Lectura Espiritual Décimo y undécimo artículos del Credo El perdón de los pecados, la resurrección de los muertos

El décimo artículo del Credo nos enseña que Jesucristo ha dejado a su Iglesia el poder de perdonar todos los pecados, por muchos y graves que sean, porque Él le ha dado plena potestad para atar y desatar.

Los que en la Iglesia ejercen la potestad de perdonar los pecados son, en primer lugar, el Papa, que es el único que posee la plenitud de esta potestad; luego los Obispos y, con dependencia de los Obispos, los sacerdotes.

La Iglesia perdona los pecados por los méritos de Jesucristo, confiriendo los sacramentos instituidos por Él con este fin, principalmente el Bautismo y la Penitencia.

La Resurrección de los muertos (miniatura), Domenico y David Ghirlandaio, siglo XV

El undécimo artículo del Credo nos enseña que todos los hombres resucitarán, volviendo a tomar cada alma el cuerpo que tuvo en esta vida.

La resurrección de los muertos sucederá por la virtud de Dios omnipotente, a quien nada es imposible. Ello acaecerá al fin del mundo, y entonces seguirá el juicio universal.

Dios ha dispuesto la resurrección de los cuerpos para que, habiendo el alma obrado el bien o el mal junto con el cuerpo, sea también junto con el cuerpo premiada o castigada.

Habrá grandísima diferencia entre los cuerpos de los escogidos y los cuerpos de los condenados, porque sólo los cuerpos de los escogidos tendrán, a semejanza de Jesucristo resucitado, las dotes de los cuerpos gloriosos.

Las dotes que adornarán los cuerpos gloriosos de los escogidos son: 1) la impasibilidad, por la que no podrán ya estar sujetos a males y dolores de ningún género, ni a la necesidad de comer, descansar o de otra cosa; 2) la claridad, con la que brillarán como el sol y como otras tantas estrellas; 3) la agilidad, con que podrán trasladarse en un momento y sin fatiga de un lugar a otro, y de la tierra al cielo; 4) la sutileza, con que sin obstáculo alguno podrán penetrar cualquier cuerpo, como lo hizo Jesucristo resucitado.

Los cuerpos de los condenados estarán privados de las dotes de los cuerpos gloriosos y llevarán la horrible marca de su eterna condenación (Catecismo Mayor de San Pío X, Ed. Magisterio Español, Vitoria, 1973, pp. 34-35).     



El Detente del Sagrado Corazón de Jesús San Norberto
San Norberto
El Detente del Sagrado Corazón de Jesús



Tesoros de la Fe N°30 junio 2004


Sagrado Corazón de Jesús, ¡salva al pueblo peruano!
El Detente del Sagrado Corazón de Jesús Décimo y undécimo artículos del Credo El perdón de los pecados, la resurrección de los muertos San Norberto ¿Por qué Dios no hace que toda la humanidad se convierta y lo acepte?



 Artículos relacionados
Primer artículo del Credo - I Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra La palabra ‘creo’ no tiene el significado de ‘pensar’, ‘juzgar’, ‘opinar’. Significa una adhesión absolutamente segura, por la cual la inteligencia acepta, con firmeza y constancia, los misterios que Dios le manifiesta...

Leer artículo

Séptimo artículo del Credo Desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos El séptimo artículo del Credo nos enseña que al fin del mundo Jesucristo, lleno de gloria y majestad, vendrá del cielo para juzgar a todos los hombres, buenos y malos, y dar a cada uno el premio o el castigo que hubiere merecido...

Leer artículo

Noveno artículo del Credo - V Creo en la Santa Iglesia Católica, en la Comunión de los Santos No pertenecen a la comunión de los santos en la otra vida los condenados, y en ésta, los que están fuera de la verdadera Iglesia. Están fuera de la verdadera Iglesia los infieles, los judíos, los herejes, los apóstatas, los cismáticos y los excomulgados...

Leer artículo

Tercer artículo del Credo Que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen El tercer artículo del Credo nos enseña que el Hijo de Dios tomó cuerpo y alma, como tenemos nosotros, en las purísimas entrañas de María Virgen, por obra del Espíritu Santo, y que nació de esta Virgen...

Leer artículo

Noveno artículo del Credo - III Creo en la Santa Iglesia Católica, en la Comunión de los Santos La Iglesia docente y la Iglesia discente son dos partes distintas de una misma y única Iglesia, como en el cuerpo humano la cabeza es distinta de los otros miembros, y con todo forma con ellos un solo cuerpo. Componen la Iglesia docente todos los Obispos, con el Romano Pontífice a la cabeza, ya se hallen dispersos, ya congregados en Concilio. Componen la Iglesia discente o enseñada todos los fieles...

Leer artículo





Promovido por la Asociación Santo Tomás de Aquino