Calendario del Bicentenario “Perú es una tierra ensantada”
(Francisco I, Angelus, Plaza Mayor de Lima, 21 de enero de 2018)


< MAR ABRIL MAY >

 1 Jueves Santo

P. Fr. Antonio de Montearroyo OSA (+1620), sacerdote agustino de origen portugués. “Era muy humilde, obediente, sufrido, constante en el trabajo, penitente y manso; hombre entendido y de consejos prudentes … Era religioso temeroso de Dios y cabal sacerdote: su modestia era venerable y sus palabras compuestas sin artificio. Fue siempre muy caritativo, enamorado de pobres y en extremo casto en obras, palabras y acciones, siendo jovial y de aspecto bueno y venerable”.1 Por su gran devoción al Señor de Burgos, logró que el maestro Jerónimo de Corseto esculpiera una réplica casi idéntica del famoso Cristo, en nogal, para su convento en Lima.

2 Viernes Santo

(ver La Virgen del Viernes Santo, Tesoros de la Fe, nº 28, abril de 2004).

3 Sábado de Gloria

P. Fr. Agustín de Hurtado y Loayza OSA (1660-1701), sacerdote agustino limeño, misionero y mártir de los indios ninarvas en la selva de Huamanga. “Incitado por el demonio un indio apóstata, a quien había castigado paternalmente por sus idolatrías, logró arrastrar a otros, que capitaneó, como en el Huerto a otra cohorte Judas, y en unión de ellos, le dio, con la muerte, la corona del martirio, al salir el siervo de Dios de la iglesia, después de haber celebrado el Santo Sacrificio”.2

4 Pascua de Resurrección

(ver La Resurrección de Jesús y la Redención, Tesoros de la Fe, nº 153, setiembre de 2014).

5 P. Fr. Juan de Vivero OSA (1530-1580), sacerdote agustino, natural de Valladolid. Vino al Perú en 1558. Fundador y prior del convento de San Agustín en el Cusco. En 1560 bautizó al inca Sayri Tupac y a su mujer Cusi Huarcay; y en 1568 a su sucesor, Titu Cusi Yupanqui. Acompañó al virrey Francisco de Toledo en calidad de consejero en la visita general que emprendió por el país.

6 Sor Josefa de la Madre de Dios OIC (+1684), religiosa concepcionista limeña. “Los favores que le hizo Dios fueron muy singulares en frecuentes visiones de Nuestro Señor Jesucristo, de su Santísima Madre y castísimo Esposo San José, de quien fue muy tierna y cordial devota. Tuvo admirables raptos y éxtasis, siendo toda su vida un continuado prodigio”.3

7 P. Diego Martínez SJ (1542-1626), sacerdote y misionero jesuita, natural de Ribera de los Molinos, en Extremadura. En 1572 llegó al Perú, dedicándose primordialmente a la evangelización de los indios. Además del quechua y el aymara, que hablaba a la perfección, aprendió muchas otras lenguas, en las que redactó catecismos, artes y vocabularios. “Las virtudes que adornaron al P. Martínez se acreditaron con las correspondientes informaciones, y aun cuando quedó terminado el proceso del ordinario no se ha seguido el apostólico para conseguir su beatificación”.4

8 P. Gregorio de Cisneros SJ (1558-1611), sacerdote, misionero y etnólogo jesuita, natural de Valladolid. “¿Quién dirá las almas de indios e indias perdidos que convirtió; las confesiones generales que hizo; los amancebamientos que remedió, los adultos que bautizó, los adoratorios que destruyó, los hechiceros que desterró, los pueblos enteros que enseñó, las enemistades que compuso, los pobres que sustentó y las cofradías que instituyó?”.5

9 P. Fr. Alonso Cabañas OM (s. XVII), de la Orden de los Mínimos, fundada por san Francisco de Paula, muerto en olor de santidad.

