¿Por qué llora Nuestra Señora? ¿Qué se esconde detrás de la “píldora del día siguiente”?

«Los pecados que llevan más almas al infierno son los pecados de la carne», así lo reveló la Santísisma Virgen a la pequeña vidente de Fátima, la bienaventurada Jacinta Marto. Sin duda uno de los efectos sociales más devastadores de la difusión de ese pecado es la propagación del aborto. Estando en curso en el país una gran controversia sobre los efectos abortivos de la llamada «píldora del día siguiente», juzgamos oportuno dar a nuestros lectores la opinión de la Santa Sede sobre el tema, completada con un análisis de sus posibles consecuencias para el caso peruano.


“Quien procura el aborto, si éste se produce, incurre en excomunión latae sententiae” *

(Canon 1398, Código de Derecho Canónico, promulgado en 1983 por S.S. Juan Pablo II)

* Es la excomunión que se da por el mismo hecho practicado, sin necesidad de que la autoridad eclesiástica la declare nominalmente.


En nuestro país, algunos afirman que el levonorgestrel de 0.75 mg. no es un abortivo. Si esto fuera verdad, la condenación de la Academia Pontificia para la Vida no sería aplicable a la autorización dada por el Ministerio de Salud para expender dicho fármaco. Los datos que siguen permitirán a nuestros lectores una mejor comprensión del caso y de sus consecuencias morales, en la perspectiva —cada vez más actual— del Mensaje de Fátima.

El Dr. Jorge Avendaño, Presidente de la Comisión Consultiva del Ministerio de Justicia, sostuvo en una entrevista periodística: “La píldora del día siguiente es anticonceptiva y su efecto es impedir que el espermatozoide se encuentre con el óvulo”. Por tanto, no eliminaría ninguna vida humana, ni atentaría contra la ley.1 Pero otro miembro de la misma Comisión, el Dr. Marcial Rubio, declaró que “el informe que envía el Ministerio de Salud no es exacto. Si esta nueva vida nace cuando se juntan el óvulo y el espermatozoide, y esa píldora impide que el óvulo se anide en el útero, entonces lo está matando”.2

¿Quién tiene la verdad? Observando las tácticas de los movimientos pro-aborto del mundo, vemos que cuando ellos promueven ciertos medios “anticonceptivos” que de hecho son abortivos, lo hacen sabiendo que la gran mayoría de personas está contra el aborto y no estaría dispuesta a usar esos “métodos” si supiera cómo actúan en realidad. Por ello han adoptado, entre otras tácticas, la de afirmar que no interrumpen el embarazo, pues éste sólo comenzaría con la implantación del “óvulo fecundado” en la matriz.

Es decir, se ha inventado un nuevo significado de la palabra “embarazo” que se acomoda a sus intenciones: decir que la mujer no está encinta, aunque ya haya habido fertilización. Pero la ciencia nos dice que al ocurrir ésta, se forma un nuevo ADN, lo cual significa que hay una nueva vida, tal como muestra la Academia Pontificia para la Vida.

Sin embargo, los heraldos del libertinaje sexual insisten en que la fertilización aún no es embarazo. Lamentablemente la Sra. Pilar Mazzetti Soler, ministra de Salud, adhiere a esta posición,3 al decir que “Médicamente el embarazo se define desde el momento en que el embrión se implanta en la superficie del útero. Un aborto es interrumpir este proceso...”. Sin embargo, tuvo que rendirse ante los imperativos del sano juicio al añadir que “La fecundación difiere del embarazo. Es el momento en que el óvulo se une con el espermatozoide y los dos pequeños núcleos que tiene cada uno se juntan en uno solo. A partir de ahí comienza la vida”.4

Ella reconoce, pues, que la vida empieza antes de su peculiar definición de embarazo. Pero, en vez de reconocer que, por lo tanto, los “anticonceptivos” abortivos deben ser prohibidos, la Ministra busca otra salida: Negar que el fármaco tenga el polémico tercer efecto que le atribuyen sus mismos fabricantes, tal como lo hizo en una entrevista al diario “El Comercio”:

EC: ¿En la comunidad científica el consenso es que el AOE no es abortivo?

