|
Nelson Ribeiro Fragelli Los empresarios están cada vez menos satisfechos con sus ejecutivos. No se trata naturalmente de su formación profesional, ni de su empeño en conseguir nuevos clientes. El problema está en la actitud moral de los ejecutivos: ellos se volvieron egoístas. En el trabajo, buscan exageradamente sus beneficios personales en detrimento de las ventajas de la empresa.
En un libro publicado en junio del 2008, un equipo suizo de investigación empresarial presenta una solución. Después de minuciosas indagaciones, llegaron a la conclusión de que las empresas deberían adoptar los usos de los monasterios benedictinos. El título del libro es significativo: Lo que las empresas pueden aprender de los monasterios. ¿Cómo llegó este equipo a tal conclusión, tan abstrusa para el mundo contemporáneo? * * * Si reducimos los monasterios benedictinos a la condición de meras “empresas”, fueron las que más duraron en todos los siglos. Sus abades (“empresarios”, según la óptica de estos suizos) los hicieron grandes, influyentes y ricos. Fueron pioneros de un modelo económico de producción que enriqueció a todo un continente: Europa. Las riquezas que acumularon fueron las mayores hasta entonces conocidas. ¿Cuál fue la causa de tal éxito? Los monjes administradores, como recomendaciones para el feliz resultado de su misión, no recibían de los abades más que dos o tres principios. Éstos eran rigurosos, pero les daban gran libertad de acción. En los administradores no se veía “egoísmo, ni favoritismo, ni ganancia”, resalta el libro. ¿Dónde estaba el secreto? A la Orden los unía la monumental Regla de San Benito. Ella establecía un equilibrio perfecto entre el incentivo al éxito personal, la recompensa por los resultados y el crecimiento de la Orden. El sistema era tan perfecto, que incluso bajo una mala administración —en el caso de abades desinteresados por la gestión— la Orden progresaba.
Los autores del libro concluyen: en su gestión, cada monje tenía muy en claro que el objetivo último de su trabajo no era su ventaja personal, ni siquiera la de la Orden, sino que todo se hacía teniendo a Dios en mente. Dios debía reflejarse en la grandeza de la Orden y de la Civilización Cristiana que ella engendraba.
|
La Virgen de las Mercedes, Reina de Paita |
|
La admirable conversión de una princesa Todo cuanto se refiere a una princesa tiene repercusiones de algún modo transcendentales. Que la vida de una princesa pase por un terremoto moral, es causa de gran interés. Y, quién sabe, también de conversiones... |
|
Café, bebida del pensamiento Al contrario de las cervecerías, dominadas por el ruido y a veces por disputas, los cafés se convirtieron en el punto de encuentro preferido de los intelectuales, apreciadores de la concentración mental que esa bebida les proporcionaba, además de quitarles el sueño... |
|
Pío IX Antecedentes de la definición del dogma de la Inmaculada Concepción, que «será hasta el fin de los siglos recordado como uno de los días más gloriosos de la Historia» — extractos de la obra «Pío IX», del Prof. Roberto de Mattei... |
|
El concierto de los campanarios Es mediodía, suena el Angelus. Algunas personas se recogen y dirigen sus plegarias al cielo. En general, los franceses están más orgullosos de su campanario parroquial que de sus ayuntamientos... |
Promovido por la Asociación Santo Tomás de Aquino