Una advertencia para nuestros días Difíciles de ser interpretadas con precisión, las profecías de la Santísima Virgen hechas en Lichen, Polonia, nos previenen sobre nuevas pruebas y nuevas glorias para el futuro Valdis Grinsteins La historia de la devoción a la Virgen de Lichen empieza en el lejano año de 1813. Napoleón y sus soldados esparcieron la Revolución por toda Europa, y en aquella época comenzaba una seria reacción contra él. Ese mismo año se traba la batalla de Leipzig, también llamada “batalla de las naciones”, en la cual murieron o quedaron heridos cerca de 80.000 soldados. Entre ellos estaba Tomasz Klosowski, quien fervorosamente le pidió a la Santísima Virgen no morir lejos de su patria. El pedido no era insignificante, sea por la gravedad de las heridas, sea porque en las primitivas condiciones sanitarias de la época, ser herido gravemente era casi que una condenación a muerte. Entonces la Virgen se le apareció a Tomasz, portando un manto de oro y una águila blanca en la mano. Y le anunció que él volvería a su tierra natal, donde debía buscar una imagen que fuese parecida a Ella, y cuya devoción debía promover. El soldado…
Tomasz de hecho se recuperó de las heridas y regresó a su tierra. Pero la búsqueda de la imagen parecía no conducir a nada. Año tras año recorría la región, sin encontrar nada. En 1836, después de 23 largos años, consiguió una imagen adecuada. Primero la colocó en su casa y más tarde la llevó a una pequeña capilla en el vecino bosque. Esta es una costumbre aún popular en el país, donde por caminos y encrucijadas es frecuente encontrar cruces e imágenes de la Virgen María. Pero la devoción no se difundió, y la imagen quedó abandonada en el bosque. Hasta el año 1850, cuando el pastor de ovejas Mikolaj Sikatka pasó delante de la imagen y tuvo una visión de Nuestra Señora. La Virgen se quejó amargamente de los numerosos pecados que eran cometidos en la región, y pidió que las personas rezaran el rosario. Igualmente solicitó que los sacerdotes celebraran la misa con la debida reverencia. Ella deseaba que su imagen fuese colocada en un lugar más adecuado, para que las personas pudieran rezar ante ella, y así escapar de la epidemia que iba a ser enviada como castigo por los pecados. Finalmente profetizó que iban a ser construidos un monasterio y un santuario dedicados a Ella en Lichen, donde haría conocer sus glorias. …y el pastor
El pastor empezó a difundir el mensaje, pero las personas no le creían. Como si fuera poco, fue hecho prisionero de los rusos que invadieron el país. En 1852, cuando estalló una epidemia de cólera que diezmó a los habitantes de la región, finalmente se acordaron de lo que había predicho el pastor. Inmediatamente las personas fueron a rezar ante la imagen, y se constituyó una comisión episcopal para verificar la autenticidad de la aparición. Esta comisión de hecho recomendó trasladar la imagen a la iglesia parroquial de Lichen, lo cual fue hecho algún tiempo después. Allí quedó la imagen 149 años, hasta ser llevada al enorme y suntuoso santuario que es actualmente la gloria de la región. De hecho, es la séptima mayor iglesia de Europa. La sagrada imagen fue coronada canónicamente el día 15 de agosto de 1967, a pesar de los obstáculos interpuestos por las autoridades comunistas. Y así fue, en medio de idas y venidas, que se consolidó la devoción a Nuestra Señora de Lichen. Hoy el santuario, dedicado especialmente al sacramento de la confesión, es visitado por un millón de peregrinos cada año. El mensaje de la Madre de Dios Paso ahora a transcribir las partes esenciales del mensaje de la Santísima Virgen al pastor Mikolaj el día 15 de agosto de 1850. Evidentemente, como toda revelación particular, ella no obliga a la fe. Pero aquellos que piadosamente lo tomen en consideración, pueden sacar para sí mismos criterios para el análisis del mundo contemporáneo, de gran utilidad espiritual. “Las personas pecan continuamente, no piensan en hacer penitencia y cambiar de vida. No pasará mucho tiempo, y serán por eso severamente castigadas por Dios. Caerán muertas repentinamente y no habrá quien las entierre. Morirán viejos, morirán niños en el acto de ser alimentados por sus madres. Los jóvenes y las muchachas serán castigados, pequeños huérfanos llorarán a sus padres.1 Después vendrá una larga y terrible guerra.2 “La misericordia del Padre Celestial es inagotable, y todo puede ser aún cambiado. Cuando haya santos en el país, este podrá ser salvo. El país necesita de madres santas. Yo amo a vuestras buenas madres, siempre las ayudaré en cada necesidad. Yo las entiendo: fui madre, con muchos dolores. Las más pérfidas intenciones de los opresores, vuestras madres las quiebran. Ellas dan al país numerosos y heroicos hijos. En el período de un incendio universal, estos hijos arrebatarán la patria libre.3
“Satanás sembrará la discordia entre los hermanos. No estarán aún cicatrizadas todas las heridas, y no crecerá una generación hasta que la tierra, el aire y los mares se tiñan de tanta sangre como hasta hoy no se vio.4 Esta tierra será impregnada de lágrimas, cenizas y sangre de mártires de la santa causa. En el corazón del país la juventud perecerá en la hoguera del sacrificio. Niños inocentes morirán por la espada. Estos nuevos e incontables mártires suplicarán ante el trono de la justicia de Dios por vosotros, cuando se realice la batalla final por el alma de la nación, cuando seréis juzgados. En el fuego de largas pruebas la fe será purificada, la esperanza no desaparecerá, el amor no cesará. Andaré entre vosotros, os defenderé, os ayudaré, por vuestro intermedio ayudaré al mundo. “Para sorpresa de todas las naciones, de Polonia surgirá la esperanza para la humanidad atormentada. Entonces todos los corazones se moverán de alegría, como hace mil años no hubo. Esta será la mayor señal dada a la nación, para que caiga en sí y para que se reconforte. Ella os unirá. Entonces, en ese país atormentado y humillado descenderán gracias excepcionales como no las hubo hace mil años. Los corazones jóvenes se moverán. Los seminarios y conventos estarán llenos. Los corazones polacos expandirán la fe en oriente y en occidente, en el norte y en el sur. La paz de Dios se establecerá”. * * * Como se puede notar, no son de fácil interpretación estas profecías. Sin embargo, ellas son muy conocidas y aceptadas en Polonia desde hace muchos años. Merece especial atención el hecho de que la Santísima Virgen relacione el castigo, que son la guerra y las epidemias, a los numerosos pecados existentes. Esto porque hoy está en la moda una teología deformada, que insiste en que Dios no castiga. Como enseña san Pablo, debemos amar al pecador, pero odiar el pecado. Y el pecado, y peor aún la soberbia de mostrarse pecador, atrae la cólera divina. Pidamos pues a María Santísima la conversión de los pecadores, la mayor misericordia que podemos tener con relación a ellos.
Notas.- 1. Se refiere a una epidemia de cólera que devastó la región en 1852. 2. Puede tratarse de la Guerra de Crimea, en que se enfrentaron Rusia (de la cual Polonia hacía parte), Francia e Inglaterra. 3. Después de la Primera Guerra Mundial, Polonia recuperó su independencia. 4. La Segunda Guerra Mundial.
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