PM: Así es. La información más reciente lo avala. La previa no contaba con todos los elementos, no se había hecho un trabajo en mujeres, sólo en animales”.5

Es decir, supuestamente estaría demostrado que el efecto abortivo de la píldora no existe. Lo contradictorio es que los mismos laboratorios que la producen y comercializan advierten esta propiedad antianidatoria en la información que acompaña a las pastillas y en sus páginas web.6 Así también lo hace la máxima autoridad norteamericana en salud (Food and Drug Administration-FDA).7 Es decir, la señora ministra parece tener datos que los mismos laboratorios no conocen... Incluso hay estudios recientes que muestran que el límite del efecto que se atribuía al fármaco (tres días) es inexacto: pueden usarse hasta el quinto día,8 razón por la cual casi todos los sitios web que lo promueven suministran este dato.

Por ello observa la Dra. Maíta García Trovato, Directiva de la Federación de Asociaciones Médicas Católicas de América Latina: “Si el espermatozoide puede sobrevivir por 24 horas, y el AOE puede ser aplicado 96 ó 120 horas después de tener relaciones, es obvio que la AOE no actúa solo contra el espermatozoide o el óvulo solos. Ahí está actuando sobre el embrión”.9

Entonces, ¿en qué estudios se basa la ministra? A la fecha no ha dado al público una información exacta. Según la agencia de noticias católica ACI, la Dra. Mazetti se apoya en una sola investigación, hecha en un hospital de Suecia en el año 2002, sobre doce mujeres... Otros médicos invocan experimentos realizados en Chile en los años 2003 y 2004, “pero éstos no fueron realizados en mujeres sino en ratas y doce monas respectivamente”.10 Ambos casos sumados, del punto de vista estadístico, son totalmente insuficientes.11

Cabe pues preguntarnos ¿Qué es lo que lleva a querer engañar a las personas e inducirlas a que consuman el controvertido fármaco? ¿Será sólo un interés comercial? ¿O hay por detrás otro designio, la promoción del hedonismo como medio de establecer una sociedad sin Dios, sin familia y sin moral, donde ya no importe matar niños con tal de que el libertinaje sexual prevalezca? ¿Y qué relación tiene esta promoción con los “errores de Rusia”, cuya propagación previó la Santísima Virgen en Fátima? 

De nuestra parte nos cabe oponernos, en toda la medida de lo permitido por las leyes de Dios y de los hombres, a esta mal disimulada matanza de inocentes, y prevenir así un pecado colectivo que desafía a Dios y expone a quienes lo cometen a la justa reprobación divina.     


Academia Pontificia para la Vida
Comunicado sobre la llamada “píldora del día siguiente” (extractos)

Considerando que el uso de estos productos afecta bienes y valores humanos fundamentales, al punto de afectar a la misma vida humana en su aparición, esta Academia Pontificia para la Vida siente el apremiante deber y la convencida exigencia de ofrecer algunas precisiones y consideraciones sobre el argumento, confirmando, a la vez, posiciones éticas ya conocidas, apoyadas por precisos datos científicos y consolidadas en la doctrina católica.

1. La «píldora del día siguiente» es un preparado a base de hormonas (...) que, ingerido dentro y no rebasando las 72 horas después de una relación sexual presumiblemente fecundante, activa un mecanismo fundamentalmente de tipo sobre todo «antianidatorio», es decir impide que el eventual óvulo fecundado (que es un embrión humano), ya llegado en su desarrollo al estadio de blastocisto (5ª - 6ª día después de la fecundación), se implante en la pared uterina, mediante un mecanismo de alteración de la pared misma.

El resultado final será, entonces, la expulsión y la pérdida de este embrión.

Sólo en el caso de que la ingestión de tal píldora precediera en algunos días a la ovulación, aquélla podría a veces actuar como un mecanismo de bloqueo de esta última (en ese caso, se trataría de una acción típicamente “anticonceptiva”).