10 P. Antonio Ruiz de Montoya SJ (1585-1652), sacerdote jesuita limeño, apóstol del Paraguay. “Destacó como lingüista, escritor y director espiritual. Sus obras de gramática guaraní, Tesoro y Arte y vocabulario, fueron el manual de estudio de generaciones de jesuitas de la provincia del Paraguay. Su Conquista espiritual, crónica y defensa de la labor evangelizadora de la Compañía de Jesús entre los guaraníes, es una de las fuentes básicas para la historia de las reducciones. Durante su estancia en Lima fue director espiritual del P. Francisco del Castillo, para el cual escribió el pequeño tratado de mística, Sílex del amor divino.6

11 Divina Misericordia

Ven. P. Francisco del Castillo SJ (1615-1673), ejemplar sacerdote jesuita limeño, llamado el apóstol de Lima. Fundó el Hospital San Bartolomé para los esclavos y del Hospital San Lázaro para enfermos de lepra. Todos los domingos, durante cerca de 30 años, predicó en el mercado del Baratillo al pie de una cruz. Un viernes santo, dio comienzo a la devoción del sermón de las Tres Horas, sobre la Pasión de Cristo (ver La Virgen de los Desamparados, Tesoros de la Fe, nº 20, agosto de 2003).

1212 P. Pedro de Añasco SJ (1550-1605), sacerdote jesuita, natural de Chachapoyas. Hijo de un conquistador español y de una mujer nativa. “Destacó por su capacidad para el aprendizaje de las lenguas indígenas. […] Tuvo el padre Añasco fama de excelente predicador, hombre austero, misericordioso con los indios enfermos; en fin, fue un infatigable caminante”.7

13 P. Jorge Dintilhac SSCC (1878-1947), religioso de la Congregación de los Sagrados Corazones, natural de Provins, Francia. En 1902 fue destinado a Lima, donde se ordenó de sacerdote y culminó sus estudios de teología en la Universidad de San Marcos. Dedicó su existencia a la enseñanza, en el Colegio de La Recoleta, la Escuela Técnica de Comercio y, en la que sería la gran obra de su vida, la Pontificia Universidad Católica del Perú. Al respecto el diario El Comercio publicó en la sección Un día como hoy hace 100 años la siguiente nota:

“El 15 del presente se inauguró la Universidad Católica. El acto tuvo lugar en el Colegio de La Recoleta y fue presidido por el padre Jorge Dinti­lhac, rector de la flamante universidad. Hubo una misa y, posteriormente, el padre Dintilhac expuso los objetivos de la institución y los medios para llenar sus fines. Finalmente declaró fundada la Universidad Católica del Perú. Asumieron sus cargos los catedráticos Jorge Dintilhac, Raimundo Morales de la Torre, Luis Alayza Paz Soldán, Pedro Martínez Vélez, Carlos Arenas Loayza, Mariano Aguilar y Carlos Arana Santamaría”.8

14 P. Esteban de Ávila SJ (1549-1601), sacerdote jesuita, natural de Ávila. Catedrático de la Universidad de San Marcos y escritor de obras de teología. “Todos los años que regentó su cátedra, dejó su renta en tesorería y ese dinero se aplicó finalmente a la construcción del salón general de funciones literarias de la universidad limeña. Por su ciencia y por su virtud, el padre Esteban de Ávila ‘está considerado en el número de los más esclarecidos doctores de San Marcos’ (Torres Saldamando, 1882)”.9

15 P. Gaspar Rüss SJ (1585-1624), sacerdote y misionero jesuita, natural de Baviera. En 1618 redactó un prolijo informe sobre las misiones en las Indias Occidentales. Murió martirizado en Santa Cruz de la Sierra.

16 P. Fr. Felipe Viesca OSA (+1680), sacerdote agustino, natural de Viscaya. Vino joven al Perú, profesó y sirvió de campanero. De pocas luces, “apenas le permitió aprender lo necesario para entender y decir bien una misa”, según uno de sus biógrafos. Se alistó como voluntario para misionar en la región de los raches y fue asesinado por ellos.

17 P. Juan María Chouvenc CSsR (1876-1932), sacerdote redentorista, natural de Le Velay, en Saboya. En 1903 desembarcó en el Callao, atraído por la idea de evangelizar en las serranías de Ayacucho. En Lima se dedicó a cultivar el castellano y el quechua, que llegó a dominar a la perfección y dejó de ellos un diccionario en seis tomos. En Huanta encontró la tierra de promisión con que soñara en su juventud. Su clima benigno y su encantador paisaje, no obstante, ocultaban una gran miseria moral: “ignorancia y abandono espiritual de la masa indígena, indiferencia y hostilidad hacia la Iglesia de parte de no pocos mestizos y blancos. El trabajo en los domingos, las uniones ilegítimas, el adulterio, el al­coholismo, los hijos creciendo a la ventura…”. Contra todo ello luchó y venció, a pesar de los ataques y las calumnias, “con la protección de Dios y, no es de más decirlo, con la fidelidad de los indios”.10

18 Pbro. Ventura Travada y Córdova (1695-1758), presbítero e historiador arequipeño. Párroco de Camaná, Salamanca y Pocsi, entre otros pueblos. Es el autor de la famosa obra Suelo de Arequipa convertido en cielo, que escribió con motivo de la fundación del Monasterio de Santa Rosa de Santa María en la Ciudad Blanca.

