De aquí se infiere que sólo tres clases de hombres son excluidos de la comunión con la Iglesia: en primer lugar, los infieles; en segundo, los herejes y cismáticos; por último, los excomulgados. Los paganos, realmente, porque nunca estuvieron en el seno de la Iglesia; no la reconocieron, ni se hicieron participantes de ningún Sacramento, en la comunidad del pueblo cristiano. Los herejes y cismáticos, porque apostataron de la Iglesia, tampoco pertenecen a Ella, como los desertores no hacen parte del ejército que abandonaron. Sin embargo, es verdad, que continúan bajo la jurisdicción de la Iglesia, que los puede juzgar, castigar y excomulgar. Finalmente, los excomulgados, que son excluidos judicialmente de la Iglesia y ya no pertenecen a su comunidad, mientras no se reconciliasen. En cuanto a los demás, no cabe duda de que continúan aún en el gremio de la Iglesia, a pesar de ser malos y perversos. Sean los fieles asiduamente orientados en este punto («Catecismo Romano», Ed. Vozes, Petrópolis, 1962, p. 145).
De los que están fuera de la Iglesia No pertenecen a la comunión de los santos en la otra vida los condenados, y en ésta, los que están fuera de la verdadera Iglesia. Están fuera de la verdadera Iglesia los infieles, los judíos, los herejes, los apóstatas, los cismáticos y los excomulgados. Infieles son los que no tienen el Bautismo ni creen en Jesucristo, o porque creen y adoran falsas divinidades, como los idólatras, o porque, aun admitiendo al único verdadero Dios, no creen en Cristo Mesías, ni como venido ya en la persona de Jesucristo ni como que ha de venir: tales son los mahometanos y otros semejantes. Judíos son los que profesan la ley de Moisés, no han recibido el Bautismo y no creen en Jesucristo. Herejes son los bautizados que rehúsan con pertinacia creer alguna verdad revelada por Dios y enseñada como de fe por la Iglesia Católica; por ejemplo, los arrianos, los nestorianos y las varias sectas de los protestantes. Apóstatas son los que abjuran, esto es, niegan con acto externo la fe católica que antes profesaban. Cismáticos son los cristianos que, sin negar explícitamente ningún dogma, se separan voluntariamente de la Iglesia de Jesucristo, esto es, de sus legítimos Pastores. Excomulgados son aquellos que por faltas gravísimas son castigados por el Papa o por el Obispo con la pena de excomunión, en cuya virtud son, como indignos, separados del cuerpo de la Iglesia, que espera y desea su conversión. La excomunión se debe temer grandemente, porque es la pena más grave y más terrible que puede imponer la Iglesia a sus hijos rebeldes y obstinados. Los excomulgados quedan privados de las oraciones públicas, de los sacramentos, de las indulgencias y, después de sentencia condenatoria o declaratoria, también de sepultura eclesiástica. Podemos ayudar en alguna manera a los excomulgados y a todos los que están fuera de la Iglesia con saludables avisos, con oraciones y buenas obras, suplicando al Señor que por su misericordia les otorgue la gracia de convertirse a la fe y entrar en la comunión de los santos (Catecismo Mayor de San Pío X, Ed. Magisterio Español, Vitoria, 1973, pp. 33-34).
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![]() María Auxiliadora |
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Décimo y undécimo artículos del Credo El perdón de los pecados, la resurrección de los muertos La Iglesia perdona los pecados por los méritos de Jesucristo, confiriendo los sacramentos instituidos por Él con este fin, principalmente el Bautismo y la Penitencia. La resurrección de los muertos sucederá por la virtud de Dios omnipotente, a quien nada es imposible. Ello acaecerá al fin del mundo, y entonces seguirá el juicio universal... |
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Noveno artículo del Credo - II Creo en la Santa Iglesia Católica, en la Comunión de los Santos Entre tantas sociedades o sectas fundadas por los hombres, que se dicen cristianas, se puede fácilmente distinguir la verdadera Iglesia de Jesucristo por cuatro notas, porque sólo ella es Una, Santa, Católica y Apostólica... |
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Octavo artículo del Credo Creo en el Espíritu Santo El Padre ama necesaria e infinitamente al Hijo, y el Hijo ama con esta misma intensidad al Padre, y el Padre y el Hijo amándose necesariamente sin poder dejar de amarse con este amor infinito, producen un término eterno de su amor, llamado Espíritu Santo, Espíritu Paráclito... |
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Quinto artículo del Credo Descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos Jesucristo bajó, no al infierno de los condenados, sino al llamado seno de Abraham, donde estaban detenidos los justos; que no sólo bajó en virtud o poder, sino su alma en realidad y presencia, y que lo hizo a sacarlas de aquella mansión donde estaban esperando que su divino libertador triunfase de la muerte y del pecado... |
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Séptimo artículo del Credo Desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos El séptimo artículo del Credo nos enseña que al fin del mundo Jesucristo, lleno de gloria y majestad, vendrá del cielo para juzgar a todos los hombres, buenos y malos, y dar a cada uno el premio o el castigo que hubiere merecido... |
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