CONSIDERAD LA MANO de este poderoso Señor. Permite todo el mal que nos sobreviene de la naturaleza, desde el más grande hasta el más pequeño. La misma mano que aniquiló a un ejército de cien mil hombres hace caer la hoja del árbol y el cabello de vuestra cabeza. La mano que con tanta dureza hirió a Job os roza con esa pequeña contrariedad. Con la misma mano hace el día y la noche, la luz y las tinieblas, el bien y el mal. Permitió los pecados que os inquietan; no fue el autor de la malicia, pero permitió la acción. ¡Mirad! Con una mano todopoderosa e infinitamente prudente, Dios os sostiene, mientras os corrige con la otra. Con una mano mortifica, con la otra vivifica. Humilla y enaltece. Con su brazo poderoso alcanza del uno al otro extremo de vuestra vida, suave y poderosamente: suavemente, porque no permite que seáis tentados y afligidos por encima de vuestras fuerzas; poderosamente, porque os ayuda por una gracia poderosa y proporcionada a la fuerza y duración de la tentación o aflicción; poderosamente también, porque —como lo dice el Espíritu de su Santa Iglesia— se hace «vuestro apoyo al borde del precipicio ante el cual os halláis; vuestro compañero, si os extraviáis en el camino; vuestra sombra, si el calor os abrasa; vuestro vestido, si la lluvia os empapa y el frío os hiela; vuestro vehículo, si el cansancio os oprime; vuestro socorro, si la adversidad os acosa; vuestro bastón, si resbaláis en el camino; vuestro puerto, en medio de las tempestades que os amenazan con ruina y naufragio». SAN LUIS MARÍA GRIGNION DE MONTFORT, Obras, "Carta circular a los amigos de la Cruz", BAC, Madrid, p. 235-236
|
Dichosos los que creen sin haber visto |
Quien no tiene a María por Madre, no tiene a Dios por Padre Así como en la generación natural y corporal concurren el padre y la madre, también en la generación sobrenatural y espiritual hay un Padre, que es Dios, y una Madre, que es María... | |
El poder de una sola «Avemaría» Un día, Santa Matilde, vio a la Santísima Virgen que llevaba sobre el pecho la salutación angélica en letras de oro, y le dijo: 'Hija mía, nadie puede honrarme con saludo más agradable que el que me ofreció la adorabilísima Trinidad...'... | |
María recompensa el rezo en público del Santo Rosario Alfonso, rey de León y de Galicia, deseando que todos sus criados honraran a la Santísima Virgen con el rosario, resolvió, para animarlos con su ejemplo, llevar ostensiblemente un gran rosario, aunque sin rezarlo. Esto bastó para obligar a toda su corte a rezarlo devotamente... | |
De Maria nunquam satis* TODOS LOS DÍAS, del uno al otro confín de la tierra, en lo más alto del cielo y en lo más profundo de los abismos, todo pregona y exalta a la admirable María... |
Promovido por la Asociación Santo Tomás de Aquino