Cuanto más importante y mejor sea la preparación de la ceremonia de la entronización, más abundantes también serán las gracias y las bendiciones derramadas sobre las familias
Si la casa o el departamento no está todavía bendecido, el sacerdote procede primero a su bendición. V. Nuestro auxilio está en el nombre del Señor. R. Que hizo el cielo y la tierra. V. El Señor esté con vosotros. R. Y con tu espíritu. Oremos: Bendecid Señor, Dios Todopoderoso, esta casa: para que resida en ella la salud, la castidad, la prosperidad, la virtud, la humildad y la mansedumbre, la plenitud de la ley y de la acción de gracias a Dios Padre y el Hijo y el Espíritu Santo; y que esta bendición permanezca en esta casa y sobre los que la habitan, ahora y por todos los siglos. R: Amén. Bendición de la imagen del Corazón de Jesús Cuando el sacerdote no puede asistir a la ceremonia, se hace bendecir antes la imagen. A la hora fijada para la ceremonia, todos, padres, hijos y también invitados se reúnen en la sala principal. El lugar reservado para la imagen del Sagrado Corazón se prepara, en forma de un pequeño altar familiar. La imagen del Sagrado Corazón se arma sobre una mesa cubierta con un mantel y adornada con velas y flores. Se prepara un recipiente con agua bendita. La familia se arrodilla ante la imagen. El sacerdote, revestido de sobrepelliz y de estola, comienza por bendecir la imagen. V. Nuestro auxilio está en el nombre del Señor. R. Que hizo el cielo y la tierra. V. El Señor esté con vosotros. R. Y con tu espíritu. Oremos: Dios Omnipotente y Eterno, que no desapruebas ver que esculpamos o pintemos imágenes de tus santos, porque cada vez que las vemos con los ojos del cuerpo, meditamos sobre su santidad y sus actos con los ojos de la memoria; dígnate bendecir y santificar, te lo pedimos, esta imagen (o escultura) preparada en honor y memoria del Santísimo Corazón de tu Hijo Unigénito, Nuestro Señor Jesucristo; y concede a quienes se esfuercen en honrar y adorar suplicantes este Santísimo Corazón de tu Hijo Unigénito, por su intercesión y sus méritos obtengan la gracia en la vida presente y la gloria eterna en el futuro. Por Cristo Nuestro Señor. R. Amén. Inmediatamente, el sacerdote rocía con agua bendita la imagen. Recitación del Credo y homilía del sacerdote Luego de la bendición, para rendir un testimonio explícito de la fe de la familia, todos recitan de pie, en alta voz, el Símbolo de los Apóstoles. Creo en Dios Padre Todopoderoso… El sacerdote entonces recuerda: — la profunda significación de la entronización. — la vida cristiana de sumisión, de confianza y de amor que el Sagrado Corazón espera de las familias que le rinden este homenaje; — las bendiciones especiales y sobrenaturales de que son objeto si ellas son fieles a sus compromisos; — el gran deber de la familia de renovar frecuentemente la consagración como oración familiar, con preferencia durante la oración de la noche en común. Acto de Consagración de las familias al Sagrado Corazón de Jesús Esta fórmula, aprobada por san Pío X el 19 de mayo de 1908, es la requerida para ganar las indulgencias, y no puede ser modificada. La reza de rodillas el sacerdote y la familia. Cuando el sacerdote no está presente, será dirigida por el jefe de familia. Sagrado Corazón de Jesús, que manifestasteis a santa Margarita María el deseo de reinar sobre las familias cristianas, nosotros venimos a proclamar vuestra realeza absoluta sobre nuestra familia. Queremos, de ahora en adelante, vivir vuestra vida, queremos que florezcan en nuestro medio las virtudes a las cuales prometisteis, ya en este mundo, la paz. Queremos desterrar para lejos de nosotros el espíritu mundano que maldijisteis. Vos reinaréis en nuestras inteligencias por la simplicidad de nuestra fe; en nuestros corazones por el amor sin reservas de que estamos abrasados para con Vos, y cuya llama mantendremos por la recepción frecuente de vuestra divina Eucaristía. Dignaos, Corazón divino, presidir nuestras reuniones, bendecir nuestras empresas espirituales y temporales, apartar de nosotros las aflicciones, santificar nuestras alegrías, aliviar nuestras penas. Si, alguna vez, alguno de nosotros tuviere la infelicidad de ofenderos, recordaos, oh Corazón de Jesús, que sois bueno y misericordioso para con el pecador arrepentido. Y cuando sonare la hora de la separación, todos nosotros, los que parten y los que quedan, seremos sumisos a vuestros eternos designios. Nos consolaremos con el pensamiento de que ha de venir un día en que toda la familia, reunida en el Cielo, podrá cantar vuestra gloria y vuestros beneficios. Dígnese el Corazón Inmaculado de María, dígnese el glorioso Patriarca San José presentaros esta consagración y recordárnosla todos los días de nuestra vida. Viva el Corazón de Jesús, nuestro Rey y Padre. Oración por los difuntos y los ausentes de la familia Nadie debe faltar al hogar en este día tan solemne, en esta hora bendita; evoquemos el recuerdo y la presencia de los queridos difuntos de la familia, y recemos por ellos, y por los ausentes: Padre nuestro que estás en el cielo… Dios te salve, María... V. Que las almas de nuestros queridos difuntos, por la misericordia de Dios, descansen