Una gota de la gloria de Dios Plinio Corrêa de Oliveira
Una flor magnífica nacida de un árbol feo: el guayacán. Es cuanto uno se puede imaginar de más esplendoroso. No sé, si acaso hubiese guayacanes en Palestina, ¿no habría Nuestro Señor utilizado como argumento la flor del guayacán en vez de hablar del lirio del campo?, pues aquella es de un color amarillo-dorado impactante. Si supiera que la especie de los guayacanes estuviese por desaparecer y que los últimos guayacanes fueran los que florecen cerca de aquí, yo iría hasta allá solo para ver florecer al último guayacán. Y desearía poder decir que asistí a la muerte del último guayacán. ¿Por qué? —Porque es una especie extraordinariamente apta para reflejar algo de la gloria de Dios que desaparece. Así, yo quisiera estar presente en ese momento histórico y tremendo en que Dios retira del orden del universo uno de los rayos de su gloria. Esta seria una hora eminentemente religiosa, a la cual el individuo religioso debería dar un gran valor. Y yo, el día en que hubiese asistido a la muerte del último guayacán, mandaría celebrar una misa. No por causa del guayacán en sí, sino con relación al designio de Dios extinguiendo en el universo creado esa belleza, ese reflejo de su gloria. Nada de lo que existe nos es ajeno y, por lo tanto, frente a los grandes éxitos o a las grandes convulsiones de la historia, nuestra alma debe tener una intensa participación, bajo el riesgo de convertirse en un alma mediocre. Estoy ejemplificando con el guayacán, ¡pero de cuántas otras cosas podríamos hablar! Si yo viese una flor del guayacán caída de un árbol y, movida por un vendaval con el riesgo de contaminarse y estropearse, cogería esa flor y la colocaría en un florero de un oratorio con la imagen de la Santísima Virgen. Sería para ofrecérsela, pero no sólo por Ella; seria para recoger esa gota de la gloria de Dios, a fin de que la flor del guayacán no desapareciera inútilmente y, así, diese la gloriosa vuelta rumbo a su Creador, arrojando sus últimas bellezas a los pies de la Madre del Creador. Esta es una posición eminentemente religiosa. Es un modo religioso de vivir. ♦
|
![]() San Juan Bosco Bicentenario de su nacimiento (1815-2015) |
![]() |
Sociedad orgánica y urbanismo Cómo esta plaza, tan pintoresca y humana, tan distinguida pero en la cual conviven armónicamente las clases diversas, tan típicamente sacral por la irradiación que en ella ejerce la presencia del pequeño templo, diverge de ciertas inmensas plazas modernas…... |
![]() |
«Dios no se encuentra en la agitación» Para los que saben cuál es el placer del recogimiento, está establecido un presupuesto precioso para la santificación. San Bernardo decía: “¡Oh beata soledad, oh sola beatitud!”. Pero para los que viven en el bullicio perpetuo, los que no saben ni quieren vivir fuera de él, cuántos ruidos sofocan la voz de la gracia…... |
![]() |
La Catedral de San Marcos “¡Esto es Iglesia Católica! ¡Oh Iglesia Católica!” Es de noche en Venecia. En la Plaza de San Marcos la ola de turistas está ausente, las palomas están durmiendo, la catedral se presenta en su majestuosa soledad, espléndidamente iluminada, dejando percibir el blanco reluciente del mármol,... |
![]() |
Si alguien tuviese una súbita perturbación en la vista, en los nervios o en la mente... El famoso cuadro de Velásquez es a justo título, una de las cúspides del arte. La gracia infantil de la Infanta, el cariño lleno de dignidad y respeto de las jóvenes que la sirven, etc. todo exhala un ambiente recogido, elevado, profundamente civilizado... |
![]() |
Sed perfectos como vuestro Padre celestial LA LUMINOSIDAD DIÁFANA confiere a la naturaleza colores matizados y sombras discretas. Algo de la atmósfera primaveral sopla en el aire. ... |
Promovido por la Asociación Santo Tomás de Aquino