19 Sor Nicolasa de San José (1646-1688), religiosa trinitaria descalza, natural de Ica. Una de las primeras fundadoras del Monasterio de la Santísima Trinidad de Lima. “Distinguiose por su pureza, devoción a María Santísima y la fidelidad en cumplir su voto de hacer siempre lo más perfecto”.11

20 Nacimiento de S. Rosa de Lima

(ver Santa Rosa de Lima y la vocación del Perú, Tesoros de la Fe, nº 8, agosto de 2002).

21 D. Francisco Álvarez de Toledo y Figueroa (1515-1582). “Vástago ilustre del linaje de los Álvarez de Toledo y Figueroa, Camarero Mayor de Carlos V, fue después doce años Virrey del Perú. Supremo ordenador de aquellos territorios, viajó cinco años de Lima al Cuzco a Charcas y Arequipa, fundó las ciudades de Oropesa, Cochabamba, Tomina y Tarija e hizo reconstruir la de Santa Cruz de la Sierra […] Organizó y puso en movimiento la Universidad de San Marcos en Lima. Protector de los naturales dictó para ellos ordenanzas humanitarias que se conservaron largos años. Dejó todos sus bienes a obras pías destinadas a formar en Oropesa predicadores para el Nuevo Mundo”.12

22 P. Juan Muñoz de la Plaza MI (1674-1745), sacerdote camilo de Madrid. Arribó al Perú en 1716 en como confesor del virrey Carmine Nicolao Caracciolo, quinto príncipe de Santo Buono. Como continuador de la obra del padre Carami, amplió la iglesia de la Buena Muerte, edificó el convento y organizó a las “beatas camilas”, una agrupación de laicas consagradas a la asistencia de las enfermas pobres.

23 Inca Garcilaso de la Vega (1539-1616), gran escritor, literato e historiador mestizo, autor de los celebérrimos Comentarios Reales. Por sus venas corría, simbólicamente, sangre de soldados y poetas ibéricos en armonía con la imperial de los Incas. Fue enterrado con las piernas en cruz, privilegio de cruzados, por haber combatido en la Guerra de las Alpujarras. Sus restos mortales se conservan en su tierra natal, en la cripta de la iglesia del Triunfo.

24 Sor Inés de la Encarnación Oré OSC (1553-1614), religiosa clarisa, natural de Huamanga. La menor de las cuatro fundadoras del convento de Santa Clara de aquella ciudad. “Era de gran espíritu y mucha devoción; prudente en las cosas de gobierno y de consejo, y como tal echó tan buenos fundamentos en la vida espiritual y religiosa, y zanjó una admirable observancia”.13 Muy devota de la Pasión de Cristo, particularmente de una milagrosa imagen de Jesús Nazareno con la cruz a cuestas que había en el convento. Cierta vez implorando al Señor por la vida del corregidor don García de Solís Portocarrero, condenado a la pena capital, oyó que la santa imagen le decía con voz clara e inteligible: “No me pidas, hija, la vida para este hombre, porque ahora le conviene morir”. Lo cual se cumplió inexorablemente a los pocos días.

25 Da. Catalina de Iturgoyen Amasa y Lisperguer (1683-1732), noble y virtuosa dama, condesa de la Vega del Ren, natural de Santiago de Chile. “Sabía lo que pasaba a distancia sin noticia previa y podía transportarse sin sentir de un lugar a otro, que según sus biógrafos fueron prodigios constatados. Murió a los cuarenta y seis años de edad asistida por el célebre teólogo y catedrático jesuita Baltasar de Mondaca, quien dijo después su oración fúnebre en el templo de la Compañía de Jesús de la villa de Pisco, donde se encuentra sepultada incorrupta”.14

26 Madre del Buen Consejo

(ver Nuestra Señora del Buen Consejo de Genazzano, Tesoros de la Fe, nº 76, abril de 2008).

