoso simbolismo! Encima de la puerta hay una imagen de Nuestro Señor Jesucristo, imaginando que divide los caminos del hombre en dos: la de la derecha, del amor de Dios; y la de la izquierda, de la perdición. Él divide los caminos humanos. En la parte superior del templo, vemos un hermoso trabajo de escultura en piedra. Los constructores colocaron esculturas en las iglesias de la época para ilustrar algún hecho de la Historia Sagrada, la Historia de la Iglesia o la historia de un santo. Así, se enseñaba religión a los que entraban en los templos. Por esta razón las catedrales medievales fueron llamadas “Biblias en piedra”.
Las columnas, con mucha nobleza, soportan todo el peso del edificio. Suficientes, dignas, pero como un cargador que no se dobla ante el peso del equipaje. ¡Qué diferente de tantas columnas modernas gordinflonas! Podemos decir que la armonía y la distinción son las notas dominantes del conjunto del edificio, que no carece de un aspecto práctico. La arquitectura medieval, tanto de estilo románico como gótico, es considerada por muchos estudiosos modernos como la más práctica que hubo en la historia. No hay nada en un edificio gótico, por ejemplo, que no tenga una razón para ser práctica. En ella, sin embargo, todo es hermoso. Se podría hacer un largo estudio para probar que todos los aspectos analizados en la Basílica de Vézelay tienen una razón de ser práctica, pero aliada a la belleza. Un hecho histórico importante contribuye a aumentar el renombre de esta obra maestra del estilo románico: en ella san Bernardo de Claraval predicó la segunda Cruzada en 1146.
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