en paz. R. Amén. V. Santifica, Señor, a los que se entregan a tu servicio. R. Y a todos los que en Ti esperan. Entronización del cuadro o sagrada imagen del Corazón de Jesús Luego el jefe de familia, o su representante, coloca la imagen del Sagrado Corazón de Jesús en el lugar de honra a fin de rendir homenaje a la soberanía de amor de Jesucristo en todas partes despreciada. Oración de Acción de Gracias Toda la familia recita la oración siguiente: Gloria al Sagrado Corazón de Jesús por la misericordia infinita que Él ha dispensado a sus dichosos servidores, los miembros de este hogar, que Él ha elegido entre miles, como herencia de amor y santuario de reparación, donde se lo compensará por la ingratitud de los hombres. Con qué piadosa emoción, Jesús, este pequeño rebaño fiel acepta el insigne honor de verte presidir nuestra familia. ¡Cómo te adora en silencio, y se alegra de verte compartir bajo el mismo techo las fatigas, las inquietudes y las alegrías inocentes de tus hijos! No somos dignos, es verdad, de que Tú entres en este humilde techo; pero Tú ya has pronunciado la palabra que nos fortalece, y dado que nos revelaste la belleza de tu Santísimo Corazón, nuestras almas que tienen sed de Ti, han encontrado en la herida de tu costado, buen Jesús, las aguas vivas que brotan hasta la vida eterna. Así pues, arrepentidos y confiados, venimos a entregarnos a Ti, que eres el camino seguro. Permanece entre nosotros, Corazón tres veces santo, pues sentimos la irresistible necesidad de amarte y hacerte amar. Tú eres la zarza ardiente, que debe abrasar al mundo para purificarlo. Sí, que esta casa sea para Ti un asilo tan dulce como el de Betania, donde puedas encontrar descanso cerca de quienes te aman, que han elegido la mejor parte en la felicidad íntima de tu Corazón. Que esta casa sea, amado Salvador, durante el exilio que te infligen tus enemigos, un humilde pero hospitalario refugio, semejante a aquel de Egipto. Ven, Señor Jesús, ven, pues aquí, como en Nazaret, se ama con un tierno amor a la Virgen María, esta dulce Madre que Tú mismo nos has dado. Ven a ocupar con tu dulce presencia los vacíos que la desgracia y la muerte han dejado entre nosotros. Amigo fiel, si Tú hubieses estado aquí en las horas tristes de dolor y de duelo, nuestras lágrimas habrían sido menos amargas, habríamos sentido el bálsamo saludable sobre estas secretas heridas que solo Tú conoces… Ven, pues ya se acerca para nosotros la tarde angustiosa de los pesares y declina el día fugitivo de nuestra juventud y de nuestras ilusiones. Quédate con nosotros, pues ya se hace tarde y el mundo perverso nos quiere envolver con la sombra de sus negaciones, mientras que nosotros queremos estar junto a Ti, porque solo Tú eres el Camino, la Verdad y la Vida. Permíteme escuchar, Jesús, estas palabras de otros tiempos: “porque es necesario que hoy me quede en tu casa” (Lc 19, 5). Sí, Señor, establece aquí tu morada para que vivamos de tu amor y con tu compañía, nosotros que te proclamamos nuestro Rey, pues no queremos a ningún otro mas que a Ti. Amado, bendito, glorificado, sea para siempre en este hogar, el Corazón triunfante de Jesús. Venga a nosotros tu reino. Amén. Sagrado Corazón de Jesús, venga a nosotros tu reino (tres veces). Inmaculado Corazón de María, sed la salvación del alma mía. San José, ruega por nosotros. San Pío X, ruega por nosotros. Santa Margarita María, ruega por nosotros. Viva el Sagrado Corazón de Jesús, por los siglos de los siglos. Amén. Homenaje al Corazón Inmaculado de María Para agradecer al Corazón de María la gracia de la entronización que Jesús concede por Ella a la familia y para proclamar a esta buena Madre Reina del hogar, se reza o se canta la Salve Regina: Dios te salve, Reina y Madre de misericordia… V. Ruega por nosotros Santa Madre de Dios. R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Bendición final del sacerdote El sacerdote bendice a los asistentes con la fórmula siguiente: Que la Bendición de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros y permanezca para siempre. Amén. El sacerdote y la familia firman el Documento de la Entronización. Este hermoso diploma se conserva con los recuerdos de familia, o enmarcado se coloca cerca del Sagrado Corazón. Renovación de la consagración de la familia al Sagrado Corazón Rezar cada día en común, si fuese posible, la consagración breve que sigue a continuación Dulcísimo Salvador, humildemente postrado a vuestros pies, renovamos la consagración de nuestra familia a vuestro divino Corazón. Sed siempre nuestro Rey; confiamos enteramente en Vos, vuestro Espíritu penetre en nuestros pensamientos, nuestros deseos, nuestras palabras y nuestras obras; bendecid nuestros proyectos y compartid nuestras alegrías, nuestras dificultades, nuestros trabajos. Haced que os conozcamos mejor, os amemos más y os sirvamos sin flaqueza. Que de un extremo al otro de la Tierra resuene esa exclamación: amado, bendito y glorificado sea siempre y en todas partes el Corazón triunfante de Jesús. Así sea.
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La Entronización Del Sagrado Corazón de Jesús en los hogares |
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