P. Fr. Eustasio Esteban OSA (1860-1945), sacerdote agustino español, nacido en La Horra (Burgos). En 1894 vino a América para restaurar la provincia agustiniana del Perú. “No fue fácil la empresa por motivo de las leyes de aquella república, pero implantó en el convento de San Agustín de Lima la observancia religiosa, la vida comunitaria y el apostolado. En 1895 fundó, junto a Rafaela Veintemilla, la congregación de Terciarias Agustinas Hijas del Santísimo Salvador. […] Desplegó una intensa labor social e intelectual que queda reflejada en el diario católico El Bien Social, del que fue fundador y colaborador. Su compromiso con el apostolado educativo sirvió para dejar expedito el camino de la apertura del colegio San Agustín de Lima (1903)”.15

27 † Santo Toribio Alfonso de Mogrovejo (1538-1606), segundo arzobispo de Lima, primado del Perú y patrono del episcopado latinoamericano (ver Santo Toribio de Mogrovejo, Tesoros de la Fe, nº 4, abril de 2002).

28 Pbro. José Mateo Aguilar (1794-1862), presbítero y orador sagrado natural de Ica, apodado Pico de Oro. “Desde 1824 fue director de la Casa de Ejercicios del Sagrado Corazón para mujeres, que en el siglo XVIII había fundado doña María Fernández de Córdova”. Es célebre su panegírico de san Ignacio de Loyola, de 1838, en que propugna el restablecimiento de la Compañía de Jesús. “Sacerdote de gran virtud y celo, de palabra cálida, caridad incansable y vida austera y apostólica”.16

29 Da. María de Esquivel (1530-1609), dama piadosa, esposa del capitán Cristóbal Sánchez de Bilbao. En 1592 fundó el Recogimiento de María Magdalena de la Penitencia, para mujeres desvalidas o que necesitaban asilo; y, promovió otras instituciones de caridad como el Hospital de San Diego, más tarde denominado de San Juan de Dios de Lima, para españoles convalecientes.

30 D. Pedro de Peralta y Barnuevo (1663-1743), intelectual y polígrafo limeño, cuya erudición abarcó casi todas las disciplinas de su época. “Todos sus biógrafos han resaltado su temprana vocación por las matemáticas, la astronomía y la ingeniería militar y, asimismo, su continua incursión por la poesía, la literatura y la historia. Su primer poema escrito en griego en 1687 se tituló Apolo Fúnebre y estaba dedicado a describir el terremoto que ese año afectó a Lima y Callao”.17 Destacó como contador del Tribunal de Cuentas, cosmógrafo mayor del Reino del Perú, rector de la Universidad de San Marcos y miembro de la Academia de Ciencias de París. Como escritor y poeta destaca su Lima Fundada. Fue enterrado con el hábito franciscano en la iglesia de Santo Domingo.


< MAR MAY >


“El pueblo peruano, heredero y representante de dos civilizaciones, que han escrito en los anales de la humanidad páginas imborrables… Fecundada por el sudor de sus apóstoles, regada con la sangre de sus mártires y ennoblecida con las heroicas virtudes de sus santos, la Iglesia en el Perú, aun en los tiempos de prueba, se ha mostrado siempre digna de su pasado y encuentra hoy, en los sentimientos religiosos de la Nación, un nuevo impulso hacia una más intensa dedicación al elevado fin de promover el progreso espiritual y cultural”

(Pío XII, Discurso, 17 de julio de 1941).

 

Notas.-

1. Fr. Antonio de la Calancha, Crónica moralizada del orden de San Agustín, Pedro Lacavallería, Barcelona, 1638, t. I, p. 263-264.

2.Pedro García y Sanz, Apuntes para la Historia Eclesiástica del Perú (Segunda parte), Tipografía de “La Sociedad”, Lima, 1876, p. 382.

3. Idem., p. 409.

4. Enrique Torres Saldamando, Los antiguos jesuitas del Perú, Imp. Liberal, Lima, 1882, p. 53.

5. Cf. Relación del P. P. Juan Sebastián de la Parra SJ in Antonio Astrain SJ , Historia de la Compañía de Jesús en la asistencia de España, Razón y Fe, Madrid, 1913, t. IV, p. 758.

