Como un homenaje a nuestras madres, trascribimos algunos pensamientos escogidos del Prof. Plinio Corrêa de Oliveira, recogidos por Leo Daniele en su obra «En busca de almas con alma», publicada en 1998. En el orden personal, la Providencia dispuso que en el convivir humano exista una afinidad y una amistad que, salvo excepciones, es mayor que todas las demás: es entre hijo y madre. Esta afinidad madre-hijo no tiene similitud en nada, a no ser en su modelo perfectísimo, que son las relaciones de Nuestro Señor Jesucristo con la Santísima Virgen. Éste es el arquetipo y el anhelo de todo católico en materia de amistad. Una madre ama a su hijo cuando es bueno. No lo ama, sin embargo, sólo porque es bueno. Lo ama aún cuando es malo. Lo ama simplemente porque es su hijo, carne de su carne y sangre de su sangre. Lo ama generosamente, e incluso sin esperar ninguna retribución. Lo ama en la cuna, cuando aún no tiene la capacidad de merecer el amor que le es dado. Lo ama a lo largo de su existencia, aunque suba al pináculo de la felicidad o de la gloria, o ruede por los abismos del infortunio y hasta del crimen. Es su hijo, y todo está dicho. Sabemos que la bendición de la madre es una preciosa condición para que la oración del hijo sea oída, su alma sea seria y generosa, su trabajo sea honesto y fecundo, su hogar sea puro y feliz, sus luchas sean nobles y meritorias, sus venturas honradas y sus infortunios dignificantes.
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¡Recemos el Rosario todos los días! |
La santa intransigencia En la vida de la Iglesia, la piedad es el asunto clave. Piedad bien entendida, que no sea la repetición rutinaria y estéril de fórmulas y actos de culto, sino la verdadera piedad, que es un don bajado del Cielo, capaz de, por la correspondencia del hombre, regenerar y llevar a Dios las almas, las familias, los pueblos y las civilizaciones... | |
Madre de la Divina Gracia En mí verás: El reflejo sin mancha de la Bondad increada y absoluta, Todo cuanto quiero dar porque soy buena, Todo cuanto deseo conceder porque soy Madre, Todo cuanto puedo dar porque soy Reina... | |
Anticonsumismo, glorificación del ocio y de la indigencia La indolencia, propia de muchas poblaciones que vivieron 50 años o más bajo la tiranía comunista, era acentuada por el hecho que, en ese régimen, todos tenían que trabajar más o menos gratuitamente para el Estado. A cambio, se les exigía poco trabajo... | |
La historia de las miradas Cómo sería bonito que hubiera el material para hacer una historia, no de la humanidad, sino de un capítulo especial de la historia de la humanidad: ¡la historia de las miradas! De las miradas magníficas, de las miradas esplendorosas, de las miradas suaves, de las miradas dulces, de las miradas tristes, de las miradas de esperanza... | |
El valor de la amistad El hombre está hecho de tal manera que, cuando está alegre y comunica su alegría, multiplica esa alegría; cuando está triste y comunica su tristeza, divide esa tristeza. El sentido de la amistad es el encuentro de las almas en el fondo más espiritual y religioso de sí mismas... |
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