Empero, la mujer que recurre a este tipo de píldora, lo hace por miedo a estar en el período fecundo y, por tanto, con la intención de provocar la expulsión del eventual nuevo concebido. Y, además, sería utópico pensar que una mujer, encontrándose en las condiciones de querer recurrir a un anticonceptivo de emergencia tenga la posibilidad de conocer con exactitud y oportunidad su actual condición de fertilidad.

2. (...) si puede ser útil, por motivos de descripción científica, distinguir con términos convencionales (óvulo fecundado, embrión, feto, etc.) diferentes momentos de un único proceso de crecimiento, no puede ser nunca lícito decidir arbitrariamente que el individuo humano tenga mayor o menor valor (con la consiguiente fluctuación del deber a su tutela) según el estado de desarrollo en que se encuentre.

3. Por consiguiente, se deriva claramente que la llamada acción “antianidatoria” de la “píldora del día siguiente”, en realidad, no es otra cosa más que un aborto realizado con medios químicos. No es coherente intelectualmente ni justificable científicamente, afirmar que no se trata de la misma cosa.

Por lo demás, está bastante claro que la intención de quien pide o propone el uso de dicha píldora tiene como finalidad directa la interrupción de un eventual embarazo, exactamente como en el caso del aborto. El embarazo, en efecto, comienza desde el momento de la fecundación y no desde la implantación del blastocisto en la pared uterina, como en cambio se intenta sugerir implícitamente.

4. Por lo tanto, desde un punto de vista ético, la misma ilicitud absoluta de proceder a prácticas abortivas subsiste también para la difusión, la prescripción y la ingestión de la “píldora del día siguiente”. Son también moralmente responsables todos aquellos que, compartiendo la intención o no, cooperan directamente con tal procedimiento. (...)

6. Por último, ante la difusión de tales procedimientos, exhortamos vivamente a todos los agentes del sector a poner en práctica con firmeza la objeción de conciencia moral, que dé testimonio valientemente, en los hechos, del valor inalienable de la vida humana, sobre todo frente a nuevas formas ocultas de agresión a los individuos más débiles e indefensos, como es el caso del embrión humano.

Roma, 31 de octubre del 2000.


Notas.-

1. El Comercio, 14-6-2004. Todos los destaques en los textos citados son nuestros.
2. Idem.
3. También lo han utilizado, entre otros, el Dr. Isaías Peñaloza, decano del Colegio Médico del Perú, Rosa Elena Lara, decana del Colegio de Obstetrices del Perú, y el publicitado Paul Hunt, relator especial de la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, en su reciente visita.
4. El Comercio, 14-6-2004.
5. Idem.
6. Por ejemplo, www.go2planb. com, www.wyeth.com/content/ShowLabeling.asp?id=466
7. www.fda.gov/cder/drug/infopage/planB/planBQandA.htm, página actualizada el 7 de mayo de 2004. La Ministra Mazzetti ha declarado que la FDA está desactualizada. La agencia de noticias ACI consultó a Susan Cruzan, especialista en relaciones públicas de la FDA, quien respondió que ésta no ha recibido de parte de los laboratorios ninguna información propia a cambiar esa información (ACI,17-6-2004).
8. Ver Extending the Time Limit for Starting the Yuzpe Regimen of Emergency Contraception to 120 Hours en Obstetrics and Gyneco logy, Revista del American College of Obstetricians and Gyne cologists, Junio de 2003, vol. 101, Nº 6, pp. 1168-1171. Disponible en www.acog.org/from_home/publications/green_journal/wrapper.cfm?document=2003/ong14468fla.htm
9. El Comercio, 14-6-2004. También Low dose mifepristone and two regimens of levonorges trel for emergency contraception: a WHO multicentre randomised trial, publicado por el Departamento de Investigación y Salud Reproductiva de la Organización Mundial de la Salud, Ginebra, el 7 de diciembre de 2002. Resumen en www.ncbi.nlm.nih.gov/entrez/query.fcgi? cmd=Retrieve&db=PubMed&list_uids=12480356&dopt=Abstract
10. Idem.
11. ACI, 15-6-2004.



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Tesoros de la Fe N°31 julio 2004


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