6. Cf. https://archivo.jesuitas.pe/destacados-antonio-ruiz-de-montoya-sj/.

7. Fernando Rodríguez de la Torre, in http://dbe.rah.es/biografias/56834/pedro-de-anasco-o-anasco.

8. Cf. H.L.M., Universidad Católica, El Comercio, 17 de abril de 2017, p. 2.

9. Fernando Rodríguez de la Torre, in http://dbe.rah.es/biografias/74384/esteban-de-avila.

10. Juan María Lienhart CSSR , El Perú, tierra de santos, Lumen, Lima, 1962, p. 177 y 182-183.

11. Lienhart, op. cit., p. 250.

12. Texto extraído de un azulejo existente en el Castillo de Oropesa, donde nació el virrey.

13. Diego de Córdova y Salinas, Crónica franciscana de las provincias del Perú (1651), Academy of American Franciscan History, México, 1957, p. 852-853.

14. Isidoro Vázquez de Acuña y García del Postigo, in http://dbe.rah.es/biografias/123056/catalina-amasa-yturgoyen-y-lisperguer.

15. Isacio Rodríguez Rodríguez OSA , in http://dbe.rah.es/biografias/9077/eustasio-esteban-esteban.

16. Enrique Fernández García SJ , Perú Cristiano, PUCP, Lima, 2000, p. 375.

17. Víctor Peralta Ruiz, in http://dbe.rah.es/biografias/5250/pedro-de-peralta-y-barnuevo.


< MAR MAY >
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Grandeza, Señorío y Santidad

Al conmemorarse el Bicentenario de la Independencia, la campaña El Perú necesita de Fátima quiere honrar de un modo especial a quienes de una u otra forma han colaborado para hacer grande el nombre del Perú, destacando cada día el nombre de uno de ellos. Sin embargo, como los 365 días nos quedan cortos para mencionarlos a todos, hemos tenido que proceder a una compleja selección. Escogiendo de preferencia el día de su fallecimiento y cuando esto no era posible una fecha próxima.

Hago hincapié en que no se trata de un santoral, como los que esta publicación ha consignado antes. Se trata simplemente de una mención honrosa, extraordinaria, debida a la importante efeméride.

Queremos, sin embargo, destacar particularmente las figuras de los más olvidados, a muchos de los cuales la incuria de los tiempos ni siquiera les honró con una calle que perpetúe su memoria. En su mayoría nacieron o murieron en nuestro suelo; otros vivieron en él o lo recorrieron lo suficientemente como para identificarse y amar esta tierra.

Encabezan esta dilatada legión de almas, como auténticas lumbreras, los santos, beatos, venerables y siervos de Dios, ya reconocidos por la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana. A los demás les debemos un reconocimiento meramente humano. A los primeros les pedimos su intercesión y a los segundos les ofrecemos nuestras oraciones, para que juntos algún días podamos todos gozar de las misericordias de Dios.

Son los evangelizadores que padecieron los mayores trabajos y fatigas para expandir e irradiar el cristianismo por valles, quebradas y montañas.

Son los religiosos y seglares, de uno y otro sexo, de todas las edades, razas y condiciones sociales, que practicaron las virtudes en grado heroico y alcanzaron la eterna bienaventuranza.

Son los prelados y gobernantes que velaron por el progreso espiritual y material de la nación.

Son las mujeres que en la clausura de sus monasterios ofrecieron una vida de recogimiento, oración y sacrificios para aplacar la justicia divina.

Son los mártires de la fe, que vertieron su sangre por la propagación del Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo.

Finalmente, son los cronistas, literatos, artistas, poetas y escritores que transmitieron con fidelidad a las generaciones futuras las glorias y epopeyas de nuestra historia.

Asimismo, hemos querido destacar algunas de las advocaciones y fiestas católicas más populares. Tanto las provenientes del Viejo Mundo y que echaron raíces profundas en nuestro medio, como las que surgieron en el Perú en los últimos cinco siglos.

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Ciertamente, la enumeración de tantos personajes y el motivo de nuestra elección, despertará en muchos lectores el deseo de conocer algunos de sus rasgos más notables.

Con esto pretendemos rendir un homenaje al Perú en el del Bicentenario de su Independencia. ¡Viva el Perú católico!





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Promovido por la Asociación Santo Tomás de Aquino

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